Españoles y canarios
Las maneras que ha utilizado el grupo de gobernantes militares -y sus camarillas civiles- en lo que va del siglo XXI para apoderarse de las riquezas del país han evolucionado con el tiempo. Empezaron con modalidades toscas como el llamado Plan Bolívar 2000, que otorgaba a algunos jefes privilegiados de la Fuerza Armada buenas tajadas del presupuesto nacional para que realizaran obras de caridad y avance social.
Como estaba previsto, las obras de caridad comenzaron por casa y los efectivos castrenses encargados fueron los grandes beneficiados. Todo el país lo supo, pero “oficialmente” nadie se dio cuenta, aunque llamó la atención que algunos militares pasaran sin transición del trabajo asalariado a la opulencia.
Además de la riqueza del Estado, la camarilla en el poder reconoció la existencia del resto de la sociedad mediante la identificación de sus riquezas. Y fue por ellas. “Ven a mí que tengo flor”, fue el grito de batalla. Empezó por un hato de Barinas que una familia del lugar codiciaba, tal cual dijo el poeta, “como el niño pobre ante el juguete caro”. Pero el régimen no se atrevía a asaltarlo con un simple decreto en la Gaceta Oficial, por lo que se inventó el método “Chaz” de negociar: el propietario entregaba su riqueza a cambio de que no dispararan en su contra el arma de reglamento.
Después no se negoció, sino que el poder se impuso con argumentos ideológicos. “Ser rico es malo”, por lo tanto debes entregarme tu riqueza para obtener la salvación eterna. Esto se aplicó a los civiles venezolanos. Para las grandes corporaciones extranjeras se recurrió a la compra, con dineros del Estado, de las propiedades de quienes deseaban huir de la debacle, entre ellos la empresa eléctrica y un gran banco.
Ahora se ha pasado a la apropiación de lo que construyeron aquellos inmigrantes que vinieron a hacer de Venezuela un país próspero. Empezaron por los españoles y canarios. Pronto irán por la expropiación de los bienes de los italianos y portugueses.
Más claro no canta un gallo, y peor si es rojo rojito.
Del método Chaz se ha pasado al procedimiento “ChazEspaña”, que pudiera llamarse el método “Champaña”, porque en Miraflores lo celebran con burbujas. No es para menos. Habrá nuevas riquezas castrenses basadas en las de aquellos que, ingenuamente, construyeron los promotores de Agroisleña.
Pero esa celebración será efímera porque esas expropiaciones han conducido a la quiebra de centenares de empresas, a miles de desempleados, a decenas de demandas en los tribunales internacionales y a serias disputas entre gobiernos. También le han hecho perder el favor popular al grupo gobernante de pimentones verde oliva y rojo rojitos.
Esta manera castrense de apropiarse de la riqueza de otros para beneficio de los comandantes boliburgueses puede llevar a que el método termine denominándose “Chazcofra”, que combina a Chávez con chasco y fracaso.
Por: Redacción
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EL NACIONAL