Licoreros denuncian que los obligan a cambiar de rubro.
Oferta de whisky disminuyó 75% por falta de divisas.
Tienen tres días para
consignar los 18 requisitos
Ago 30, 2010.-Los comerciantes de licores del municipio Libertador tienen tres días para consignar ante la Alcaldía de Caracas 18 requisitos con el fin de “actualizar su documentación legal” en la dirección de control urbano de esa instancia gubernamental.
Según un aviso de la Alcaldía de Caracas, publicado en diario gratuito Ciudad CSS, los licoreros deben presentar, entre mañana y el próximo jueves, diversos documentos que van desde el RIF hasta solvencias de servicios.
La Alcaldía dice que el procedimiento es “en atención a las políticas de regularización del comercio urbano y en el marco del Plan Caracas Socialista”.
Cambiar de rubro:
Nadie se lo terminaba de creer, decían que no podía ser, que era un rumor, un chisme malsano, una leyenda urbana ¿Cómo a alguien se le iba a ocurrir prohibir el licor a estas alturas del siglo XXI y en estas latitudes?
Pero lo imposible sucedió en la forma de la Gaceta Municipal de Libertador 3264-7 del 6 de mayo que deja muy claro que “mediante providencia administrativa se cancelan los permisos que autorizan la explotación de bebidas alcohólicas en el municipio Libertador en la modalidad de expendios al mayor y detal, con énfasis en licorerías, abastos, supermercados, bodegas, pulperías…”.
Luego se dice (artículo 7 de esta providencia administrativa) que todos estos comercios tienen un plazo de 90 días continuos para “liquidar el inventario existente y tramitar (…) el cambio de ramo por otra actividad económica distinta al expendio de licores”.
Está claro, ¿no? Pues parece que no tanto. Jorge Rodríguez, alcalde de Libertador, dijo el fin de semana, tras anunciar el cierre de 48 licorerías, que solo se trataba de una revisión de permisos, reducción de horarios y de minimizar la ingesta de licor en la vía pública.
En las licorerías tampoco saben nada, y a falta de información se han multiplicado los rumores: que solo les van a dejar vender bebidas a temperatura ambiente, que se ensañarán con locales deudores o que la prohibición es solo para las zonas cercanas a Miraflores.
En la avenida Baralt cerraron el 12 de abril varias licorerías, la pollera Flor de Oro y, entre otros, los bares Míster Bar, Damasco y Lobito. Se les dijo que era por el Bicentenario, pero el 19 de abril pasó y siguieron cerrados. En una licorería de la zona, el encargado cuenta que les dejaron abrir el 7 de mayo luego de citarlos en el Sumat y hacerles firmar un papel en el que decía que debían cambiar de ramo y salir de sus inventarios de licor en 90 días: “Yo firmé, qué iba a hacer. Tenía un mes cerrado. Ahora dicen que lo echaron para atrás, no sé, nadie informa nada”.
En una licorería de la avenida Fuerzas Armadas, un empleado dice que se comunicó con un contacto que tiene en el Sumat (el organismo tributario de Libertador) y le dijo que no se preocupara, que eso era solo contra las “licorerías faltonas”. Pero él no está tranquilo, pues se sabe de memoria la Gaceta y allí no se hace ninguna distinción.
En las distintas licorerías se repite el mismo cuento: llevan tiempo amenazándolos porque dejan que sus clientes tomen en las afueras, en la vía pública. Pero eso, aducen, es un problema de orden público: “Yo mando dentro del local, pero en la calle no puedo hacer mayor cosa. Claro, hay licorerías que hasta le prestan el baño a los clientes, pero esas son las que deberían multar, y no pagar todos los justos por pecadores”, dice el dueño de un local.
Otra queja común es que los funcionarios, bien del Seniat o del Sumat, solo se acercan a estos establecimientos buscando “martillar”, quitarles algo de plata. Y cuentan que incluso hay unos personajes que traen unas tarjetas falsas: “Mira, la otra vez vino uno a pedir plata directamente y me dejó esta tarjeta, que debe ser hasta falsa”. La tarjeta tiene el nombre del “Lic. Domingo Gil” del Departamento de Inspección y Fiscalización del Seniat.
Esa es en el fondo la razón por la cual muchos creen que al final la Alcaldía se va a hacer la vista gorda ante esta prohibición: ¿a quién van a martillar esos funcionarios cuando cierren las licorerías?