Soñaba con interpretar
a “Doña Bárbara..”
■ La actriz participó en la novela de Mónica Montañés “Harina de otro costal”.
■ El 20 de diciembre de 2009 fue la última entrevista de Mayra Alejandra a El Universal.
En esa oportunidad, reveló que se había alejado de los escenarios para criar a su hijo, incluso contemplo retirarse “definitivamente, pero es algo que se me hace muy difícil porque esta es mi vida”, dijo.
Sí, regresó y lo está haciendo por todo lo alto. Mayra Alejandra, la recordada Leonela que corría por una playa intentado huir de los brazos de un forajido, Carlos Olivier, sigue viva en el inconsciente de los venezolanos que la vieron formarse como actriz en la televisión y en el cine criollo.
Luego de ver convertido a su hijo Aarón Salvador en un hombre de 20 años, la actriz le dice adiós a su descanso interpretativo y vuelve por los fueros de la pantalla chica -en Harina de otro costal de Mónica Montañés- y subiéndose a las tablas del teatro en A 2,50 la Cuba Libre.
-Junto a Doris Wells fue el símbolo femenino de la novela cultural. ¿Extraña esos tiempos o no vale la pena recordarlos?
-Aquella época fue maravillosa para nosotros, pero no soy de las que vive del pasado y ni de las que piensa que todo tiempo pasado fue mejor. Esta también es una etapa interesante para la televisión. Fueron tiempos maravillosos, pero eso quedó atrás.
-¿Por qué se alejó en realidad de los focos?
-Principalmente por mi hijo, como a los seis meses de tenerlo hice una telenovela y casi no podía estar con él, sentí un poco de culpa y dije no, a un hijo lo tiene que criar su madre y necesita la presencia, el afecto y el calor materno. En algún momento consideré retirarme definitivamente, pero es algo que se me hace muy difícil porque esta es mi vida realmente.
-Revolucionó la televisión cuando hizo Leonela… una bomba atómica para el género. ¿Ese amor no equivaldría al síndrome de Estocolmo?
-Ay, qué horrible (risas) bueno, yo pienso, porque eso estaba planteado de esa forma, así lo escribió Delia Fiallo y era un tema muy duro para la época. Fue un shock para la gente, una telenovela muy importante de ruptura y sí, el síndrome de Estocolmo fue lo que le pasó exactamente a Leonela y, por ello, tuvimos muchos problemas, fuimos a tribunales a declarar Carlos Olivier y yo, y hasta estuvieron a punto de cortar la telenovela; fue, la verdad, una cuestión bastante dura de afrontar.
-¿Considera que le faltó hacer en televisión el personaje de Doña Bárbara?
-Bueno, todavía estoy a tiempo (risas) de pronto, puedo hacerla porque Doña Bárbara es una mujer grande y sería muy interesante interpretarla. Yo creo que la tipología mía es la adecuada; soy la típica mujer criolla venezolana.
-Fue la musa de Cabrujas en La hija de Juana Crespo, la de Delia Fiallo en Leonela, y de Julio César Mármol en Rosa Campos provinciana… ¿Cuál de los grandes le faltó?
-Entre ellos incluyo a Ligia Lezama, mi mamá, quien también escribió Rosa Campos provinciana y fue un honor para mí ser la musa de todos ellos. Yo viví la época de oro de la televisión. A veces mis alumnos me dicen ¡qué afortunada! y es verdad, pero no sé, me faltan muchos escritores porque pretendo, seguir haciendo muchas telenovelas.
-Si Miguel Ángel Landa fue el rostro masculino del cine nacional, usted no tenía rival. Y eso que solo hizo dos películas. ¿Por qué paró?
-Porque en aquel entonces cuando las personas grabábamos telenovelas, desafortunadamente, no nos daban permiso para hacer teatro, en mi caso, porque yo tenía las pautas completas todos los días. Tuve la fortuna de trabajar en dos filmes de Román Chalbaud, pero no tenía tiempo ni para el cine ni para el teatro.
-¿Chalbaud no la ha vuelto a llamar o es que no trabajará con él en esta nueva etapa histórica de su trabajo?
-Yo trabajaría con Román feliz de la vida porque él ha sido no solamente mi amigo sino un hermano espiritual, mi mentor, la persona que creyó en mí, cuando filmé Carmen, la que contaba 16 años, además es una persona que tiene toda mi admiración y todo mi apoyo.
-¿Qué galán era más su tipo: Víctor Mallarino o Miguel Ángel Landa?
-Definitivamente Miguel Ángel Landa. Aparte de un gran actor, cuando trabajábamos era un hombre guapísimo y luego, lo cálido que es Miguel Ángel, lo buen compañero y caballero.
-Protagonizó Leonela en televisión. Carmen en el cine. ¿El erotismo siempre se le ha dado bien, no?
-Yo tengo mi sensualidad como toda mujer, pero claro, he tenido que hacer caracterizaciones, personajes de prostituta y son mucho más sexuales. A lo mejor, las personas que piensan en mí para este tipo de trabajo ven en mí eso, pero yo me veo como una mujer normal, no trato de explotar nada de eso ni me considero bomba sexy ni nada de eso.
-Se reincorpora al teatro con A 2,50 la Cuba libre y aparece otra constante en sus trabajos actorales: el viaje al infierno. Hace de una fichera que lo conoce muy bien…
-Yo tuve que hacer un trabajo de research muy importante para este personaje, me costó hacerlo muchísimo porque había un problema moral en el asunto, yo soy cristiana y sé que lo uno dice a través de la palabra tiene mucho poder; sus palabras son puras groserías, pero tiene que ser así porque son el testimonio de cinco prostitutas. Es una obra desgarradora.
–¿Diría que ha vivido usted tanto como sus personajes?
-He tenido muchas experiencias de vida, unas muy buenas, otras no tanto, como todo el mundo. Sí, he tenido una vida rica, intensa, creo que soy una mujer intensa, pero no tanto como mis personajes, algunos han sido muy duros.
-Ahora va a hacer Harina de otro costal, versión libérrima de Romeo y Julieta…
-Yo le estoy muy agradecida a Mónica (Montañés) porque pensó en mí. La novela tiene su drama, pero está un poco ubicada en el plano de la comedia interpreto a la mamá de la protagonista: una señora muy alegre, con mucha personalidad, una mujer que tiene muchas virtudes, pero también tiene un ladito oscuro por allí.
–¿Se leyó la obra de William Shakespeare?
-Ay, por favor, claro que sí. Esa era la asignatura obligada cuando comenzamos a estudiar teatro. Yo estudié teatro acá y en Francia. Conozco los clásicos.
-No es gratuito que Mónica Montañés haga a Romeo y Julieta en estos tiempos. ¿Nos merecemos esta tragedia isabelina?
-La vida para muchos es una tragedia, para otros, un drama y para algunos, una comedia, pero yo creo que es un poquito de cada cosa, hay grises, no todo es blanco o negro. No creo que veamos una vida de tragedia.
-El teatro y la televisión han recibido golpes duros en los últimos diez años. ¿Cree que hay luz al final del túnel?
-Soy una persona tan positiva que no veo las negatividades. ¿La gente no se ha dado cuenta de que ahora se está haciendo más teatro que nunca? Las calles están llenas de pendones: monólogos, clásicos, comedias, tragicomedias, para los actores hay bastante trabajo ahora.
-¿Alguna vez hizo de la Julieta de algún Romeo?
-¿En la vida real? Ay, muchas veces (risas). He tenido varios Romeo y he sido muchas veces Julieta, pero no con ese final tan macabro.
-¿Cómo hizo para mantenerse lejos de los escándalos de la televisión?
-Nunca he dado pie para escándalos, ya que he sido una mujer de principios, mi mamá me dio una buena crianza y eso me ha ayudado a ser una persona centrada y tranquila, y no he tenido que buscar ese tipo de experiencias para sentirme bien.
Por: Yolimer Oblemejías
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EL UNIVERSAL
domingo 20 de diciembre de 2009
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