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Thursday, November 21, 2024
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GINA MONTANER: Las barricadas de la libertad



Las barricadas -ubicadas en las calles de las principales ciudades como Caracas, Valencia, Maracaibo y San Cristóbal- no son solo una forma de protesta, sino un intento de proteger a los vecinos de lo que ellos dicen es una actitud abusiva de la Guardia Nacional.
Las barricadas no son solo una forma de protesta, sino un intento de proteger a los vecinos de lo que ellos dicen es una actitud abusiva de los colectivos y la GNB.

Venezuela nueva jornada
de protestas..

 

Pese a la represión gubernamental, los ciudadanos volvieron a ocupar ayer Caracas. La presión contiunada en las calles es la única forma de combatir al régimen chavista.

Se cumple casi un mes desde que comenzó una cadena de protestas callejeras lideradas por los estudiantes y dirigentes de la oposición en Venezuela. Y ayer, como ya viene siendo habitual, el centro de Caracas volvió a ser escenario del pulso entre las fuerzas represoras del Gobierno de Nicolás Maduro y los manifestantes, resueltos a generar un salto que libere al país del nefasto legado chavista.

En esta ocasión la marcha (que prohibió el Ejecutivo) fue convocada para llegar hasta el Ministerio de la Alimentación con ollas vacías que simbolizaban el desabastecimiento que impera en los comercios. Frustrados con la estrategia de diálogo que la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) planteó después de que Maduro venciera a Henrique Capriles en unas elecciones que quedaron en entredicho, ha sido un sector de la MUD, apoyado por los estudiantes universitarios, el que desde el pasado 12 de febrero ha dado un giro más contundente, convencido de que las manifestaciones que se divulgan en las redes sociales serán decisivas para generar un estado de opinión mundial que podría cambiar el peso de la balanza.

Precisamente este cambio de estrategia, encabezado por el hoy arrestado Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, y secundado por un Capriles más reticente, es lo que venezolanos dentro y fuera del país discuten. Después de un mes de caceroladas, guarimbas y marchas que se han saldado con una veintena de muertos, cientos de heridos, numerosas detenciones y episodios de golpizas en las comisarías, muchos en la oposición se preguntan si el camino es el que López, desde una cárcel militar, anima a seguir.

Hay quienes sostienen que la paralización de la vida diaria y los muertos que se multiplican no lograrán tumbar un régimen apuntalado por la logística represora que brinda el Gobierno castrista, las prebendas de las que gozan los militares y la complicidad de buena parte de los gobiernos de Latinoamérica, tal y como se ha desprendido de la infructuosa reunión de la OEA. Irónicamente, a pesar de las pruebas de violación a los derechos humanos y el acoso a los medios independientes, la mayoría de los países vecinos prefirió darle un espaldarazo a Maduro.

Es triste cuando la víctima asume la responsabilidad del callejón sin salida que minuciosamente ha construido el victimario. Salvando la enorme distancia con el drama venezolano, hasta el día de hoy se debate si las víctimas del Holocausto lucharon lo suficiente antes de subirse a los trenes que las llevaban a una muerte ineludible. Insisto. Es terrible cuando los corderos discuten entre sí el valor de su propio silencio o el amotinamiento antes del degüello.

La pregunta que muchos se hacen desde la precariedad de la barricada es si es realista tirar piedras contra el plomo de Goliat. ¿Acaso no se trata de un sacrificio baldío ante la imposibilidad de vencer al represor? Este es el perverso debate al que todo sistema despótico conduce al rebaño, trasladando a la víctima el sentimiento de culpa.

Por si sirviera de algo, permítanme que evoque una anécdota en la historia universal de las infamias: cuando el disidente Alekzandr Solzhenitsyn intentaba que se diera a conocer su obra ‘Archipiélago Gulag’, una copia del manuscrito cayó en manos de la KGB y su secretaria y colaboradora, Elizaveta Voronyanskaya, se ahorcó tras ser torturada por la dictadura estalinista. En aquel entonces, la lucha de millones de víctimas parecía inútil.


Por: Gina Montaner
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domingo 09 de marzo, 2014