La reunión en Bali
■ Venezuela y sus amigos de la Alba dejaron un sabor amargo en la reciente reunión de la Organización Mundial del Comercio en Bali.
Con prepotencia y sin sentido de la historia, mientras más de 150 naciones se enfrascaban en uno de los procesos de negociaciones comerciales más complejos de la ultima década, Venezuela y Cuba se colocaron en contra de la mayoría de los países (incluyendo los de Mercosur), para romper el frágil consenso acordado luego de una década de estancamiento desde la Ronda de Doha.
Pero a pesar de la actitud de los rebeldes sin causa, Bali dejó un resultado alentador tanto para el sistema multilateral del comercio como para los gobiernos que creen en los principios que forjaron las bases de la organización y de los procesos de liberalización del comercio, afianzando el rumbo hacia el crecimiento económico y la generación de riqueza entre las naciones.
Lamentablemente, el chavismo demostró que su agenda económica está muy lejos de creer en el multilateralismo, en la OMC, y en las reglas justas y equitativas para regir el comercio mundial.
Trataron de hacer fracasar el proceso de negociación con unas propuestas trilladas y seudosocialistas que a nadie interesan. Esta actitud ridícula sólo le hizo daño a la imagen internacional del señor Maduro, ya bastante golpeada por los errores de su cancillería, y constituye otra señal clara y rotunda del empeño de Miraflores en seguir bailando al son que le toque Cuba y los hermanos Castro.
En Bali se destacaron, en cambio, aquellos países que negociaron de buena fe, que presentaron propuestas basadas en las necesidades concretas de sus países. Gracias a ello, estas naciones lograron una tajada considerable en ahorros en sus gastos y lograron concretar compromisos con la Unión Europea en cuanto a cubrir parte de las necesidades de financiamiento para sus planes de desarrollo durante el próximo quinquenio.
El sistema sale fortalecido al permitirse avanzar en los procesos de facilitación del comercio, lo que repercutirá positivamente en el flujo comercial de las pequeñas empresas y contribuirá a reducción de los costos comerciales por el orden de 10%. Al acelerar los procedimientos aduanales se contribuye a un comercio más expedito y económico y, sobre todo, transparente, para reducir ineficiencias y corrupción, por cierto tan visible en esta Venezuela del siglo XXI.
Desde el punto de vista comercial aquellas regiones comprometidas con el equilibrio entre las disciplinas multilaterales y el progreso regional se fortalecerán en cuanto a su inserción en la dinámica del comercio global.
Los países menos avanzados (PMA) se benefician de la apertura unilateral de las exportaciones por parte de los países desarrollados como estímulo para mayor acceso a los mercados e inversiones. Con estos resultados se logrará una mayor credibilidad para el sistema multilateral y se generará más confianza.
Por: Redacción
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Caracas, Viernes 20 de diciembre, 2013