“Jorobita, jorobita, lo que
se da no se quita..”
Aposté con un venezolano una botella de Whisky Dewars contra una de champagne a que Nicolás Maduro pierde el poder en meses. Mientras, mi oponente, mirando supongo que hacia La Habana, no está de acuerdo.
Voy a ganar la apuesta, el actual chavismo gobierna hace 5 semanas y el castrismo lleva gobernando 54 años en Cuba. Las encuestas de todas las denominaciones señalan que Maduro está seriamente cuestionado incluso por antiguos chavistas. Y para darle más palos al burro intenta borrar su ilegitimidad con la violencia verbal y la intimidación. Aunque su mayor problema no es que perdió unas elecciones sino que nadie lo respeta y lo cogen para el trajín como a un muñequito de trapo.
La carta que le envió Vladimir Villegas, renunciando a la dirección de Globovisión, es un clásico epistolar de cómo se le dice a un ex compañero de ideales y lucha hasta alma mía sin insultarlo, y que si se trata de escoger entre la libertad de prensa y ser un instrumento del chavismo, inevitablemente, debe escogerse lo primero. Y esto lo dice Villegas con una elegancia única.
Lo más preocupante, no se trata de hechos aislados. El nuevo gobierno es una pesadilla rodeada de bretes por todas partes, el último es que se acabó el papel toilette, y como contramedida se han encargado 50 millones de rollos que tocan a dos o tres por habitante, y cuando se acaben ¿qué? En Cuba a las gestas libertadoras las llamábamos “gritos”, como el grito de Yara o el grito de Baire. Si la falta de papel toilette inicia una sublevación en Venezuela, ¿cómo la llamarán en el futuro los historiadores? ¿El grito del Ano?
Pasando de situaciones tragicómicas a realidades políticas serias para mí la respuesta más serena, inapelable y convincente que se le han dado a Maduro en su corto mandato se la ofreció en bandeja de plata un apolítico, el director de la empresa Polar, Lorenzo Mendoza, acusado por la presidencia de desabastecer el mercado para crear el caos. Mendoza le respondió que su negocio había aumentado la producción en el 2012 en un 10%, y que el manejo del resto de los alimentos había subido en este período en más de 200,000 toneladas. Y dio el jaque mate añadiendo “cada paso que damos desde que compramos hasta que colocamos el producto en los anaqueles está controlado por el gobierno, no hay posibilidad de fraude”. ¿La izquierda no termina de entender que el control de precios es sinónimo de improductividad?
Tiré algo a joda, hice un comentario económico y ahora algo que me preocupa, ¿el chavismo está escuchando tambores lejanos de ruido de sables? Me refiero a que Maduro, haciéndose el gracioso con el ejército, le ha ofrecido un canal de televisión propio, esto es inédito en la historia de América Latina. ¿Su próxima locura será que los periodistas se entrenen con armas de fuego, lleven una pistola al cinto y se vistan con botas y charreteras al estilo de Leonidas “Chapitas” Trujillo?
Otra metida de pata descomunal, bajo una extraña mirada de Diosdado Cabello que lo observaba como bizco, con una mezcla de alegría por lo que se va a ir y pánico sospechando lo puede estar por llegar, acaba de declarar que tiene en su poder las cédulas de los 800,000 chavistas que votaron por Henrique Capriles. Sin ser torturado en Las Cabañitas de Seguridad del Estado de Cuba, confesó ante el pueblo de Venezuela y el mundo que las últimas elecciones del país estuvieron controladas, supervisadas y amañadas por el chavismo y fueron una farsa.
También acaba de anunciar que 381,000 casas que regaló al pueblo el difunto Chávez tratando de comprar conciencias, las va a cobrar hasta el último centavo, olvidando aquello de “jorobita, jorobita, lo que se da no se quita”.
Y lo que me tiene sorprendido, ¿cómo ante una crisis económica que toca a sus puertas Maduro coloca el apoyo a países como Nicaragua, Bolivia, Uruguay, República Dominicana y Argentina, varios países de la Cuenca del Caribe, y sobre todo, su regalo de un millón de barriles de petróleo diarios de Cuba, por encima de ganarse las simpatías del pueblo venezolano que hoy se les están yendo al infierno?
De última hora: se acaba de hacer pública una grabación secreta de carácter trascendental entre el teniente coronel cubano Aramis Palacios y el perro de presa Mario Silva, director del programa de televisión La Hojilla, Biblia ideológica del chavismo. ¿Quién la grabó? ¿Acaso el gobierno cubano finalmente va a poner orden y tomar partido en el diferendo Maduro vs Cabello?
Pero a sentarse cómodos en sus butacas y a mantenerse con los ojos bien abiertos, mañana se alza de nuevo el telón y prosigue el drama
Por: Nicolás Pérez
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El Nuevo Herald