La periodista murió por
inyectarse los glúteos
■ Estuvo 11 días en coma.
■ Muere comunicadora social por inyección de biopolímeros.
■ Por segundo día consecutivo, una mujer perdió la vida tras someterse a intervenciones estéticas en Caracas.
■ Según el reporte que le dieron los médicos a la familia de la joven de 26 años, la sustancia migró a los pulmones y provocó una embolia pulmonar.
Caracas.- La mujer perdió la vida tras someterse a una intervención estética en Caracas: Adriana Carolina Hernández, de 26 años, comunicadora social, falleció en el hospital Miguel Pérez Carreño, tras permanecer diez días en coma a consecuencia de haberse sometido a inyecciones de biopolímeros para aumento de glúteos, murió este miércoles a las 10 de la mañana, luego de permanecer en coma por once días.
Adriana Carolina Hernández, de 26 años de edad, comunicadora social egresada de la Universidad Católica Santa Rosa. La joven laboraba como productora en una empresa independiente.
Según le explicaron los médicos del hospital Miguel Pérez Carreño a Norys García, la mamá de la joven, parte de los biopolímeros, que se inyectó en los glúteos el viernes 26 de abril, migraron hasta los pulmones y los endureció.
La joven se sometió a las inyecciones ese día en un consultorio de una reconocida clínica privada. Los síntomas comenzaron el sábado 27 de abril. Presentó mucho malestar estomacal. En la noche de ese día le contó a su mamá lo que había hecho. Su madre recuerda que tenía náuseas y mareos que se complicaron. Fue cuando le contó que la habían inyectado para aumentar el volumen de sus glúteos. A las 4 de la mañana del domingo se paró a orinar pero no controló los esfínteres y luego se desmayó.
Sus familiares la llevaron hasta el hospital Miguel Pérez Carreño donde permaneció en coma hasta este miércoles.
Hernández regresó a su casa sin contratiempos pero un día después, el sábado 27, comenzó a sentirse mal. Su madre recuerda que tenía náuseas y mareos que se complicaron. Fue cuando le contó que la habían inyectado para aumentar el volumen de sus glúteos.
Ayer, su madre y su única hermana, esperaban el cuerpo que fue llevado la noche anterior a la morgue de Bello Monte. Dijeron que Adriana no requería someterse a ese procedimiento que le costó la vida y que tal vez, de haber contado sus pretensiones, en casa lo habrían impedido. “Si ella me dice que iba a hacer eso yo hasta la hubiera echado, que se fuera de la casa, porque estábamos cansadas de ver cómo mujeres se morían por estar con eso, lo veíamos a cada rato en la televisión”, dijo su madre.
Por: MARÍA ISOLIET IGLESIAS
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EL UNIVERSAL
jueves 9 de mayo de 2013