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    ALEJANDRO PADRÓN: “Yo fui embajador de Chávez en Libia”

    Alejandro Padrón, asegura que en Trípoli había simpatía por el antiimperialismo del Presidente.

    “Venezuela tendrá que reconocer
    el nuevo gobierno de Libia”

     

    Durante sus labores diplomáticas le extrañó la cercanía entre líderes caribeños y Gadafi. Sospechaba que la relación entre los países trascendía los intercambios estrictamente culturales.

    a semana pasada, mientras los revolucionarios libios planeaban nuevos ataques sobre los territorios donde se han enquistado las fuerzas leales a Muamar Gadafi, Alejandro Padrón promocionaba su más reciente libro: Yo fui embajador de Chávez en Libia.

    En la publicación, el autor relata las aventuras que vivió desde 2001, cuando Alí Rodríguez ­entonces presidente de la Comisión de Energía y Minas­ le propuso ejercer funciones diplomáticas en el Medio Oriente, hasta los sucesos de abril de 2002, que lo llevaron a presentar su renuncia irrevocable.

    Los 18 meses que Padrón estuvo en Libia llevó un diario en el que reseñaba con minuciosidad lo más interesante de su estadía, desde las cenas a las que invitaba Gadafi hasta las conversaciones con sus colegas. Las notas fueron la base del manuscrito que finalizó hace 3 años y que editó recientemente La Hoja del Norte, a propósito del fin de la revolución de izquierda que por más de 40 años dirigió el destino del país que está ubicado en la costa africana del Mediterráneo.

    A pesar de que Gadafi abandonó el poder y de que todo indica un cambio de gobierno, el dueño de La Ballena Azul ­la librería boutique más conocida de la región andina venezolana­ mira con cautela la situación de la nación árabe. No es para menos, el viernes continuaban los intentos por tomar la ciudad desértica de Bani Walid (a 140 kilómetros al sureste de Trípoli). Esto evidencia que los rebeldes, un mes después de que sus fuerzas entraron en la capital y obligaron a que el dictador huyera, aún encuentran dificultades para consolidar el control sobre el país.

    Lo que más le preocupa al profesor retirado de la Universidad de los Andes es que la cercanía entre Gadafi y Hugo Chávez pueda dañar las alianzas de Venezuela en la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Incluso, cuando era embajador sospechaba que la relación entre ambos países no tenía que ver con las negociaciones culturales que ocupaban el grueso de los informes oficiales que le llegaban a la embajada: “Observé una triangulación entre los gobiernos de Cuba, Libia y Venezuela. Había delegaciones que llegaban a Bengasi, donde se encontraban los campos de entrenamiento del ejército del gobierno revolucionario libio, y no pasaban por la embajada para informar qué iban a hacer en ese país. Eso me hace sospechar que había intercambios entre los dos gobiernos de los cuales no querían hacerme partícipe”.

    — ¿Cómo era percibida la revolución bolivariana por el pueblo libio?

    – El pueblo estaba permeado por la revolución venezolana y yo llegué cuando Libia tenía como proyecto político abrirse a la región latinoamericana. Venezuela le sirvió de forma extraordinaria para este propósito. En las calles principales de Trípoli podían verse afiches de Chávez y había una simpatía porque el Presidente se había montado en la cresta de la ola antiimperialista, con lo que agradó a los libios que pensaban que el mundo árabe había sido maltratado por la cultura estadounidense.

    Paradójicamente, Gadafi estaba trabajando, por debajo de cuerda, para restablecer las relaciones comerciales con Estados Unidos, incluso, hoy es en este país donde hay más transnacionales de explotación petrolera.

    — Es inevitable, por su amistad, hacer comparaciones entre los dos líderes revolucionarios, pero ¿qué diferencias observa entre Gadafi y Chávez?

    – Ambos son autoritarios, narcisos, megalómanos y usan de forma discrecional la renta petrolera. Pero la diferencia entre ellos es que Gadafi es un hombre culto, que habla varios idiomas, que estudió en Roma, en Londres y que es egresado de Harvard.

    Su trato es frío y distante y su mirada es lacerante. El perfil del presidente Chávez es tosco, campechano y dicharachero. Por otro lado, lo de Gadafi es una dictadura y lo de Chávez, aunque se le acerca bastante, no lo es.

    — ¿Cuáles son los escenarios a los que Libia se enfrenta ahora?

    – Ahora ese país tiene que sortear una situación muy difícil: la constitución del gobierno de transición. Esto es complejo porque el Consejo Nacional de Transición está compuesto por rebeldes y por antiguos seguidores de Gadafi. Además, es importante preguntarse qué va a pasar con las poderosas tribus que coexisten en Libia. Si no se incluyen en el Gobierno va a ser un problema grande, pero son más de 140 tribus y cómo incluirlas a todas. Supongamos que se incluyen las 5 más importantes y que se les trata como a partidos políticos, otorgándoles cuotas de poder en los poderes públicos, eso no va a servir.

    — ¿Hay posibilidad de que estas tribus se integren a la vida social como partidos políticos?

    – No. Son grupos sin cultura política, distintos a los partidos de occidente, por eso sus demandas son otras. Gadafi los mantenía a raya porque distribuía la renta petrolera entre aquellas tribus que le iban a servir para fortalecerse en el poder. Para evitarse problemas, el nuevo gobierno debe redistribuir equitativamente el dinero proveniente del petróleo para que llegue a todas las tribus.

    — ¿Cree que a largo plazo ocurra en Libia lo que pasó en Afganistán, donde 10 años después de que sus líderes fueron depuestos, el país aún no parece estar listo para establecer un gobierno propio?

    – No. Por un lado, la geografía de Afganistán permite que haya una resistencia en las cuevas mucho más terrible que en Libia, que es más bien un desierto. Por otro, en Afganistán se mantienen los grupos guerrilleros fundamentalistas y en Libia, Gadafi se encargó de acabar con la oposición. Lo que el gobierno de transición tiene que evitar es que se le forme una oposición tipo guerrilla islamista.

    — ¿Cómo cree que debe ser la reacción del Gobierno venezolano ante la nueva situación en Libia?

    – Es asombrosa la terquedad del Gobierno venezolano.

    ¿Cómo puede el presidente de un país en crisis pretender una alianza con un genocida? Porque Gadafi no sólo es un criminal, sino que está en las postrimerías de su gobierno.

    Creo, sin embargo, que a largo plazo Venezuela tendrá que reconocer el nuevo gobierno de Libia, porque ambas naciones son miembros de la OPEP, órgano en el cual todo se decide por acuerdos financieros entre los países. Desconocer al nuevo gobierno de Libia dañaría las alianzas de Venezuela dentro del grupo.

     

    El foro del lunes: ALEJANDRO PADRÓN El economista es autor del libro Yo fui embajador de Chávez en Libia.

    Por: MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ
    MROCHE@EL-NACIONAL.COM
    Internacional | Diplomacia
    Política | Opinión
    EL NACIONAL

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