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MARIANELLA SALAZAR: Los días están contados

 

Artillería de Oficio

 
Contra viento y marea, es decir, contra la resistencia de la Fuerza Armada bolivariana a la indeseable intromisión y presencia de los cubanos en los cuarteles, considerados invasores, Fidel y Raúl Castro insisten ­por enésima vez­ en mandar a Venezuela al vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros de Cuba, veterano de la revolución y cerebro de los servicios de inteligencia, el general Ramiro Valdés, uno de los hombres más temidos en Cuba.

Valdés salió de Venezuela con las tablas en la cabeza, a principios del año 2010, durante una crisis política que ocasionó la renuncia del vicepresidente Ramón Carrizales.

Es conveniente refrescar los hechos: desde 2009 los altos mandos conocían las intenciones del presidente Chávez de traer a Valdés para comandar unas fuerzas militares internacionales, integradas por los países del Alba, a semejanza del comando militar de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), con sede en Venezuela, destinadas principalmente a impedir golpes de Estado y posibles intervenciones armadas de otros países. Carrizales, que también era ministro de la Defensa, se opuso a la presencia de tropas extranjeras al mando de un comandante cubano. Además, Chávez pretendió que Valdés aplicara sus métodos represivos para resolver la crisis eléctrica, que amenazaba con una explosión social.

Esos, entre otros, fueron el motivo de la renuncia de Carrizales y la de su esposa. La recién inaugurada Escuela de Defensa y Soberanía del Alba, en Bolivia, financiada totalmente por Pdvsa apunta hacia esos planes en suspenso. Valdés siempre ha sido el hombre para enfrentar las crisis, evitar la caída del Gobierno e identificar a oficiales opuestos a los planes de los Castro con miras a retener su poder en Venezuela y garantizar el futuro de la revolución.

La enfermedad de Chávez hace que los acontecimientos se precipiten, Fidel y Raúl, que no pudieron retener al paciente en Cuba, continúan tomando decisiones políticas y económicas, preparan la candidatura presidencial de Adán Chávez, para quien “el camino electoral estará condicionado por las circunstancias políticas”. En lo estratégico, Cuba quiere garantizarse el envío, no de 100.000, sino de 200.000 barriles diarios de petróleo refinado, para comercializarlo y obtener todos los recursos posibles en caso de una crisis económica provocada por un desenlace fatal.

Por otro lado, los cubanos aseguran ­según fuentes de inteligencia­ que Estados Unidos también se prepara para la salida de Hugo Chávez con las pruebas que involucran a militares y funcionarios, que sirvieron a Walid Makled en sus negocios con la droga, para demostrar que Venezuela es un narcoestado e intervenir con esa justificación. Según el Departamento América de Cuba, los estadounidenses tienen agentes venezolanos y cubanos muy bien pagados en el entorno del presidente Chávez.

Para terminar con la fuga de información, en los próximos días, llegará otro grupo de 200 agentes cubanos controlados por el Departamento América, para cambiar toda la seguridad presidencial.

Tic tac


El traslado a Cuba del responsable de la embajada de Estados Unidos en Venezuela, John Caulfield, como jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana preocupa mucho a los cubanos, por estar muy cercano a los servicios de inteligencia americanos. Caulfield dirigió la embajada desde la expulsión de Patrick Duddy y el rechazo de Chávez al nuevo embajador, Larry Palmer. El diplomático finaliza su misión en Venezuela este 15 de julio.


Por: MARIANELLA SALAZAR
msalazar@cantv.net
Política | Opinión
EL NACIONAL