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    HomeEconómiaCrisis: En el foso económico

    Crisis: En el foso económico

    Un estudio de la UCAB determinó que 63,6% de los trabajadores está mal pagado y 21,4% subutilizado.

    82,6% de la población ocupada
    tiene un empleo precario

     

    En la lista que lidera Madagascar, Venezuela es la sexta, seguida de Armenia, Guinea, Ucrania y Jamaica. En los índices de competitividad del Foro Económico Mundial figura en el lugar 122 de 139 países analizados

    No se trata de una exageración ni de un invento gratuito. La revista Forbes ­que tiene cierto prestigio internacional como fuente de buenas informaciones y reflexiones en el campo económico ­acaba de publicar un ranking de los 10 países que presentan la peor situación económica a nivel mundial.

    En ese ranking ­que está encabezado por Madagascar ­Venezuela figura en el sexto lugar. Los otros países que allí figuran son Armenia, Guinea, Ucrania y Jamaica, en situación peor que Venezuela. Además, Kyrgistan, Swasilandia, Nicaragua e Irán, en los sitiales siguientes. No se trata de los países más pobres, sino de los países donde la economía se maneja en la peor forma y donde se camina hacia los peores resultados.

    En los Índices de Desarrollo Humano, elaborados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que mide condiciones sociales de vida y no sólo desempeño económico, Venezuela figura en el lugar 75, entre 169 países.

    En los índices de competitividad elaborados por el Foro Económico Mundial, Venezuela figura en el lugar 122, entre 139 países analizados. En materia de crecimiento de los precios nuestro país presenta la inflación más elevada de América Latina y una de las más altas del mundo. En materia de crecimiento económico, Venezuela y Haití fueron los países que presentaron los peores índices de crecimiento del PIB en el año 2010.

    Es difícil encontrar un solo indicador a nivel internacional que muestre que la economía venezolana goza de buena salud o que se encamina hacia una posición de crecimiento sostenido. Ya no se puede seguir diciendo que se trata de una mera campaña mediática organizada a nivel internacional por la CIA y por otras fuerzas satánicas.

    Toda la comunidad internacional ­académica, política, económica­ visualiza que Venezuela se encuentra en una pésima situación económica. El país funciona casi única y exclusivamente gracias a los ingresos provenientes de las exportaciones petroleras y no existe una institucionalidad que asigne lo más eficientemente posible esos recursos, sino que estos son repartidos en forma voluntarista y arbitraria por la vía de las decisiones de un solo hombre.

    El dedo de Chávez:

    El Presidente Chávez dio recientemente una demostración muy ilustrativa de cómo no deben hacerse las cosas. Pocos días después de su retorno, en consejo de ministros y por cadena nacional, repartió una buena cantidad de recursos financieros entre 10 o 15 proyectos, la mayoría de ellos relacionados con el sector vivienda.

    Tres cosas al menos se pusieron claramente de relieve en esa reunión: primero, quedó claramente establecido que si el Presidente está ausente, por la razón que sea, no hay consejo de ministros ni resolución alguna sobre la asignación de fondos para los proyectos que el propio gobierno quiere sacar adelante.

    En segundo lugar, se puso de relieve también que la asignación se hace a dedo, sin análisis técnico, sin análisis de rentabilidad social, sin ninguna de las normas que presiden hoy en día la evaluación de proyectos, y sin que ninguno de los miembros de ese cuerpo colectivo se atreva a opinar sobre ninguno de los puntos que van siendo mencionados y aprobados por el Presidente.

    La precariedad por estabilidad laboral está representada por la ausencia de beneficios como prestaciones, vacaciones y utilidades.

    Población ocupada:

    El desempleo ­que afectaba en marzo a 1 millón de venezolanos, según el Instituto Nacional de Estadística­ no es el único indicador que refleja la situación del mercado laboral. Un estudio del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello señala que la precariedad del empleo es también un problema que ha empeorado en los últimos años.

    La investigación encontró que 82,6% de la población ocupada ­9,5 millones de personas­ posee un empleo precario. Los resultados, que corresponden a 2008 por ser el último año del cual estaban disponibles las cifras de la encuesta de hogares por muestreo del INE, indican que la precariedad del empleo ha aumentado durante la presidencia de Hugo Chávez.

    En 1997, año utilizado como punto de partida de la investigación, 69,8% de la población ocupada ­5,6 millones de personas­ tenía un empleo precario y 30,2% uno de calidad.

    Estos últimos incluso disminuyeron en términos nominales, de 2,44 millones a 2 millones, en 11 años.

    La investigadora Genny Zúñiga, responsable del estudio, indica que es posible suponer que la precariedad ha seguido aumentando desde 2008. “Todos los indicadores económicos apuntan a eso. También hemos visto que las protestas laborales se han hecho más frecuentes”.

    Venezuela experimentó una recesión que hizo retroceder el producto interno bruto 3,3% en 2009 y 1,9% en 2010.

    La inflación acumulada desde diciembre de 2008 hasta la fecha, en tanto, se ubica en 71%; mientras que el aumento de las remuneraciones en el período apenas suma 52,5%.

    Zúñiga destaca que una de las principales conclusiones de la investigación es que las disminuciones en las tasas de desocupación e informalidad en los últimos años ­según los datos del INE­ no reflejan las verdaderas condiciones en las que se encuentra el mercado laboral.

    “La discusión pública se centra en el índice de desempleo: si sube es malo, si baja es bueno. Cuando se quiere ir más allá se habla de la informalidad. Eso es importante, pero no es lo único. Que haya más personas ocupadas no significa que mejoraron sus condiciones de vida”, dice.

    Agrega que las políticas oficiales no sólo deben estar orientadas a que haya más empleo sino a que sea de mejor calidad.

    Para lograrlo hay que aplicar lo que define como la receta básica: políticas económicas que impulsen la inversión privada y el desarrollo de la pequeña y mediana empresa.

    Medición de variables:

    Zúñiga señala que la investigación consistió en elaborar un índice que mide variables como el ingreso salarial, la estabilidad laboral, la relación entre horas trabajadas y pago recibido, la subutilización del recurso humano y la duración de la jornada.

    Un empleo es precario, en términos de ingreso, cuando la remuneración del trabajador está por debajo de 90% del salario promedio del grupo ocupacional al cual pertenece.

    La precariedad por estabilidad laboral está representada por la ausencia de beneficios como prestaciones, vacaciones y utilidades.

    En cuanto a la relación entre horas trabajadas y pago recibido, se considera precario el empleo de quienes laboran más de 35 horas semanales y ganan menos de un sueldo mínimo y de quienes trabajan más de 48 horas semanales y perciben menos de 2 salarios base.

    La subutilización del recurso humano se produce cuando la capacitación del trabajador supera la requerida para la función que realiza. Un ejemplo son los profesionales que se desempeñan como taxistas. La precariedad por duración de la jornada laboral hace referencia a las personas subempleadas.

    El estudio determinó que 63,6% de los empleos son precarios por el salario; 21,4% por la subutilización del recurso humano; 21,1% por la ausencia de beneficios; 20,7% por la relación entre horario y sueldo, y 2,2% por la duración de la jornada laboral.

    Un trabajador puede reunir varias de las condiciones que definen a un empleo como precario. De hecho, 32,2% de la población ocupada tiene un nivel de precariedad alto y 31,8% uno medio. Es decir, combinan tres o más de las variables analizadas.

    El nivel de precariedad también ha crecido durante el gobierno de Chávez. En 1997 los empleos alta o medianamente precarios eran 55,9% del total o 4,52 millones de personas.

    En 2008 los puestos de trabajo en tales condiciones eran 64% o 7,36 millones de personas.

    En cuanto a las razones, la situación igualmente ha empeorado. En 1997 la precariedad por salario era 55,8%; por ausencia de beneficios, 18,7%; por subutilización del recurso humano, 10,4% y por relación entre horario y sueldo, 10%.


    Por: Sergio Arancibia

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