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PERÚ. Las apuestas de Brasil con Lula da Silva a la cabeza; del ex presidente Alejandro Toledo y de Mario Vargas Llosa coinciden en torno al recién electo presidente peruano Ollanta Humala. Los tres aseguran, y dicen tener pruebas, que el ex militar peruano -que una vez en su fallida campaña electoral del 2006 tuvo el financiamiento y asesores del gobierno de Hugo Chávez en su contienda y en cuya segunda vuelta perdió frente al actual presidente Alan García- no verá en Chávez un mentor para su gobierno y que, al mejor estilo del actual presidente de El Salvador Mauricio Funes -hará un gobierno moderado y de amplitud. En su reciente visita a Caracas el ex presidente Lula conversó con el presidente Hugo Chávez, por espacio de cinco horas en el Palacio de Miraflores donde hablaron “de todo” y desayunó con Lorenzo Mendoza, José María Nogueroles, Alberto Vollmer y Gustavo Cisneros. Luego dictó una conferencia sobre su gobierno con más de cien empresarios venezolanos. En sus conversaciones privadas dejó claro que si había estado ayudando al candidato peruano del que confiaba no se iría hacia un “socialismo a lo loco” y no impondría los modelos de Cuba, Nicaragua o Venezuela. Lula será el encargado de afianzar esta relación entre Ollanta y la actual presidenta brasilera Dilma Rousseff. Preocupante como está la salud de la presidenta, que ha padecido antes de cáncer y otras dolencias, Lula mantendrá el hilo conductor en esa dirección. Su interés es tal en ayudar a Dilma que a Venezuela no solo viajó a conseguir que Chávez pagara las deudas de su gobierno con varias empresas de Brasil, sino que allanó el camino para que el venezolano fuera recibido oficialmente por la inquilina del Palacio de Planalto en Brasilia. Ella, que varias veces ha comentado la repugnancia hacia el comandante por sus mentiras y por cuatro veces ha cancelado su encuentro, aceptó la petición para limar asperezas y “conversar ayer con Hugo en un almuerzo con horario limitado”. “Business y pragmatismo”…
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LA CHARLA DE LULA. Comienzo señalando que si bien a muchos no les agrada que el ex obrero metalúrgico haya hecho tantos negocios con Venezuela a través de sus conciudadanos -y algunos colaboradores cuestionados- la culpa no es sino del actual comandante que para acabar con el sector privado lo asfixió hasta más no poder para abrirse de manos, piernas y espíritu a su amigo Lula. El ex presidente brasileño venía de Cuba donde conversó con Raúl Castro acompañado de los directores de Odebrecht -el gigante de la ingeniería global “con obras hasta en la Cochinchina” (Lula dixit)- pues esa empresa está haciendo el más grande puerto del Caribe en la ciudad de Mariel “para cuando comience la apertura comercial, soy optimista pues el bloqueo no debe seguir”. Hasta los Castro planifican con el visto bueno norteño. El brasileño tiene una conferencia lista para explicar el éxito de sus ocho años de gobierno. Pone a pensar a quienes lo escuchan, mucho más si es en un país que retrocede en el tiempo en vez de avanzar al futuro, que ve para atrás, solo para su pasado, en vez de ver hacia el futuro. Por eso impactaron sus palabras: “El éxito de los presidentes se basa en la previsibilidad. No se puede ser agarrado de sorpresa ante las realidades”; “Un presidente no puede estar ofreciendo proyectos sin antes saber con qué materiales cuenta. Si es para construir saber si tiene cemento, ladrillos y cabilla”; “La región tiene el potencial eléctrico más grande del mundo pero no la hemos integrado. Tenemos lluvias en tiempos distintos en cada país. Cuando falta agua en uno la hay en otro. Esa electricidad nos saldría barata. Lo mismo debemos hacer en telecomunicaciones”; “Siendo socialista de origen actué como un capitalista sensato y logre mejorar el nivel socioeconómico de mis paisanos sacando a 28 millones de la pobreza extrema, mejorándole el nivel de vida a jubilados y pobres”; “la miseria no lleva al Paraíso”. Como buen orador motivó a la audiencia empresarial señalando varias premisas de su ejemplo: “Todo país debe trabajar en forma armónica, sector público y sector privado. Tuve y tengo una sana, democrática y civilizada relación con los empresarios brasileños. Para hacer el primer millón de las viviendas llamé a los privados de la industria de la construcción y les dije: trabajemos juntos. Un dirigente político no puede ofrecer y no cumplir. Ganemos todos. Los traté con respeto y por eso son parte del éxito de Brasil. Nunca tuve en agenda ningún tema prohibido en mis reuniones con ellos. Los involucré siempre y por eso ellos y el país nunca ganaron tanto. Vilma hará otros dos millones de casas para el 2014”. Ofreció la creación de un Instituto para la Integración Latinoamericana. Desde allí dijo que haría lo posible para acercar a Chávez con los empresarios venezolanos. En cuanto a los negocios de Brasil aquí y la poca relación económica de los venezolanos con su país fue enfático al decir que “no se puede tener una relación tan desbalanceada en lo comercial como la que hay hoy. Hay que crecer juntos. Aprovechamos solo 20% del comercio bilateral. No quiero que empresarios brasileños vengan a comprar empresas venezolanas. Brasil no puede ser una isla de prosperidad rodeada de miseria por todas partes”.
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FOLHA DE SAO PAULO. Dos corresponsales del diario estuvieron cazando a Lula en Caracas para interrogarlo sobre dos denuncias de corrupción de gente cercana a él. Uno es Antonio Palocci, quien fue su ministro de Economía y salió por un escándalo “a lo Berlusconi” y ahora es el ministro de secretaría de Rouseff (al que Chávez ayer le dijo: ¡fuerza hermano!). El otro José Carlos Bumlai, empresario y ganadero, está siendo investigado por la Fiscalía de Sao Paulo por corrupción en unas obras en Campinas. Por eso el sigilo y el no encontrarse con prensa. Ese mismo diario fue quien desveló que los ‘petistas’ Luis Favre y Valdemir Garreta participaron en la campaña y contribuyeron en alejar la imagen de nacionalista radical del candidato para atraer apoyo y votos de sectores conservadores y del empresariado privado. La estrategia fue diseñada por el experto en marketing político Joao Santana, quien ayudó a que Lula obtuviera la presidencia brasileña el 2002, tras varios intentos. La participación de Santana en la campaña peruana se limitó a realizar una encuesta, en la cual se recomendaba alejar a su hermano Antauro Humala. En la columna del 12 de mayo escribimos: “Brasil hace campaña entre los indígenas de la Amazonía por Humala. Espera el militar que sus votos sean la sorpresa”.
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NELSON BOCARANDA SARDI | EL UNIVERSAL
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martes 7 de junio de 2011