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ANÁLISIS: Un cable bajo control

En la isla creen remota la posibilidad de que el Gobierno flexibilice el acceso a Internet y aseguran que sólo la élite política saldrá favorecida con esta tecnología.

¿Qué beneficio tendrá para
cubanos y venezolanos?

 

■ El cable de fibra óptica tendido entre ambos países.

Una alcantarilla redonda, maciza y gris de la Cantv a la orilla de la playa Alí Babá, en Camurí Chico, estado Vargas, de donde salió el cable de fibra óptica que une a Cuba y Venezuela, tiene su capítulo en Wikileaks.

La filtración de los detalles del proyecto, que data de 2006, no recibió ninguna atención entre las revelaciones de los excesos de la guerra y los documentos diplomáticos de Estados Unidos. Pero sí de la dueña de la venta de pescado frito que está al lado de la banqueta. “El cable submarino lo lanzaron desde esa alcantarilla al lado de mi puesto. Un coronel nos explicó que con eso se van a ampliar las comunicaciones. Hicieron un acto y vino Nicolás Maduro”, recuerda.

En enero, desde esta alcantarilla en Camurí Chico, estado Vargas, salió el cable hacia Cuba.

La escena que evoca corresponde al 22 de enero pasado, cuando en un acto televisado Maduro y el ministro de Ciencia y Tecnología, Ricardo Menéndez, participaron en el tendido de la fibra óptica que une a la isla con Venezuela. De acuerdo con los voceros oficiales de ambas naciones, el cable de 1.600 kilómetros que partió a bordo del barco francés Ille de Hertz mejorará la velocidad de conexión de los internautas de Cuba, para quienes descargar una foto o una canción ­cuestión de pocos minutos­ puede tardar días.

Mientras la alcantarilla desde la que salió el cable de fibra óptica para cruzar el Caribe, uno de los proyectos bandera de telecomunicaciones de la Alternativa Bolivariana para las Américas, pasa inadvertida entre matas y tablas, el cable llegó a Cuba y los detalles sobre su uso son una incógnita.

Para los disidentes del gobierno castrista y analistas políticos, la posibilidad de apertura de las comunicaciones en ese país es remota.

Internautas cercados:

Cuba tiene una de las conectividades más bajas del mundo. Los reportes de la Oficina Nacional de Estadísticas de la isla para 2009 ­los más recientes publicados­ señalan que sólo 2,9% de los habitantes accede regularmente a Internet. Al cierre de ese año sólo 5,8% de los 11 millones de cubanos usó el correo electrónico. El panorama en la región es distinto: en promedio, en América Latina 3 de cada 10 personas se conecta a la web.

"A la prensa institucional le han ordenado no hablar del cable para no crear excesos de expectativas. Hay un silencio sospechoso en los medios".

El Gobierno responsabiliza de su baja conectividad al bloqueo económico impuesto por Estados Unidos. “El cable submarino abre una brecha al bloqueo estadounidense contra Cuba y robustece la soberanía nacional en las telecomunicaciones”, señaló Medardo Díaz, ministro de Telecomunicaciones de la isla a mediados de febrero, cuando el dispositivo llegó a las playas de Siboney, en Santiago de Cuba.

Una cosa muy diferente piensa Yoani Sánchez, ganadora del premio Ortega y Gasset de periodismo digital en 2008 por su blog Generación Y. Vía telefónica desde La Habana, señala: “En Cuba, un ciudadano normal no puede contratar una conexión doméstica a Internet. A eso sólo acceden altos funcionarios o personas muy confiables para el Gobierno. El cable ha sido como una zanahoria frente a nuestras narices. Cada vez que alguien protesta o se queja de lo caro que es una hora de acceso a Internet en un hotel, el Gobierno dice que el cable está ahí y que pronto cambiarán las cosas”.

De acuerdo con funcionarios cubanos, con el cable que facilitó Venezuela (que costó cerca de 70 millones de dólares y fue instalado por una empresa chino-francesa) la velocidad de transmisión de datos, imágenes y voz en la isla.

WIKILEAKS CRIOLLO:

En la página web Filtradas.

com se encuentra la recopilación de los documentos sobre Venezuela que se han revelado a través de Wikileaks. El archivo digital fue ideado por tres jóvenes venezolanos, dos programadores y un periodista. Uno de ellos participa en el proyecto desde Estados Unidos.

“Filtradas es un proyecto que se enfoca en compartir y analizar información a la cual el público en Venezuela no tiene acceso. Te invitamos a que nos filtres información de forma segura y anónima, la cual también compartiremos”, señala la presentación del portal.

Sus responsables ­que prefieren mantener sus nombres en reserva­ indican que desean convertir la página en una plataforma para que los ciudadanos denuncien hechos de corrupción y puedan hacer públicos documentos y pruebas sobre irregularidades.


Una obra que vio luz con tres años de retraso:

La instalación del cable entre Cuba y Venezuela estaba prevista para 2008. El costo de la obra aumentó 30% desde su diseño hasta la ejecución a principios de este año.

E l cable submarino de fibra óptica que enlaza a Cuba y Venezuela debía estar listo en 16 meses. Ambos gobiernos fijaron ese plazo cuando suscribieron el acuerdo preliminar el 10 de agosto de 2006. La obra, que debía culminar en 2008, vio luz finalmente el primer trimestre de este año. Los detalles del convenio de instalación se filtraron a Wikileaks.

Entre las justificaciones del proyecto los países indicaron la necesidad de un dispositivo para las telecomunicaciones (llamadas telefónicas, transmisión de data, televisión, Internet) actuales y futuras que demandan, en primer lugar, las relaciones gubernamentales. Siguen en la lista el desarrollo científico, cultural y social, la colaboración en diversos campos, el incremento de las relaciones y de los volúmenes de intercambio entre los países participantes de la Alba y sus acuerdos en las relaciones establecidas en el Mercosur, así como la creciente demanda del tráfico comercial entre ambos países y el resto del mundo.

Los documentos preliminares señalan que la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba sería la propietaria del segmento norte del cable, mientras que, por Venezuela, CVG Telecom sería la dueña del segmento sur. “Estas redes nacionales tienen que poseer la mayor seguridad contra las agresiones ambientales y humanas”, se advierte en el acuerdo que, además, tiene una cláusula de confidencialidad.

En 2007, para la administración del cable, los gobiernos crearon la empresa mixta Telecomunicaciones Gran Caribe S. A., constituida por Telecom Venezuela (adscrita al Ministerio de Telecomunicaciones), con 60% de las acciones, y Transbit, de Cuba, con el otro 40%.

En el acuerdo preliminar, las partes calcularon el costo del proyecto completo en 55 millones de dólares. “Se han considerado 35 millones para el suministro e instalación del cable propiamente dicho y otros 20 millones de infraestructura complementaria para extensiones de red hasta La Habana y Caracas”, se lee en el documento.

La factura cancelada en su totalidad por Venezuela, sin embargo, fue más cara.

En 2009, el presidente Hugo Chávez aprobó la inversión de 70 millones de dólares para la construcción del cable, 30% más de lo previsto.

Estratégico. El resumen técnico incluye la valoración estratégica del cable submarino que los gobiernos hicieron: “Como elemento integrador puede proporcionar comunicaciones seguras y con mayores prestaciones que la de los enlaces satelitales actuales en combinación con las redes terrestres. Es decir, se pueden crear redes especiales que sean prácticamente independientes de las redes de cables comerciales”. Para Cuba y Venezuela, el cable brindaría “un soporte confiable” para sus comunicaciones internacionales.

En los documentos del proyecto analizan también el entorno político. Señalan que el bloqueo estadounidense a Cuba dificulta las negociaciones con empresas de telecomunicaciones, por lo que la isla no había podido construir un cable antes. “Las premisas políticas estarán presentes al definir la configuración geográfica del cable submarino”, advierten.

Indican que su operación estará a cargo de dos estaciones terminales, una a cada extremo, en La Guaira y en Siboney, Cuba. En éstas se ejecuta la separación entre las comunicaciones de los gobiernos y las comerciales. “La seguridad de esas comunicaciones gubernamentales dependerá del grado en que se pueda mantener la separación entre las comunicaciones, para lo cual se emplearán los recursos tecnológicos necesarios, aunque es de señalar que su efectividad estará condicionada a la disciplina con relación a los procedimientos operativos”, afirman.

LLAMADAS CON LÍMITE:

Los anexos del acuerdo para la construcción del cable submarino detallan los servicios que prestarán las empresas de ambos países relacionadas con su ejecución: la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba y CVG Telecom, de Venezuela.

Vía telefónica, se podrán hacer llamadas de larga distancia internacional mediante discado, con ayuda de operadora y de estación a estación (los centros de operación del cable en ambos países). El tráfico de llamadas preestablecido, desde Venezuela a la isla, es de 100.000 minutos mensuales. El costo por minuto es de 1,2 dólares, que pagan a partes iguales Etecsa y CVG Telecom. Si se sobrepasa el límite, el que llama desde Venezuela deberá pagar 0,845 dólares por cada minuto adicional.

“Etecsa entregará a CVG Telecom tarjetas telefónicas prepagadas para su venta en la República Bolivariana de Venezuela, facturando Etecsa a CVG Telecom por este concepto”, señala el acuerdo. Los pagos a la empresa cubana deben realizarse en euros en el Commerze Bank AG de Frankfurt, en Alemania, por el bloqueo de Estados Unidos que impide a la isla hacer transacciones en dólares.

Se previó que la tarjeta, que sólo puede ser usada para llamar a Cuba, tuviera un precio de 20 bolívares, con 11 minutos de conversación aproximadamente. Las llamadas a celulares tienen recargo.

Sobre el intercambio de información a través de Internet, el proyecto no brinda detalles.


Por: ADRIANA RIVERA
ARIVERA@EL-NACIONAL.COM
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