Gritaban que a todos los watías (criollos)
que pasaran por ahí los iban a matar
Con manifestaciones de dolor, familiares, amigos, y allegados a Gustavo José Calles (32) lo acompañaron a su última morada, desde la funeraria de Las Piedras, parroquia Bartolomé de las Casas, hasta el cementerio
Con manifestaciones de dolor, familiares, amigos, y allegados a Gustavo José Calles (32) lo acompañaron a su última morada, desde la funeraria de Las Piedras, parroquia Bartolomé de las Casas, hasta el cementerio. Muchos eran los comentarios de repudio que expresaban las personas que escoltaban el ataúd y pintaron grafitis en los vehículos pidiendo justicia.
Calles fue golpeado por una turba de yucpas hasta dejarlo muerto, luego lo quemaron dentro del camión que conducía y que minutos antes había arrollado a la yucpa, Olga Montecristo, quien murió en el sitio, este domingo a las 7.00 de la noche en el sector indígena Manuy, cerca del balneario Macoíta en la sierra de Perijá.
Beatriz Calles, trabajadora social, hermana del occiso, expresó su sentimiento, “Tengo 47 años trabajando en el Ministerio de Salud con programas sociales para los indígenas. Así nos pagan. No tuvimos respuesta de los cuerpos de seguridad. Fuimos a Polimachiques, la Guardia Nacional y el CICPC y no nos pararon. En manos de quién estamos, ni siquiera las autoridades pueden ejercer sus funciones en los pueblos indígenas”.
Le hizo un llamado al ministro de Interior y Justicia, Tarek El Aissami para que se avoque a esta problemática. “No queremos más enfrentamientos y que haya más derramamiento de sangre. Gustavo se bajó para auxiliar a la señora. Hizo varias llamadas y escribió mensajes de texto y no tuvo el auxilio”.
José Miguel Romero Calles, primo de la víctima dijo que él había ido al balneario y venía detrás. Presenció todo. “Yo vi cuando prendieron el camión y me acerqué para tratar de hablar con Gustavo. Los indígenas me golpearon y tuve que negar que fuera su primo. Parecían unos animales, estaban poseídos por el demonio. Vi como lo golpearon y destrozaron con un hacha, lo pateaban y lo torturaron. Hasta las mujeres participaban. Gritaban que a todos los watías (criollos) que pasaran por ahí los iban a matar”.
Los familiares señalaron que esta fue una tragedia que ha podido evitarse. Porque si él tenía culpa por el arrollamiento de la mujer, allí están las leyes. Dijeron que la ministra de Pueblos Indígenas, Nicia Maldonado, “debe responder por su gente que extorsiona, secuestra y asesina. Que le dé un alto porque esta situación puede repetirse de continuar la anarquía en esa zona”.
Gustavo Calles era el segundo de ocho hermanos, residía en el sector Socoló de Las Piedras de Perijá, deja tres niñas de siete, cinco y dos años en la orfandad.
Por: Gastón Fernández/Richard Quintero
Las Piedras de Perijá – 20/04/2011