Aquí y ahora…
Makled es una pieza de alto valor para la seguridad nacional de Estados Unidos. Así lo han hecho saber los gibiernos de los presidentes Bush y Barack Obama. El ventilador prendido por el “valioso” preso, salpica peligrosamente, de manera ostensible, a altos personeros de la blindada camarilla chavista.
A pocos días de la crucial decisión final del presidente Santos, la situación se pone cada vez más tensa. Por un lado, el país del norte ejerce las presiones diplomáticas, económicas y comerciales para que se le ceda tan ansiada presa, que le serviría para completar de armar el ajedrez de las relaciones de la revolución bolivariana (o, más bien, de muchos de sus altos funcionaros civiles y militares) con el narcotráfico mundial, ya que las declaraciones de Makled a un tribunal gringo tendrían graves resultados judiciales para los involucrados.
Para Chávez, mantener a Makled a buen resguardo en Venezuela lo alivia de lidiar (aunque de forma indirecta) con la justicia del imperio, amén de dar explicaciones sobre un tema tan espinoso para la sociedad norteamericana, para su gobierno y para la comunidad internacional. Un mal manejo de esta circunstancia lo involucraría en una centrífuga diabólica de impredecibles consecuencias. De allí la importancia estratégica de Makled para ambos Estados.
Para Santos es una papa caliente. En ningún caso saldrá victorioso. “No se puede estar en la buena con Dios y con el Diablo”; esto, sin entrar en disquisiciones inútiles de quién es Hacedor del Universo y quién Lucifer… Es decir, se encuentra ante un gran dilema que seguro lo trae de cabeza. Estoy convencido de que Colombia se inclinará por la línea del menor daño; no está en condiciones de jugar a ganar-ganar, ya que están en lisa múltiples factores condicionantes y demasiadas variables involucradas, fuera de su control.
Con Estados Unidos están en juego muchos intereses, entre los cuales figura el importante aporte monetario para la lucha contra el narcotráfico y contra la guerrilla. También, la revisión, inminente, por parte de la Cámara de Representantes y del Senado, del Tratado de Libre Comercio con esa nación, que significa el codiciado acceso al mercado de la principal economía mundial.
Igualmente, si no se lo entrega a Chávez, correrá con la mala fortuna de enfrentarse a los rayos y centellas del poderoso e iracundo Dios del Trueno. O sea, terminaría con su “nuevo mejor amigo” y, por supuesto, acabaría con las relaciones comerciales y diplomáticas con su vecino. Chávez no está en condiciones anímicas de soportar semejante engaño, que consideraría una traición imperdonable. Tanto es así que la reunión pautada entre ambos mandatarios no se pudo realizar por “desperfectos” del avión presidencial en Bolivia.
Vistas las cosas así, estarían en riesgo, nuevamente, el comercio bilateral, representado por la venta de productos colombianos por cerca de 7 millardos de dólares anuales y el cobro de la deuda venezolana, causada por el rompimiento del año pasado. O, mejor dicho, por el estira y encoje en que se han convertido las relaciones bilaterales, matizadas por todo tipo de insultos.
¿Y si, por esas cosas del destino, Chávez, después de tener a Makled en sus manos, decide volver a las andadas?…
Por: FREDDY LEPAGE
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