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FREDDY LEPAGE: Chávez, rehén de su propio discurso »

Aquí y ahora…

 

La comparecencia de Chávez ante la Asamblea Nacional, en ocasión de la presentación de la memoria y cuenta de su gestión de gobierno durante 2010, demostró, nuevamente, las inconsistencias del teniente coronel, no sólo en lo atinente a su desastrosa y corrupta administración, sino, también, en las contradicciones de su verbo volcánico, eruptivo, demagógico y falaz. Ese sábado, durante algo más de siete horas, el mandamás de Miraflores hizo todos los intentos por mostrar al doctor Jekyll que habita (por momentos) en él, y evitar al señor Hyde, parte dominante de su cambiante temperamento. Una especie de psicopatología propia de un desdoblamiento de la personalidad, digna de ser analizada por los estudiosos de los desórdenes relativos a las dinámicas del comportamiento humano. Pero, siguiendo aquel viejo proverbio que reza: “Piensa mal y acertarás”, también se puede inferir que el traje de oveja que se puso el Presidente obedece, más bien, a razones de carácter táctico, habida cuenta de lo comprometido de la situación. Los problemas de todo tipo se multiplican, crecen como la verdolaga, sin que aparezcan las soluciones esperadas que mitiguen las penurias sufridas por los habitantes de esta ex tierra de gracia. El discurso se agota, la gente se lo cala con reticencia. ¡Está arrecha!… Quizás, por eso, hace falta un cambio, un golpe de timón temporal, que le permita ­en un plazo prudencial­ recuperar el terreno perdido.

Las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina, y 2011 se muestra esquivo, mostrenco, difícil de dominar… Pareciere que una suerte de conjura de los dioses se cierne sobre los designios del caudillo de Sabaneta. Los aprietos del último trimestre del año pasado se confabulan para tener vida propia.

El estilo histriónico de su perorata y las aparentes concesiones de respeto y consideración hacia la oposición, incluidos los novedosos llamados a debatir y a discutir, constituyen un racimo de buenas intenciones que, aunque pueda ser engañoso (el zorro pierde el pelo, pero no las mañas), deben ser analizadas a beneficio de inventario por la MUD, para tomar las previsiones pertinentes, siempre recordando el libro de Lenin, Un paso adelante, dos pasos atrás (1904), que delineaba la estrategia para la creación de un partido revolucionario de nuevo tipo. Aunque en el caso de Chávez, evidentemente, sería un comportamiento aprehendido, del boxeador que necesita coger aire en la esquina del ring para recuperarse y seguir en la pelea.

Nada más…

Sin embargo, va a ser muy difícil que Chávez reconquiste la credibilidad y la confianza del pueblo. La andanada de agresiones, en nombre de una revolución comunista que no termina de cuajar y, mucho menos, de ser aceptada por la sociedad democrática, hacen casi imposible suponer un cambio de actitud verdadero de quien ha hecho de la violencia verbal, de la agresión y la descalificación permanentes y la persecución inclemente del adversario un estilo de hacer política prácticamente inédito en nuestro suelo patrio. Vistas las cosas así, Chávez se convierte en rehén de su lenguaraz forma de dirigirse a los venezolanos. En víctima de su propia diatriba que, poco a poco (al colmar la paciencia del ciudadano común) se le devuelve como un turbulento bumerán enrarecido. Comienza el conteo regresivo para el boxeador (boqueando) a punto de caer a la lona. Diez, nueve, ocho, siete seis… ¡Nockout!


Por: FREDDY LEPAGE
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Política | Opinión
EL NACIONAL
 
 

 

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