A meses del primer anuncio se mantiene
la idea de convertir algunas en albergues
Las pensiones de San Martín vivieron un gran susto en mayo pasado luego de que el presidente Chávez pusiera el tema en el tapete.
El 10 de abril el Presidente anunció primero la intención de expropiar aquellas pensiones “cuyos dueños no dieran la cara”, y a finales de mayo lanzó la idea de convertir algunas de estas viejas casas en albergues para mujeres con embarazos riesgosos.
En los días siguientes las pensiones de San Juan vieron desfilar a todo tipo de funcionarios, que chequeaban su salud impositiva, las condiciones de alojamiento y los alquileres que cobraban.
A casi cinco meses de aquellas visitas y a más de seis del primer anuncio de Chávez, las aguas parecen haberse calmado. “De eso no hemos sabido más nada, por aquí no han vuelto”, dice uno de los dueños de las casi doscientas pensiones que hay en San Martín.
Pero quedó el miedo, pues muy pocos quieren que su nombre se haga público: “Por aquí la gente del consejo comunal sigue dando vueltas, amenazando con expropiar, pero han bajado el tono”, dice otro de los dueños pero de unas pensiones en Santa Rosalía.
Raquel Alfaro, quien fue la encargada por la Alcaldía de Libertador de coordinar todas las supervisiones y censos que se hicieron en las pensiones de San Juan, asegura, sin embargo, que nunca existió la intención de expropiar a nadie.
Ella afirma que se trata de una labor “hermosa”, de un chequeo más que necesario en unas casas en donde antes se botaba a la gente “como perros” y no había ningún tipo de control en las tarifas. Apunta que los cambios todavía están en agenda, pues se trata de convertir a las pensiones en algo digno, en un lugar en donde los inquilinos puedan sentirse bien. Y también se mantiene en pie la idea de convertir algunas en albergues para embarazadas de alto riesgo, por la cercanía con la Maternidad Concepción Palacios. Al respecto informó que el viernes 29 de octubre tendrían una reunión con todos los propietarios de pensiones. (De tres propietarios consultados por El Universal, sin embargo, ninguno estaba al tanto de esta reunión).
Willmar Ramírez, inquilino en San Martín, no siente que nada haya cambiado en sus condiciones de alojamiento, y la dueña de otra pensión se queja de que lo único que cambió es que ahora vive con temor y además le obligaron a bajar la tarifa mensual de 500 a 320 bolívares y a permitirle a los inquilinos llevar invitados, lo que le ha causado más problemas de los que ya tenía.
JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
jueves 21 de octubre de 2010
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