En las primeras horas de la mañana, los helicópteros de la policía militar
iniciaron la ofensiva.

La policía halló una ostentosa residencia
que sería de uno de los capos de la zona

RIO DE JANEIRO .- En sus incursiones por las polvorientas y empinadas callejuelas de las favelas del complejo Alemão, la policía militar de Río de Janeiro descubrió ayer una ostentosa mansión llena de comodidades consideradas de lujo en esta pobre barriada, y que se cree que sería de uno de los jefes del narcotráfico.

La casa, de tres pisos, pertenecería a Luciano Martiniano da Silva (alias “Pezão”) o a Alexander Mendes da Silva (“Polegar”), y está equipada con aire acondicionado central, pisos de porcelana y mármol, bañera de hidromasajes, pileta, sauna y cuatro grandes televisores LCD, conectados a una antena de televisión satelital.

Ubicada en la ladera de uno de los morros, cuenta además con una minidiscoteca, modernos muebles de vidrio y electrodomésticos de primera línea.

Las baldosas de la terraza, donde se encuentra la pileta, copian el diseño del tradicional calçadão de piedras portuguesas de la rambla de Copacabana. En tanto, en uno de los cuartos, que sería de una niña, se halló un cuadro del popular cantante adolescente Justin Bieber. Para la policía, por el tipo de comodidades que ofrece la casa, no tiene nada que envidiarles a los lujosos departamentos de Ipanema o Leblon, en la turística zona sur de la cidade maravilhosa .

Varias de las paredes y el techo tenían grandes agujeros, que se cree que fueron realizados por el narcotraficante que vivía ahí para sacar droga o armas que mantenía escondidas. Pero lo que llamó más la atención fue que los televisores y los electrodomésticos habían recibido disparos desde dentro de la casa. Según explicó el delegado policial Tulio Pelosi, la razón sería para que luego esos objetos no pudieran ser subastados, como se suele hacer con los artículos confiscados por las fuerzas de seguridad.

No muy lejos de allí, las autoridades hallaron también lo que sería un miniclub de los narcotraficantes. Según los vecinos, el lugar era utilizado como una suerte de hotel para los narcos que estaban de tránsito, escapando de las autoridades o de bandas rivales al Comando Vermelho.

La vivienda tenía tres cuartos: uno con varias camas, otro que era un depósito de armas y otro que servía de laboratorio para el refinamiento y corte de drogas.

En la terraza se situaban una parrilla, un bar repleto de botellas de whisky, cerveza y cachaça, y una pileta adornada con la estatua de un delfín. Las paredes que protegen la terraza estaban decoradas por murales con imágenes del Pan de Azúcar y el Cristo Redentor, y había varias jaulas con coloridos tucanes y papagayos.

En el fondo, la villa está conectada a través de un pasadizo al morro del Alemão, que vincula el complejo con la vecina favela de Vila Cruzeiro. Se cree que los jefes narcos podrían haber escapado por esa área de espesa vegetación.