Cliver Alcalá Cordones, ayudo a cargar un camión con 2 Toneladas de Cocaína
Los secretos del ‘narco’ venezolano Walid Makled son
tan apetecidos por Washington como por Caracas
En 11 años como jefe del gobierno venezolano, el presidente Hugo Chávez Frías ha capoteado toda suerte de escándalos, señalamientos y acusaciones de largo calibre. De casi todos ha salido indemne, apenas tocado, se diría, muy a pesar de que cercanos colaboradores suyos engrosen hoy la temida Lista Clinton, por sus presuntos nexos con el narcotráfico, o existan reportes de organismos de inteligencia que salpiquen a militares del vecino país en colaboración con las guerrillas de las Farc o el Eln en zonas de frontera. Sin embargo, la bola de nieve generada por las declaraciones del capo Walid Makled podrían poner a Caracas —ahora sí— en un escenario a contracorriente.
A cuentagotas, el narcotraficante venezolano, detenido en Colombia desde agosto pasado, ha ido soltando datos escandalosos sobre sus nexos con lo más granado de la política chavista y generales como responsables y cómplices de movilizar cargamentos de hasta dos toneladas de cocaína o vender bazucas y municiones a la guerrilla colombiana. Es por eso que Caracas y Washington libran un pulso porque Makled sea llevado a comparecer a sus tribunales y las delaciones que promete sean consignadas en expedientes de su jurisdicción. Por ahora, el gobierno Santos ya oficializó que aunque Estados Unidos también pidió al narcotraficante en extradición, éste será entregado a Venezuela.
Altas fuentes de la Casa de Nariño le confirmaron a El Espectador que antes de que se tomara la decisión de extraditar al vecino país a Makled, se hicieron consultas con el Departamento de Justicia de Estados Unidos. No obstante, Hugo Chávez sigue insistiendo en que se busca desestabilizar a como dé lugar su mandato y, de colofón, llevarlo ante una Corte Penal Internacional y asociarlo como aliado del terrorismo. En la otra orilla, funcionarios de la Embajada estadounidense, sin mayores detalles, sí les han reconocido a fiscales colombianos la importancia de conocer todas las verdades que dice poseer Walid Makled, conocido con el alias de El Turco.
En su ‘indicment’ (acusación) figura que dirigió el envío de 5,5 toneladas de droga en un avión DC-9 que salió del aeropuerto internacional de Maiquetía de Caracas con rumbo a Estados Unidos. La aeronave, no obstante, se cayó en México en abril de 2006. Makled sugirió en entrevista con el diario El Nacional del vecino país que si esos señalamientos son ciertos, entonces hubo un complot entre las autoridades de su país y su organización para que un avión con esas características saliera como Pedro por su casa de Maiquetía. Y acusó al jefe de la Dirección de Inteligencia Militar, general Hugo Carvajal, de quien dijo era conocido con el alias de El Pollo y a los oficiales Henry Rangel Silva y Mota Domínguez.
Pero sobre el uniformado que no ahorró señalamientos es el general Clíver Alcalá Cordones, comandante de la guarnición del estado de Carabobo. De acuerdo con su ventilador, el militar colaboró para cargar un camión oficial con dos toneladas de cocaína, vehículo que fue descubierto en el año 2007 mientras se movilizaba por el estado Lara. “Él tendrá que responder ante la DEA y el FBI de dónde sacó ese cargamento”, recordó el capo en la mencionada entrevista con El Nacional y soltó más. Por ejemplo, que tuvo cercanía e hizo negocios con Firaz el Aissami, hermano del ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Tareck el Aissami, al punto de entregarle US$100 mil en 2008 con el fin de que pusiera un comisario de la Policía Técnica Judicial (PTJ) en un puesto del estado de Aragua para que le ayudara a su organización.
Dicho dinero lo depositó, dijo, en una cuenta en Isla Margarita. “Yo tengo la copia del baucher”, reveló Makled, desafiante, desde su celda en la cárcel de Cómbita en Boyacá. En su nómina, afirmó, figuran relaciones con 15 generales de la República Bolivariana de Venezuela y de otros 25 militares de alto rango sobre los que dijo que presentará pruebas de soportes de consignaciones y cheques en tribunales internacionales. En Estados Unidos, el ‘narco’ de 41 años es procesado por conspirar para importar cocaína y lavado de dinero por una corte federal de Manhattan. Desde su captura, hace tres meses, el gobierno Obama ha mostrado particular interés en su extradición. De hecho, fue el año pasado que el Departamento de Justicia lo designó como uno de los fugitivos más buscados del mundo.
Es tal el interés de Estados Unidos por Makled, que desde el mismo día de su aprehensión la portavoz de la DEA Michele Leonhard declaró que fue gracias “al extraordinario trabajo con nuestros socios en Colombia que Makled está tras las rejas y esperando la extradición a los Estados Unidos por sus crímenes (…). Su arresto impactará los suministros mundiales de droga”. A su turno, el fiscal Preet Bharara resaltó que El Turco “es rey entre los capos” y añadió que existen suficientes y documentadas evidencias de que el mafioso venezolano controló y operó pistas de aterrizaje en el vecino país los últimos cuatro años, para facilitar la salida de la droga de Venezuela hacia Centro y Norteamérica.
Parecen tan gordas las revelaciones de Makled, que el Centro de Análisis del think-tank Straffor de Estados Unidos conceptuó en un reciente análisis que por primera vez el gobierno Chávez ve con preocupación una inminente desestabilización del Ejecutivo y sus instituciones. Una de las perlas que soltó, por ejemplo, fue que aportó no menos de US$2 millones al fallido referendo del año 2007, que buscaba una reelección indefinida para el Presidente venezolano. Según Makled, de no ser por la complicidad de militares afines a su causa, no habría podido burlar la orden de captura que desde 2008 pesa en su contra. En ese contexto salpicó al general Wilsson Marín Leal y al actual comandante de la Armada Carlos Aniasi Turchuo.
El señalado capo de origen sirio relató, por ejemplo, que le hizo un pago de 880 millones de bolívares al general Marín para que atendiera algunas necesidades personales. Desde puertos y aeropuertos del estado Carabobo, en criterio de la justicia norteamericana, este delincuente configuró un narcoemporio que lo hizo millonario. Al hijo del vicepresidente Ramón Carrizales también lo incluyó en su nómina. Son tantas sus verdades, o por lo menos los nombres que anticipa, que Washington y Caracas pujan por su extradición. En el marco de las buenas relaciones entre los gobiernos de Santos y Chávez ya se anunció que será enviado a Venezuela.
Y sobre esa base de cooperación el gobierno del vecino país envió ayer a Colombia a los señalados guerrilleros Osvaldo Espinosa, Nilson Navarro y Priscila Ayala Mateus. Por ahora, Washington espera qué va a pasar con el capo venezolano. En Estados Unidos se teme que sus delaciones paren una vez pise suelo venezolano.
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