LUIS ALFREDO RAPOZO: El asunto del francotirador

April 7, 2019

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No es nada “difícil” caerle a
tiros a un transformador…

El tipo iba vestido de negro y llevaba una pasa-montaña que le ocultaba su calva. Calzaba unas botas largas y cargaba un fusil…”.

■ Esa estampa de un hombre corriendo, zigzagueando entre cujíes y monte seco, sigilosamente en la oscuridad de las ocho de la noche no se ve todos los días: ni siquiera en los tiempos, cuando los abuelos salían a cazar lapas, chigüiros y venados para alimentar a la familia.

[A] mi me hubiese llamado la atención si veo a un tipo cargando un fusil alrededor de la represa de El Gurí. Ni siquiera un francotirador del Sebin creyéndose Rambo en una súper misión, pasa desapercibido. Pero, los anillos de seguridad del Ministerio de la Defensa no lo detectaron y por supuesto, no desarrollaron una respuesta inmediata de seguridad, que diera resguardo a la importante y estratégica instalación. La gente de seguridad no había detectado al francotirador. Ni pendiente. La población se enteró del ataque perpetrado, horas después, cuando el ocupante del palacio de gobierno reveló que la gran oscuridad que se adueñó de un país de 1 millón de kilómetros cuadrados, se debió a un disparo de fusil.

I

El francotirador(FT) había alcanzado una lomita donde divisaba perfectamente los transformadores que debían ser volados en su contrato. Los tenía a 750 metros. Decidió tomarse su tiempo y esperar que el viento disminuyera un poco, para ser preciso en su ejecución. Se quería ganar sus reales con el mayor profesionalismo posible. Entonces, decidió hacer una llamada con su contacto en Caracas para darle un primer parte de su gestión:

-Hola FT-le dijo la voz- ¿Cuándo ejecutarás el trabajo?

-Estoy en el sitio-le respondió-, a 750 metros del objetivo, pero hace mucho viento.

-Caramba. Mira, toma tu tiempo, pero hazlo bien. No hay apuro. Solo hazlo antes de que salga el sol.

-Es un buen margen de tiempo-respondió FT-, me gusta eso.

-Bueno dale duro con Maduro

-Ok. Saludos por allá y nos vemos pasado mañana

-Bien. Mañana te depositamos la lana, cambio y fuera

El franco tirador cerró, cortó la comunicación y llamó a una amiguita que tenía en la ciudad de Puerto Ordaz para que se acercara y le llevara un par de bistec y una botella de vino tinto.

II

Se tomó su tiempo.

Le dio mantenimiento a su fusil y lo dejó como nuevo. Le colocó un dispositivo de alta precisión, alcance con mirada infrarroja y otros interesantes avances tecnológicos. No podía fallar con ese transformador tan grande.

Cuando llegó la muchacha, Ft se había quedado dormido en una silla de extensión, pero tenía ardiendo una fogata alimentada un dispositivo de alta precisión, alcance con mirada infrarroja y otros interesantes avances tecnológicos. No podía fallar con ese transformador tan grande.

Cuando llegó la muchacha, Ft se había quedado dormido en una silla de extensión, pero tenía ardiendo una fogata alimentada con leña y le colocó tres palos a modo de parrillera. Allí colgó los bistés que sin lugar a dudas se ahumarían muy rápido. La luna llena se veía inmensa y todo estaba alumbrado, tanto que podía salir corriendo en medio de la noche sin tropezar con una piedra, pero también podía ser visto desde alguna torre si estuvieran vigilando. Es más, con el puro olor del bistec podía ser detectado, pero decidió darse el gusto y continuar se velada previa al trabajo encomendado, porque los vigilantes nunca van y ningún funcionario anda pendiente de un ataque; de una novedad, de algo sospechoso e irregular.

III

Pasó un buen tiempo con la muchacha, se tomaron dos botellas de vino y se comieron la carne con casabe. Fue como a las 11 de la noche que debía emprender la acción y así se dispuso. No era nada difícil caerle a tiros a un transformador. No era un conejo. Era un inmenso pote que no requería ni mira telescópica, pero había que justificar el pago y el tiempo dedicado a ello. Al fin y al cabo estaba solo allí con la muchacha y no tenía encima un supervisor-sapo que anduviera regateando su esfuerzo.

IV

Se despidió de la muchacha, le pagó, y la mandó adelante hasta el vehiculo que estaba estacionado en el caserío mas cercano, a un kilómetro. Le dio 20 minutos para que llegara sin riesgo y estableció la hora de ataque a las once de la noche. Ft se acomodó en el piso acostado como una culebra, apuntó fríamente sobre el inmenso objetivo, puso su dedo en el gatillo suave de su sofisticado armamento y ligeramente dejó salir el primer disparo que dio en el blanco. Luego, decidió darle una ráfaga de remate y llenó el objetivo de cinco o seis balazos, pero ya el transformador se llenaba de fuego y ruidos ensordecedores. Fue escandaloso como fiesta patronal en pueblo necesitado de alegrías.

V

Inmediatamente, recogió sus cosas, barrió el área y no dejó ni un cerillo, luego se sentó en la silla de extensión y desarmó el fusil, lo guardó en su estuche. Se lo echó a un costado, junto a una mochila negra donde tenía hasta una sartén y una botellita de agua, desarmó la silla de extensión y se fue caminando lomita abajo. Cuando llegó a la carretera que permanecía alumbrada con el candelero de los transformadores, hizo un trote como de 500 metros para mantener la sangre circulando y el cuerpo caliente, tomó mucho aire haciendo ejercicios cardiovasculares hasta que llegó al carro donde lo esperaba la muchacha. Ella quería seguir tomando vino, pero él se negó porque tenía que conducir muchas horas y la carretera estaría muy oscura. Quería aprovechar la luna llena.

VI

Cuando el ocupante de la casa de gobierno informó del ataque a fusil, FT quedó sorprendido por el alto nivel de pericia demostrado en la investigación policial. Entonces, estuvo revisando mentalmente, todo lo que había hecho, para que no fuera rastreado por los sabuesos del CICPC. No, no darían con él de ninguna manera, se había cubierto sus espaldas. Cuando habló con su contacto en Caracas, se lo dijo y además le informó que ese objetivo ya había sido tiroteado mortalmente. Ya le habían dado unos cuatro o cinco tiros de fusil o algún armamento potente. “¿Cinco tiros de qué?”-le preguntaron-. Y ft respondió:”…de corrupción, abandono del mantenimiento, ineficiencia, falta de amor por lo que se tiene y seguramente malandrismo”-dijo-.

*Luis Alfredo Rapozo, La Sociologia en aplicacion es mi vida. Escribo analizando el entorno en plena libertad de ideas. (Caracas-Anzoategui y en Uchire).

Por: Luis Alfredo Rapozo
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@luisrapozo
Caracas, sabado 06 de abril de 2019

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