Los escenarios del 6-D incluyen la violencia, el
estado de conmoción y la derrota del Gobierno
■ La supremacía partidista del PSUV en la Asamblea Nacional luce amenazada de cara a las elecciones del 6 de diciembre dada cuenta de que el gobierno nacional presenta un alto nivel de rechazo popular.
[S]egún sondeos de la mayoría de las encuestadoras, principalmente en los temas que más interesan a los venezolanos, es en donde peor números sacan los oficialistas, inseguridad y abastecimiento de productos alimenticios.
El principal escollo del gobierno nacional es que no encuentra la forma de explicarle al país las razones por las cuales Venezuela presenta esta gigantesca crisis. De acuerdo con las principales encuestadoras (Datanálisis e incluso Hinterlaces) la población responsabiliza al gobierno nacional de la situación caótica.
Ciertamente hay indicios de desmovilización entre los segmentos poblacionales que apoyan al oficialismo, medido por la falta de presencia espontánea del activismo político en eventos convocados por el gobierno, así como la notoria pausa en la agenda de marchas y mítines bajo convocatoria oficialista, la cual solo es perceptible en procesos de supervisión de maquinaria.
Se tiene lectura de una crítica generalizada del rumbo que está tomando la política pública conducida por el gobierno del presidente Maduro en términos generales. La escasez de productos y la ausencia de dólares han contaminado toda la maquinaria productiva, el Estado burocrático y el sistema de salud público, tres grandes vacas sagradas de la vida nacional.
La gente entiende que la economía venezolana es dependiente del dólar y que debido a un descuido sistemático de la estructura económica por las razones ampliamente conocidas y debatidas que no abordaremos en esta lectura, Venezuela se ha quedado sin aparato productivo y lo poco que produce es consumido por la acción de un mercado hambriento y en estado prácticamente de miseria al viejo estilo de Víctor Hugo.
La capacidad de consumo del venezolano se ha visto mermada de un modo impactante en un tiempo muy veloz; la sociedad entera ha visto prácticamente desparecer su moneda frente al dólar. La ausencia de respuesta lógica enfrenta a los ciudadanos con la racionalidad del gobierno desatando una desesperanza general en la población, pero particularmente en el núcleo central del voto de apoyo oficial.
Bajo esta perspectiva los números electorales del gobierno no le cuadran con la mínima para mantener sus preciadas curules. En el caso de Caracas, las circunscripciones estarán reñidas voto a voto, pero con la diferencia de que el escenario de 2015 es diametralmente diferente al de 2010, año en el que se realizaron las últimas elecciones parlamentarias.
Antes de abordar las matemáticas hay que entender que el proceso electoral que se avecina se diferencia del presidencial por la acción de los circuitos que anulan la eficiencia del voto global al limitar el alcance geográfico y lo convierte en un voto segmentado por clase social.
Los circuitos electorales en Venezuela están creados por una ingeniería que retrata la arquitectura social, creando islas de segmentación de clase, son los casos de Chacao o Lecherías o en su defecto Macarao y Antímano. Esta segmentación de clase ha favorecido fundamentalmente la propaganda partidista sensible al mensaje social y ha sido tremendamente favorable al oficialismo por años, sin embargo, puede estar cambiando el comportamiento electoral dada cuenta la diferenciación que muestra la acción en las edades de los electores así como los medios y capacidades de movilización de los mismos.
Para resumirlo, las edades entre 16 y 31 años favorecen el cambio, pero son poco confiables en movilización espontánea, mientras que de 41 años en adelante son más proclives a participar y mantener el statu quo dada cuenta de forman parte del tejido de misiones o estructura burocrática, sin embargo, también son los más afectados por la crisis de abastecimiento así como por el pliego general de incomodidades que transmite la ausencia de dólares en la economía.
Volviendo a los números, si nos ubicamos en el contexto electoral de 2010 tomando como referencia el nivel de rechazo, en ese año era muy bajo, por el orden de 30%, cosa contraria a lo que ocurre en el presente, cuando los ciudadanos muestran 80% de rechazo popular hacia la gestión de gobierno central.
Con estos números podemos hacer un ejercicio de proyección de escenario electoral, que en el caso de los nibi luce interesante ya que en 2010, según Hinterlaces, 6 de cada 10 venezolanos eran declarados NI-Ni, y en la actualidad, según algunas encuestas, los ubican en 75% dejando a los partidarios del gobierno con un escaso 10% de la tajada y a la oposición con 15%.
Si el nivel de aprobación de Maduro afecta a los Ni-Ni se prevé una tasa de conversión relativa a lo experimentado en el nivel de aprobación de Maduro que es inversamente proporcional al nivel de rechazo ubicado en 80%. Esto implica que frente a la misma tasa de desmovilización en el sector opositor el comportamiento basado en la premisa de asimetría en los segmentos de clase se verá afectado.
Ahora todos pudiéramos estar de acuerdo en que particularmente estas elecciones tradicionalmente no generan mayor simpatía en la población o no se observa en la encuestas más que un complaciente y cortés “Sí” ante la pregunta sobre participación electoral. Datos recientes ubican la intención de voto en 70% o más. Personalmente, me atrevo a especular que por lo afectado que puede estar el nivel de confianza por los motivos que todos conocemos, para sintetizar, los entrevistados siempre cuidan lo que dicen, deducimos que lo más probable es esperar un descenso en las capacidades de movilización espontáneas de los electores, principalmente en el segmento que ante la ineficiencia de una oferta electoral movilizadora y caracterizado por presentar los mayores efectos de la devastadora situación país, sin mencionar que lógicamente es el que mayormente carece de logística para sostenerse.
De acuerdo con la base estadística que han hecho pública las encuestadoras y según el nivel de aprobación del presidente Maduro cercano a 20% sostengo que los circuitos ganados en 2010 con una diferencia de puntos igual o menor a 5 tendrían el doble de probabilidad de alternarse que de mantenerse con su actual receptor. Si el margen se ubica entre 5 y 7 puntos la probabilidad de sostener la curul aumentaría, pero sigue estando seriamente amenazada, lo que hace lucir al circuito en cuestión un mayor nivel de incertidumbre. Una diferencia mayor de 7 puntos dejaría a salvo al circuito.
Salvo lecturas que dan algunas encuestadoras sobre nivel de participación que ronda 70%, es preferible confiar en el histórico que muestra una expectativa de participación en el límite de 60% o menos con una mayor incidencia de participación en las zonas urbanas en detrimento de las perimetrales y rurales.
Por ejemplo, en el circuito 3 la oposición tiene una diferencia de 34,36% de ventaja, lo que hace imposible una victoria del oficialismo en ese circuito, además que prelan las consideraciones socioeconómicas, pero en el caso del circuito 2 la situación es muy compleja para el oficialismo, que solo tuvo 1 punto de diferencia con la oposición en 2010, en este caso la oposición tiene el doble de oportunidad de obtener el circuito que su adversario. En el caso del circuito 4 la situación está más compleja pero es muy probable que la oposición mantenga el doble de posibilidad de obtener el triunfo,
El circuito 5 también puede pasar a manos de la oposición ya que tiene una diferencia de 3% en 2010. Solo el circuito 1 está libre de peligro de cambio, lo que dejaría a la oposición con una mayoría holgada en Caracas. Ahora, el caso de Caracas no es el mismo que otros escenarios del resto del país.
Pongamos el caso de Margarita, excelente ejemplo para medir las posibilidades de ganancia de un diputado o dos por acción de la influencia de una tercera fuerza con probabilidades de afectar el resultado total; es el caso del circuito 1. El circuito fue ganado en 2010 por el PSUV, pero perdido en las más recientes elecciones, en el presente ambas fuerzas presentan simetrías en las posibilidades de victoria con ventaja en la MUD, sin embargo, la candidatura externa de Pastor Heydra puede afectar entre 10% y 30% de los votos de la MUD y solo 5% de los votos del PSUV. Es este sentido la MUD saldría afectada directamente. Para el resto de los circuitos la referencia son las más recientes elecciones que muestran un giro desde el PSUV hacia la oposición, pudiendo presentarse una razia completa de los circuitos de Nueva Esparta en manos de la oposición.
*Esteban Oria. Presidente de la Federación de Politólogos de Venezuela. Seguiremos con nuestros análisis en próximas entregas, háganos llegar sus comentarios a @estebanoria
Por: Esteban Oria
Politica | Opinión
Fraude | Sufragio2012/13
@estebanoria
El Nacional
Caracas, jueves, 1 de octubre 2015
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