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MARACAY: Ajusticiado el “Johan Maleta” en San Vicente


MARACAY, Ajusticiado el “Johan Maleta” en San Vicente

Asesinado en su propia casa de
San Vicente el “Johan Maleta”

 

Días después del operativo, poca gente se ve en las calles de ese barrio San Vicente en el que asesinaron a más diez delincuentes.

Maracay.- El malogrado hampon estuvo preso en Tocorón el año pasado, durante ocho meses. Cayó por robo, según el expediente policial, pero su familia asegura que fue “sembrado”. Era inocente, dicen, y no tenía nada que ver con “Johan Petrica”, el presunto delincuente que buscaban, y no encontraron, los 1.500 funcionarios policiales que tomaron este miércoles 13 Mayo, el barrio del sur de Maracay

A Johan José Cárdenas Leal, mejor conocido como “Johan Maleta”, lo sacaron a la fuerza de su cuarto. Lo levantaron “a patadas” del colchón en el que solía dormir con su esposa. Lo obligaron a bajar las escaleras y en la cocina pequeña, justo en la esquina de un mesón de cerámica, lo arrinconaron.

Eran casi las 6:00 am del miércoles 13 Mayo, cuando los funcionarios violentaron la puerta de su casa, con golpes constantes a la estructura de hierro que terminó debilitándose, hasta quedar casi agujereada en todo el centro y con la pintura azul pelada.


Las armas largas y las pistolas sirvieron a los uniformados para golpear hasta que la cerradura cedió. Los gritos previos y las amenazas
alarmaron a todos los vecinos de la calle 1 de mayo, en el sector San Vicente. Algunos se asomaron. Otros prefirieron encerrarse
y esperar hasta más tarde, quizás, para saber quién había caído.

El pran de San Vicente:

El delincuente (a) “Johan Maleta”, estuvo preso el año pasado y las autoridades lo acusaban como “el pran de San Vicente señalado también de ser el responsable de tres homicidios, fue muerto disparos en su casa. No en la calle, como sí ocurrió con otros dos sujetos, presuntos delincuentes menores de edad, que fueron abatidos en medio de un enfrentamiento en la misma zona, tras un operativo en ese barrio del sur de Maracay, que involucró a 1.500 funcionarios y efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, el Ejército y el Cicpc, y en el que buscaban a un recluso de la cárcel de Tocorón apodado (a) “Johan Petrica”, que goza de un beneficio que le permite salir del penal por el día, según fuentes policiales. No lo pudieron capturar. En su lugar, incautaron una pistola, un revólver, una escopeta, una granada y dos envoltorios de droga, que presuntamente le pertenecían al otro Johan, el protagonista de esta historia.

Arrinconado como estaba, el joven de 25 años cayó sobre el piso, también de cerámica. En un intento de levantarse y mantenerse aferrado al mesón, los funcionarios lo volvieron a tumbar y así lo sacaron de la sala de la casa, arrastrándolo por los pies.

Es lo que cuentan algunos familiares que vivían con él y que vieron la escena desde afuera, consternados, pidiendo ayuda, gritando, llorando. A su padre, Juan José Cárdenas; a su esposa, Mileidys Silva, y a la pequeña hija de su esposa, los sacaron de la casa antes que a él. Cárdenas y Silva están entre los 16 detenidos -de un primer grupo de 836 sometidos a revisión y verificación de identidades- que según las autoridades del Cicpc de Aragua eran solicitados por homicidio, droga y extorsión y por sus vínculos con los pranes de Tocorón y con los integrantes de uno de los “carros” denominado Tren de Aragua, que también actúan junto a la banda del buscado “Petrica”.

El resto de la numerosa familia, vecinos de Johan, además, se han turnado durante días para ir a la comisaría, atender a los otros dos presos y llevarles comida. Hasta el viernes 15 de mayo en la mañana, otro grupo estaba en la morgue, porque el cuerpo, que juran salió con vida de la casa ese miércoles 13 de mayo, no apareció en la medicatura forense sino hasta el día siguiente.

El jueves 14 de mayo, a las 3:30 pm, las calles de San Vicente estaban casi vacías. La mayoría de los comercios, cerrados. Algunos motorizados merodeaban por la zona y se paraban en la calle del tiroteo, sólo a mirar. Varias mujeres estaban sentadas en la acera, en sillas de mimbre y plástico, mientras dos de ellas limpiaban la sala de la casa, que había quedado ensangrentada. “Si hubiesen llegado media hora antes ven como quedó todo esto. No habíamos tenido tiempo de limpiar nada”, dijo una de ellas, mientras sostenía un coleto. Tres envases de cloro y detergente estaban vacíos en el piso. La pared azul más cercana a la puerta de entrada aún tenía una mancha redonda, del tamaño de la palma de una mano. Era una huella de sangre que se secó y que aún no lograban quitar.

Fue entonces cuando pidieron que, por favor, sus identidades fueran resguardadas. “No queremos problemas con la policía ni represalias por denunciar lo que vamos a denunciar, la verdad: Johan era inocente y lo ajusticiaron sin razón”, dice una de las mujeres. La misma que rompe a llorar cuando lo describe físicamente: “Era gordo, moreno, así velludito”. No puede decir más.




El pasado:

Johan, padre de un niño de 2 años que vive con su mamá, la primera mujer con la que se casó, cayó preso el 3 de enero del año pasado en el penal de Tocorón. Ahí estuvo durante ocho meses y salió bajo régimen de presentación cada 15 días. De acuerdo con el expediente 4C-26481-14 que reposa en el Circuito Judicial Penal de Aragua, fue aprehendido por robo y “por presentar un registro policial por el delito de homicidio, ante la sub delegación Caña de Azúcar, según expediente 1-617-942, de fecha 04/12/2010”.

“Todo eso es mentira. A él le sembraron eso y se lo llevaron. ¿Por qué lo sueltan a los ocho meses? Porque ven que era inocente”, expresa la mujer. Dice que nunca supo del apodo que le tenían: “Yo no sé de dónde sacaron eso. Aquí lo conocemos como Johan. Johan y ya”. Y niega que las armas incautadas salieran de su casa: “Eso no era de él, nada de eso”, mientras hace un recorrido por el segundo piso de la casa para mostrar cómo quedaron los cuartos, con sus colchones en el suelo, donde la ropa estaba revuelta entre ganchos, cuadros, fotos familiares, un Playstation y libros del Código Orgánico de Justicia Militar y la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. “Todo este desastre lo hizo la policía. Son unos salvajes”.

¿Quién era Johan Maleta?:

La familia Cárdenas insiste en la inocencia de Johan, apoyados en los argumentos de que ayudaba a su padre en tareas de albañilería; que los fines de semana lavaba carros y motos en la puerta de su casa; y que los domingos asistía a una “célula cristiana”, junto a su esposa, en una congregación llamada “Pacto de sangre”, a dos cuadras de la casa.

“Yo sé que no se puede tapar el sol con un dedo, pero ¿cómo es posible que acusen de todas esas cosas a un hombre trabajador que estaba en la búsqueda de Dios?”, se pregunta la mujer, y vuelve a llorar.

Los vecinos de otras calles prefirieren no hablar demasiado ante las interrogantes. Dicen que saben quién era Johan, porque lo habían visto, pero que no saben nada más. Al menos en dos comercios, de los pocos que estaban abiertos un día después de la toma policial, niegan eso que dicen las autoridades: que Johan también lideraba una banda dedicada a la extorsión y al cobro de vacuna. “No, a mí no me cobraban nada. Tampoco sé nada del tiroteo porque estaba de viaje”, asegura la dueña de una frutería.

El encargado de una licorería, dos cuadras más abajo, da una declaración similar. Dice que “jamás” había escuchado el nombre de “Johan Petrica”. Muy cerca de su local, dos días antes del operativo, mujeres y motorizados protestaron en el barrio para exigir a los funcionarios del Cicpc que dejaran el “hostigamiento” en contra de “Petrica”, porque era un hombre trabajador.

En la casa de los Cárdenas también dicen que no conocen al hombre con el que vinculan a Johan. En medio del llanto y de los reproches, la mujer que habla acusa a la policía de haber hurtado los celulares de todos en la casa y que por eso están incomunicados. Y entonces a vuelve pedir justicia: “Sea lo que sea, ninguna familia se merece esto. Por nada se justifica lo que le hicieron a mi muchacho”.


Por: Airam Fernández &
Redacción/R24
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Aragua, martes 2 de junio, 2015




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