La sociedad civil se sitúa de
cara a un reto histórico…
■ La Cumbre de las Américas viene a ser en nuestro contexto de vida americana, bajo las relaciones que estableció la OEA en su declaración, un marco de acción para sustentar el trabajo de fortalecer la paz, la seguridad y consolidar la democracia en el continente.
[L]as cumbres presidenciales o de Gobiernos obedecen en su origen a concertar políticas y estrategias para sus relaciones regionales, continentales o mundiales. Priva en ellas la búsqueda de la armonía y la paz entre los países que las conforman, como promover el desarrollo de los pueblos en razón de su déficit, para superar los problemas sociales que obstaculizan dicho desarrollo. Así mismo se pondera cada vez más la búsqueda por el respeto a los derechos humanos (DDHH), en concordancia con los sistemas democráticos que sostienen esencialmente las organizaciones internacionales. Algunos Gobiernos que nos representan en cada organización internacional se quedan en la camarilla de las cúpulas gubernamentales y forman alianzas con otros que favorecen planteamientos sectarios que terminan contradiciendo la causa raíz de creación tanto de las organizaciones, como de las cumbres que se llevan a cabo.
La Cumbre de las Américas viene a ser en nuestro contexto de vida americana, bajo las relaciones que estableció la Organización de Estados Americanos (OEA) en su declaración, un marco de acción para sustentar el trabajo de fortalecer la paz, la seguridad y consolidar la democracia en el continente, promover y defender los derechos humanos, apoyar el desarrollo social y económico favoreciendo el crecimiento sostenible en América. Mucho se ha dispuesto y decidido en torno a la realización de las diferentes cumbres llevadas a cabo. Pero recientemente a partir de la V Cumbre de Las Américas realizada en Trinidad se dio lugar el mandato de favorecer dos actores fundamentales que deberían sentar bases de participación y cumplimiento sobre las conclusiones de esta cumbre. La sociedad civil y el sector empresarial. Posteriormente en la VI Cumbre realizada en Cartagena se dio paso a la cumbre empresarial donde participaron bajo la organización de Colombia como país anfitrión, unos 600 ejecutivos de las empresas más importantes del continente, cumpliendo con las funciones propias de este sector económico y con la participación de jefes de estados que a través de sus gobiernos promoverían las evaluaciones realizadas.
Pero no se dio consecución en Cartagena a la cumbre esperada de la sociedad civil como ocurrió con la empresarial. Hoy Panamá asume la responsabilidad de organizarla y de asumir el roll de anfitrión ante un cumplimiento de tal relevancia para el desarrollo de la VII Cumbre y en lo sucesivo, a que se defina el curso de esta participación de la sociedad civil como actor fundamental, y por quien se genera propiamente los Gobiernos que nos representan tanto en la OEA como en este mecanismo de acción política. Otras organizaciones o movimientos sociales hacen vida en la cumbre; (juventud, estudiantes, indígenas, mujeres) y marcan por igual un mandato de cumplimiento que se debe arraigar en las poblaciones de cada país con la observación permanente de la sociedad civil, quien se debe convertir en garante con el seguimiento de cumplimiento de estos mandatos por parte de las instituciones que se conforman dentro de los estados y quienes deben ejecutar las estrategias y políticas de tales decisiones en cumbre.
Los temas que brotan de manera inmediata a ser presentado ante esta Cumbre de la sociedad civil se sustentan fundamentalmente en los DDHH y en la democracia que demandan siempre las poblaciones de nuestros países, y que en uno u otro modo han venido siendo trastocados por el ejercicio gubernamental de algunos Gobiernos de América, más allá del caso de Cuba ampliamente conocido y discutido. Cuba, que fue expulsado de la OEA en 1962, reincorporado recientemente y quien no participaba en esta cumbre continental, si bien hoy se presenta con la venia de la invitación panameña como país anfitrión, su régimen no desmonta su carácter de totalitario, no democrático y violador flagrante de los DDHH en su país. Por lo tanto, se hace necesario que en su participación, la sociedad civil demande, sea escuchada y se establezca un mandato en esta cumbre que visualice vías de acción para lograr el fortalecimiento de la democracia en los países de América y el restablecimiento de ella en Cuba como en Venezuela, donde por la vía de un proyecto fundamentado en las raíces del régimen comunista cubano, ha transgredido la constitucionalidad del Estado venezolano, convirtiéndose en un régimen de corte totalitario de igual manera; contraviniendo el ejercicio democrático, sin autonomía de poderes, quebrantando el Estado de Derecho e imponiéndose por la vía autoritaria y represiva, más allá del clientelismo social para mantener un populismo que le sostiene bajo procesos electorales nada transparentes.
Asimismo, en el tema de los DDHH por parte de los gobiernos o regímenes gubernamentales que hoy estarán presentes en dicha cumbre. La sociedad civil se sitúa de cara a un reto histórico en esta VII Cumbre frente a los Gobiernos. La sociedad civil de Cuba y Venezuela llevan las banderas de esta lucha social y debemos hacer luces sobre quiénes nos representan realmente. Así, hagamos fuerza a través de las redes sociales, como nos hemos manifestado estos últimos tiempos en nuestros países ante la imposibilidad de medios de comunicación libres y una libertad de expresión cercenada. Busquemos asentar y expandir al mundo la realidad de la gesta totalitaria que hoy sufren estos dos pueblos de la América en la Cumbre. No más tortura, no más persecución política, no más daño y segregación al indígena, no más detenciones arbitrarias, no más exclusión y que todos los derechos sean para todas las personas.
A la sociedad civil le toca llegar a la cumbre con éxito ante los Gobiernos, llegar como el águila volando por todo lo alto que así corresponde y no como la serpiente arrastrándose o humillada en su dignidad.
*Antonio Rivero. General de Brigada (r) y Dirigente/ Nacional de Voluntad popular
*Antonio Rivero (52). General de Brigada (r) del Ejército. Dirigente nacional de Voluntad Popular, pasó a la palestra nacional venezolana desde 2003 cuando fue nombrado Director Nacional de Protección Civil, donde se destacó por modernizar y adecuar a Venezuela al nuevo esquema internacional de administración de desastres y protección civil.
Por: Antonio Rivero
@antonio_rivero
Redacción/R24
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Miami, 09 de Abril de 2015
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