¿Cuánto más aguanta esto
para que estalle…?
■ Hace 15 días, el 14 de Marzo, como les contaré al final, ocurrió un hecho que por sí solo dibuja nuestro futuro político inevitable, marcado por la generación de disturbios masivos y colapso de la autoridad de Estado, nada será espontáneo, sino provocado por la manifiesta opresión política por parte del lumpenaje corrupto, que indujo al desastre de la economía nacional, que arrastra a todas las instancias del gobierno y del Estado y con ellos nuestras propias vidas, tributarias del tejido social que ahora estalla, porque estaba basado en esa economía que logró despedazar, estos títeres del totalitarismo estatista cubano chulo.
[A]ntes de relatarles el episodio permítaseme, aunque se me comprenda poco, pero si viene al caso, saludar como una muestra positiva de nuestra cultura política, que aún esto no salta por aires, con ribetes de tragedia histórica, porque quizá todavía moldee nuestra conducta civilizada lo que aprendimos por mandato de nuestro casi suicidio como orden histórico social. Aunque se tengan muchas dudas sobre la certeza de la cercanía de la explosión social, es un hecho que ya maduró, hace tiempo, la voluntad de salir a manifestar de forma violenta para terminar con toda esta estafa del chavismo y sus apandillados, quienes han continuado usurpando el poder mucho más allá del límite tolerable desde el punto de vista social, es decir soportable sin que ello convoque el suicidio del orden social mismo. Solo que demasiada gente aún se contiene, traga entero y espera, no solo por miedo, que si bien es de cada uno, también expresa esa percepción colectiva que nos viene del tormentoso siglo 19, del 23 al 26 de Enero de 1958, y del más reciente 28 de febrero 1989, cuando llegamos a temer de nosotros mismos. Por la sencilla razón que pudimos desencadenar las peores conductas disolutas del bacanal social, de la orgia del saqueo violento y de linchamientos por turbas enceguecidas, de lo que preferimos no hablar, porque como los alemanes respecto a los nazis, queremos que “no se sepa” de lo que somos capaces.
No es que ocultemos que con demasiada frecuencia somos dados a mezclarnos a transgresiones graves y en actos violentos, incluyendo hasta los linchamientos que se han dado muchas veces contras hampones y violadores en barriadas venezolanas. Tampoco se vale que disimulemos conductas como la del Dakaso inicial en Valencia a finales del 2013, cuando la turba entraba a “comprar” televisores extraplanos de 50 pulgadas. Pero el país al que seguimos perteneciendo no es el de los que ocupaban la camioneta de policía full de equipos llevándose también los suyos, sino el de aquellos ordenados ciudadanos que reclamaban airadamente a los “bachaqueros” que sacaban presurosos su botín de la tienda, a quienes insultaban y castigaban, llegando al extremo que les arrancaban los TV y los “batían contra el suelo” con absoluto desprecio de su gran valor comercial.
Quisiera se detengan seriamente a reflexionar, sobre todo los “rojitos” que aún creen en poder seguir indefinidamente usufructuando de sus conductas características de una especie dedicada a la sevicia social, con la soberbia de quienes practican con esa típica actitud del bocón vulgar, que exhibe su abuso de poder de Estado, también propia del hampón prevalido de un arma, que aterroriza una familia presa de pánico, apiñada y ultrajada en un rincón en su propia vivienda desvalijada.
Como feché al principio, el hecho que relataré fue contado por una participante de una marcha oficialista contra Obama, que tuvo como escenario las primeras cuadras de la Avenida Intercomunal del Valle en el sentido hacia Coche. Contaba ella, con la mirada perdida como interrogándose a sí misma: ¿Cómo fue que llegamos hasta aquí, porqué seguimos creyendo que esto puede mantenerse?: “Marchamos con una sensación de soledad tremendo porque sentíamos físicamente el aislamiento de la gente que abandonó la gran avenida que era nuestra si, pero en su desmedida capacidad que desnudaba más aún nuestro propio atrevimiento de pretender colmarla”; “Apenas arrancó la marcha empezaron desde muchas ventanas de las torres de apartamentos a gritarnos de todo y luego lanzarnos toda clase de objetos y agua, meado, trozos de hielo y bolsas de pupú. Fueron los peores insultos que he recibido en mi vida y yo los sentía aún más lacerantes porque yo estaba absolutamente en contra, como lo estoy hace tiempo, de abandonar nuestro trabajo y responsabilidades en las oficinas de los ministerios, para ser obligados y disfrazados con la franela roja, a marchar y asistir a eventos ridículos, aclamacionistas una y otra y otra vez”.
Esa misma Avenida Intercomunal del Valle fue, decenas de veces, escenario de multitudinarias marchas de apoyo a Chávez, vitoreado desde los mismos apartamentos desde donde ahora les gritan la indignación colectiva hasta aliñada de excrementos… No pude evitar recordar como al principio de la era chavista éramos los Diputados al Congreso extinto, que por cierto entregaron los pimpollos de la vieja clase política y los 4 solitarios de 131, que éramos las voces de aquella Constituyente fraudulenta, quienes sufríamos los peores vejámenes por parte de las tropas de la camarada Lina Ron, bajo mando directo del inefable cucuteño y su segunda, hoy primera combatiente, al mando de la horda de asaltos al Congreso. Y eso siguió contra los primeros diputados a la Asamblea Nacional. Recuerdo al Diputado Andrés Velázquez quejándose de ser bombardeado con excremento humano y a Rafael Marín (Ran Ran) casi asesinado con un pedazo de viga que le “asestó”, contra su cabeza, remendada desde entonces con metal, un lumpen de esa mafia que “cuidaba” la hegemonía territorial de los rojos sobre las inmediaciones del Capitolio y la Plaza Bolívar.
Tuvimos que esperar 16 años para ver invertidos los papeles.
Y este es el signo de los tiempos. Nuestro territorio es ahora TODO EL PAIS y ellos, en cada vez más ridícula minoría corren temerosos para que no les caiga la bolsa de mierda en la cabeza.
Cuando esa joven profesional contó lo sucedido ese día “me cayó la locha”. Empezó la cuenta regresiva me dije, no importa cuánto tarde todavía. Volveremos a lo sucedido el 24 de Enero de 1958, que nunca relatamos porque quizá nos avergüenza. La turba asaltaba e incendiaba el edificio de la Seguridad Nacional y perseguían y linchaban salvajemente a los esbirros que conseguían con una sevicia igual o peor a como ellos había tratado a los presos en las tenebrosa cárceles de la dictadura.
Es esta la imagen que está impresa en el subconsciente colectivo. La chama no lo sabe, no lo vivió, pero igual “lo siente” porque está allí, con la fuerza de imágenes que sobrecogen y aterran. Están en el ambiente, aparentemente imperceptibles, pero están más que vivas, se olfatean, como provenientes de un aire espeso lleno de sed de venganza animal, contra millones de actos de atropellos, de asesinatos causados por el hampa social y política ruin bajo el chavismo…
¿Cuánto aguanta esto para que estalle, sobre todo tomando en cuenta que la estolidez de los gobernantes atiza día a día la llama del odio y del resentimiento, ahora contra ellos?
Muchos lectores casi como reclamo me escriben diciéndome “¿pero cuando es que va a suceder? Y mi única respuesta es: Ojalá no suceda porque quizá nos toque lamentarlo por años. Pero para que eso NO suceda, en forma de cataclismo social y de desgarramiento político y lo más grave TERRITORIAL, debe ocurrir una cadena de hechos que solo las FAN pueden y DEBEN realizar. Porque si algo está escrito es el fin militarizado de esta pesadilla.
En el horizonte, ojala inmediato, se dibuja una ruptura militar, un “GOLPE CONSTITUYENTE” dictado por ESTADO DE NECESIDAD y es de esto que les comentaré en mi próxima entrega.
*Alberto Franceschi González. Político venezolano. Nació en Miranda, el 20 de mayo de 1947, en el seno de una familia de origen corso.
Por: Alberto Franceschi
Politica | Opinión
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franceschi1947@gmail.com
@alfranceschi
Caracas, jueves 2 de abril, 2015
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