A Maduro todo se le agrava, y a este
paso perderá cualquier elección…
■ Los profesores universitarios se están marchando para Bolivia o Ecuador, igual que los maestros, los peluqueros, los masajistas, los dietistas, todo el mundo; lo contrario de lo que ha ocurrido en el pasado cuando bolivianos, ecuatorianos, colombianos, acudían en busca de empleo a Venezuela.
Ya no se marchan los venezolanos a España o Estados Unidos, sino a cualquier lugar que los dejen entrar. Aquí se quedan los profesionales sin ganas de empezar de nuevo en otro país, los demás se van. 90% de los médicos e ingenieros que se gradúan en las universidades se marchan; es impresionante verlos estudiando alemán. No quieren irse, son conscientes de las dificultades que enfrentarán al emigrar, pero los sueldos que ganan en Venezuela no llegan a los 100 dólares y en el extranjero recibirían 2.000 o 3.000 dólares, por lo menos.
Clorox cerró su fábrica y abandonó un mercado en el que controlaba 50% o 90%; lo mismo ha pasado con decenas de industrias, el país se desindustrializa, porque incluso para las empresas hay más oportunidades fuera de Venezuela, sobran los sitios mejores para invertir en África, Asia, América Latina. No será fácil que vuelvan a invertir en el país, aun con un cambio de gobierno Los sindicatos chavistas inicialmente ven los cielos abiertos, suponen que la empresa les caerá en las manos hasta que comprueban que les pasará como a Lácteos los Andes, o a Sidor.
Si la MUD quiere llegar a las clases populares el tema no es pedir la salida de Maduro, sino convocar a luchar contra el hambre y el desempleo; no reducirse a los temas políticos, sino invocar los que conmocionan a los barrios, hablar de lo que les interesa a los barrios, el hambre, el desempleo, la inseguridad.
Nicolás Maduro vive en las nubes. Transmite en cadena nacional su discurso en las Nacionales Unidas donde habla del ébola, el imperialismo, la unidad de América Latina, la guerra económica, mientras en Venezuela pierde el apoyo popular por causas muy concretas. Logra ocasionalmente disminuir el desabastecimiento, aumenta el ingreso de las madres del barrio, pero todo representa gotas de agua en un mar de problemas. Todo se le agrava, y a este paso perderá catastróficamente cualquier elección. Con las consecuencias inevitables de la derrota.
Chávez habló del socialismo del siglo XXI cuando tenía todo atado y bien atado, después de haber logrado el control político del país, derrotado a la oposición, a los empresarios, la iglesia, las instituciones. Había avanzado hacia el socialismo cuando lo sorprendió la enfermedad. Chávez estaba logrando un imposible, un socialismo con apariencias democráticas, puso las instituciones a sus servicios; devoraba la democracia a pedacitos, utilizando el voto en un proceso que no entendían sus enemigos, a los que se les ocurrió, al estilo tradicional latinoamericano, darle un golpe de Estado en 2002. No tuvo nada de víctima, siempre fue un victimario nada sangriento, nunca había disparado contra otro ser humano.
Cuando a Chávez el cáncer le truncó sus planes, el poder quedó en las sorprendidas manos de Nicolás Maduro. Chávez había establecido un sistema que era una burla a la democracia… y que han imitado otros presidentes, para reelegirse indefinidamente: celebrar elecciones espantosamente ventajistas. Nicolás Maduro ha estado aturdido desde el primer día, con razón. No se atreve a abandonar el legado de Chávez, dar un giro a la derecha, ni hacer lo contrario, estatizar otras empresas, avanzar por la ruta del socialismo. Prefiere dejarse llevar por la corriente, apostar que los dólares milagrosamente le alcanzarán, a pesar de que hay signos de que los precios del petróleo bajarán. En medio de la guerra en los países árabes, el precio del barril no aumenta porque hay demasiado petróleo en el mundo.
Si se quiere llegar a los barrios es preciso hablar de los temas que les preocupan, como ese desempleo creciente, la desaparición de los trabajos bien pagados en las empresas privadas.
¿Debe pedir la renuncia la oposición a Nicolás Maduro?
No, mucho más importante es hablar de lo que les interesa a los barrios: hambre, desempleo e inseguridad.