¿De qué se ríe
de qué se ríe?
(*Y su referencia con Mario Benedetti)
“En una exacta foto del diario señora ministra de lo imposible”. Sí amiga Ana Elisa. Siempre salía fotografiada, con su sonrisa Pepsodent en los diarios del régimen. Celebrando los chistes del eterno. Callando y comiendo. Nunca se te oyó crítica alguna. Vaya muda. Usted nos prometió y prometió. Falló.
“Vi en pleno gozo y en plena euforia y en plena risa su rostro simple”. Ay Héctor Navarro. Cómo reías también. No viste nunca nada malo. Nada perverso. Nada corrupto. Callabas y viajabas. Callabas y aceptabas. La educación se deterioraba y tu rampante, oliente y obediente. Mirabas al galáctico lánguidamente, derretido de admiración. Contemplativo. Just Love.
“Seré curioso señor ministro de qué se ríe de qué se ríe”. Jorgito. Jorgito. Desde Cordiplán ideabas tus estrategias y teorías locas, destempladas, irracionales, neocomunistas salvajes. Pero en los Aló, Presidente, mostrabas tus caninos. Tu eje Orinoco-Apure se desplomó pero tú que nada. Dale billete. No veías para los lados ni para abajo. Solo al Eterno.
“De su ventana se ve la playa pero se ignoran los cantengriles”. Giordani como te alegraba la existencia de pobres. De barrios. De marginales. Llegaste a decir que la pobreza es la esencia del Socialismo. El Galáctico por su parte aseguraba que ser rico era malo. Caramba ¿Y vivir como rico qué es? Despotricaban de nuestros empresarios. Amaban al Brasil. Love.
“Tienen sus hijos ojos de mando pero otros tienen mirada triste”. Navarro; tus hijos, tus amigos, tu patota negociaba con los fondos del Estado. Un gobierno sectario, nepótico, despótico, corrupto, excluyente. ¿No te dabas cuenta? Ahora sí lo ves. Ahora te salieron ojos, oídos, boca. ¿De dónde te salieron? ¿Qué era lo que taponeaba todos los orificios de tu cuerpo?¿Y cuál fue el elixir que los destapó?
“Aquí en la calle suceden cosas que ni siquiera pueden decirse”. Las historias de amantes, yates, apartamentos en New York, haciendas de caballos. Los mismos nombres. Y Jorge, Héctor y Ana Elisa flemáticos, insensibles, mudos, ajenos. ¿Ustedes tres jinetes del apocalípsis no vieron nunca pero ni siquiera una violadita de la ley? Una pecadillo. Una pequeña ilegalidad. Ummh a lo mejor sus despachos ministeriales no tenían ventanas y no podían ver nada. Quien sabe.
“Los estudiantes y los obreros ponen los puntos sobre las íes”. Le cayeron a carajazos a los obreros de Sidor. Mataron estudiantes. Torturaron jóvenes. Golpearon salvajemente periodistas. Y Héctor, Ana y Jorge callaron y aceptaron. Tampoco vieron nada. Siempre oteando hacia donde estaba la arepa que les atosigaba la garganta en su práctica de tragar y callar. Ahora ustedes, tres joyitas del universo, ven cosas horribles. Ven corrupción. Ahora Ana Elisa se da cuenta que hay una rosca en Sidor. Ella sabe quien es el General bandido de las cabillas, pero no lo nombra. Una banda que se roba el acero. Y le pide a Maduro que tenga mano firme. ¿Y antes por qué callaste? Porqué fue necesaria una patada para que abrieras los ojos? Que forma tan rara de funcionar de un cuerpo humano.
“Por eso digo señora ministra de qué se ríe de que se ríe”. Díganme por favor. Por qué se reían a mandíbula batiente. Ella más que ellos. Tiene con que. Se pudre la comida. Hay desabastecimiento. Una inflación criminal, descontrolada, una delincuencia que los afecta a ustedes. Varios de sus guardaespaldas fueron asesinados. Ustedes siempre en carros blindados. Y risa y risa.
“Usted conoce mejor que nadie la ley amarga de estos países”. Ustedes que vinieron con promesas de mejorar. De liberarnos. De desarrollo. De igualdad. De honestidad. Para luego traicionar, mentir. Como se aprende tan rápido el arte de ser ciego. La magia de ser mudo. La ciencia de ser sordo. Soberbios. La crisis financiera y fiscal es bestial. Hay que vender Citgo para comprar papas y desodorantes. Luego venderemos Sidor. Más tarde la Isla de Margarita.
“Ustedes duros con nuestra gente por qué con otros son tan serviles”. Y la boliburguesía roba que roba. Y nuestros tres ministros ciegos. Ahora quieren ser los Tres Mosqueteros de la Dignidad. Vaya que trío. En una de las cosas que coincido con Maduro es en su decisión de sacarlos a patadas, a golpetones, a empujones de Miraflores. Les debió dar más duro. Ahora ellos quieren ser los salvadores, los morales, los éticos, los jueces. No son nada.
“Como traicionan el patrimonio mientras el gringo nos cobre el triple”. El gringo. O el cubano. O el chino. O el ruso. Más del triple, coño. Un médico venezolano gana unos 200 dólares. Cada galeno cubano nos cuesta 5.000 dólares. El triple ni de vaina. 25 veces más. Y así es en todo. Pero donde más ciegos estuvieron estos Mosqueteros del Fracaso, fue en lo relacionado con petróleo. Allí fue donde Giordani llevó la batuta del entreguismo. Fue el fundamental ideólogo del Alba y de alimentar con petróleo la jauría de gobernantes vendiendo su voto en la OEA a favor de violaciones y disparates como el cometido contra María Corina Machado. Finalmente, usted, amigo lector, intente rellenar y darle contenido al resto del verso de Benedetti. Será un ejercicio liberador. Una catarsis necesaria. Se alivia la amargura.
“Como traicionan usted y los otros los adulones y los seniles”. (Los Poderes Públicos)
“Por eso digo señor ministro de qué se ríe de qué se ríe”.
“Aquí en la calle sus guardias matan y los que mueren son gente humilde”. (los muchachos, los estudiantes)
“Y los que quedan llorando de rabia seguro piensan en el desquite”. (El brazo eterno de la justicia)
“Allá en la celda sus hombres hacen sufrir al hombre y eso no sirve” (Simonovis, Leopoldo, Ceballos)
“Después de todo usted es el palo mayor de un barco que se va a pique”. (Y los arrastrará a todos)
“Seré curioso señor ministro de qué se ríe de qué se ríe”.
*Eduardo Semtei. Analista, escritor y opinador de oficio. Fue diputado, director general de inversiones de Cordiplan y vicepresidente del CNE.
Por: EDUARDO SEMTEI
@ssemtei
POLÍTICA | OPINIÓN
El Nacional
Caracas, lunes 1 de septiembre 2014
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