“La piratería revolucionaria
de la oligarquía chavista..”
■ Sentirse miembros de una raza cósmica de elegidos les confiere un derecho innato a saber de todo.
La condición de chavista no se traduce en mejores ingenieros, ni mejores médicos, ni mejores científicos. No se necesita creatividad para imaginarse la preparación y formación de curricultores y curricultoras.
Hay algo en la sicología de los autoproclamados revolucionarios y campeones de la causa del pueblo que es profundamente perturbador: la inhabilidad para admitir sus propias limitaciones y entender el valor del conocimiento no como una palabra que se acomoda a voluntad hasta desproveerla de todo sentido, sino como algo asociado al estudio y al desarrollo del talento.
Tal parece que sentirse miembro de una especie de raza cósmica de elegidos les confiere un derecho innato a saber de todo y a incursionar en cualquier dominio del saber sin otra herramienta que la voluntad.
Por supuesto que la realidad y las complejidades de la existencia humana en un mundo donde la ciencia y la tecnología tienen un rol predominante, no se prestan a la manipulación de los aprendices de brujo revolucionarios, pero en el camino pueden destruir, y de hecho destruyen, valores, instituciones y logros que son el resultado del quehacer colectivo de la sociedad.
La condición de chavista, pseudorevolucionario o autodesignado intérprete del pueblo no se traduce en mejores ingenieros, ni mejores médicos, ni mejores científicos. En realidad no se traduce en ser mejor en ninguna actividad que requiera del conocimiento como condición sustantiva de su ejercicio.
Si no por otra cosa más profunda, por la simple razón de que el voluntarismo no construye conexiones neuronales ni comprensión. El voluntarismo y sus primos cercanos, la irresponsabilidad y la piratería, conducen con frecuencia el desastre de la empresa que se acometa.
La piratería revolucionaria de la oligarquía chavista es la responsable directa, junto con la inevitable corrupción que surge al amparo del exacerbado control de la sociedad, del deterioro que se respira en todos los espacios públicos de Venezuela.
Todo esto viene a colación porque mi capacidad de asombro es puesta nuevamente a prueba frente a una de las últimas invenciones de la creatividad populista infinita del régimen de desgobierno que impera en Venezuela.
Copio directamente, citando la fuente respectiva para evitar cualquier confusión respecto al contenido de la información, unas declaraciones de la profesora Alejandrina Reyes, viceministra de Planificación y Desarrollo Académico del Poder Popular para la Educación Universitaria (MPPEU), quien recientemente moderó, junto al equipo de Gestión Comunicacional de ese espacio, el programa Pueblo Universitario, producción para radio que sale al aire semanalmente por el dial de Alba Ciudad 96.3 FM.
Cito pues: “Reyes respecto a la Planificación Académica en el trabajo directo con las instituciones universitarias, esbozó para las usuarias yusuarios que “se ha desarrollado un Plan Nacional de fortalecimiento al área curricular denominado Jornadas Nacionales de Curricultores y Curricultoras, siguiendo e legado de nuestro Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías de democratizar el conocimiento, promover la inclusión en esa toma de decisiones de manera que lo curricular no puede ser solo un tema de expertos, porque éste tiene una intencionalidad y trata de promover que esos contenidos curriculares para la formación de nuestros profesionales, estén a tono con la Constitución de República Bolivariana de Venezuela, el Plan de la Patria y por supuesto, fomenten eso que nos señala este Plan de convertir a Venezuela en un País Potencia” Resulta pues que lo curricular no puede ser un tema de expertos, sino que al igual que en los temas de aguas, salud, ciencia y tecnología, es necesario construir una ficción comunicacional y política de supuestos cultores populares.
No se trata por supuesto de negar la importancia de la educación ciudadana sobre temas tan importantes, asunto que debería ser un deber primordial del estado y la sociedad en su conjunto, pero no se necesita mucha creatividad para imaginarse el grado de preparación y formación de los así llamados curricultores y curricultoras, en cuyas manos caerá la discusión sobre el tema curricular de nuestros centros de enseñanza. Ni siquiera se tomaron la molestia de crear un neologismo menos monstruoso.
La fulana palabreja podría perfectamente referirse a los cultores del curry, dado el hecho de que la palabra curriculum no puede ser dividida porque carecería completamente de sentido. Pero estas pequeñeces por supuesto no preocupan a nadie en el gobierno.
Mientras se practica la operación de ficción populista y demagógica de pretender que de todo se puede discutir y conocer sin tomarse el trabajo de aprender, el régimen mantiene en total oscurana al pueblo venezolano sobre temas absolutamente sustantivos para el presunto avance del Plan de la Patria, o cualquier otro plan de gobierno si al caso vamos, como por ejemplo el manejo de los dineros públicos y la enorme tajada de recursos que el gobierno maneja discrecionalmente al calcular el precio del petróleo a un precio inferior al del mercado en la elaboración del presupuesto de la nación. Un detallito sobre el que sin duda convendría la intervención de los ojos de un pueblo informado.
Mientras tanto, esperemos las recomendaciones cada vez más parcializadas y destructivas de la posibilidad de seguir pensando con libertad que nos traerán nuestros curricultores y curricultoras. El futuro de Venezuela País Potencia está a buen resguardo.
*Vladimiro Mujica.Caracas en 1954. Obtuvo su licenciatura en Química en la Universidad Central de Venezuela en 1979, y su doctorado en Química en la Universidad de Uppsala (Suecia), en 1985. Luego de una pasantía de posdoctorado en la Universidad de Tel Aviv (Israel), en 1986, regresó a la Facultad de Ciencias de la UCV, donde es Profesor Titular desde 1997. El prestigioso químico venezolano utiliza con mucha fuerza las matemáticas en el desarrollo de sus investigaciones.
Por: Vladimiro Mujica
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Diario TalCual
Caracas, jueves 21 de agosto, 2014