¿Seguiremos regalando
petróleo y gasolina..?
■ Dice la definición que “la gasolina es una mezcla de hidrocarburos alifáticos obtenida del petróleo por destilación fraccionada que se utiliza como combustible en motores de combustión interna con encendido por chispa convencional o por compresión, así como en estufas, lámparas, limpieza con solventes y otras aplicaciones”. Hay más. Hay diesel, hay kerosene, bencina, combustible para aviones, muchos más. Pero no siempre sirven para encender un motor o para que un avión despegue y vuele. No. La gasolina sirve para mucho más.
En tiempos de Carlos Andrés Pérez, luego del anuncio del llamado paquetico neoliberal del FMI, la gasolina no solo sirvió para que por un mínimo y gradual incremento de precios incendiaran a todo el país, especialmente a Caracas, en un candelero que se inicia en Guatire-Guarenas y termina con una mortandad y unas pérdidas materiales enormes después de varios días de saqueos, plomo y desmadre.
Muchas cosas estuvieron en la lista de disparadores, entre ellas el aumento de la gasolina y el paquete de ajustes en general; pero no solo fue eso. Ya la situación estaba complicada, la inflación tenía a la gente contra la pared, la escasez comprometía más la normalidad de los venezolanos y, para completar, la credibilidad y fortaleza de los partidos políticos estaba muy cuestionada. La democracia partidista estaba en franca decadencia. Toda la paja seca estaba lista para dos actos: echarle candela y después gasolina. Y arrancó el incendio. ¿La gasolina sirve para más que encender y mantener andando motores? Claro que sí. Ya se sabe a estas altura quienes le metieron manguerazos de gasolina a todos los hechos que luego fueron llamados El Caracazo.
La Mesa de la Unidad Democrática, por ejemplo, en crisis después de varias derrotas electorales, se le viene encima toda la pared con los elementos divisionistas que estaban simplemente agarrados con alfileres empujados por la necesidad de ir a elecciones juntos; pero que en realidad siempre han tenido visiones diferentes de cómo enfrentar al gobierno y en la búsqueda de caminos para tratar de solucionar la crisis.
Explotan los hechos de febrero, se hace pública La Salida luego completada con la Constituyente, saltan los jóvenes a la calle, muchos sectores también se adhieren a la protesta; pero al final otro fracaso: Más de 1.200 estudiantes y personas enjuiciadas, un buen número sigue preso, dos alcaldes sin cargo y presos, una parlamentaria bajo amenaza y sin curul, varios dirigentes en el exilio y un líder nacional como Leopoldo López preso y sin salida. Además de más de 40 muertos. Balance fatal. Esa gasolina se perdió. Y eso que el gobierno cuando veía que se apagaba la protesta venía con otro perol de gasolina y la candela aparecía otra vez. Así quemó desde estaciones del Metro de Caracas hasta oficinas públicas. Pero al final el gobierno es ganador otra vez.
Y ese estilo de prender candela y tirar gasolina ya sabemos que no es solo del gobierno. Está en todas partes. La polarización lo metió en la médula de los venezolanos.
Tiempo de candela y gasolina, entonces. Y de chorros de agua también.
*ELIDES J. ROJAS L. | Periodista graduado en la UCAB en 1979 y abogado egresado de la UCAB en 1985. Caracas. Venezuela. Jefe de Redacción de El Universal.
Por: Elides J. Rojas L*.
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Caracas, miércoles 6 de agosto de 2014