“El Ministerio Público identificó en tiempo
récord cadáveres de fallecidos en (…)”.
■ Una vez leí ese titular en un diario del Gobierno, el Correo del Orinoco para ser más preciso. ¡Pero qué título es ese,por Dios!
Quien comete semejante brutalidad. Pero, al final, si se ponen a ver, no es de extrañar porque es lo que abunda en este desgobierno. Además, de redundantes, repetitivos y teatreros. Inventan conspiradores y conspiraciones, desempolvan (auto) golpes de Estado y se las ingenian para montar la olla del onceavo magnicidio. “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, decía Goebbels, el principal ideólogo de la propaganda nazi, quien parece estar asesorando desde el más allá a los “genios” de esta revolución, muy convencidos ellos de que solo con el cuentico del magnicidio desviarán la atención de los venezolanos asqueados de este pésimo mandato. Maduro, como el tango, va “cuesta abajo” y así lo indican los sondeos. Una verdad que él y su entorno conocen muy bien, porque no hay manera de tapar el sol con un dedo. Por eso el desespero. Por eso de nuevo la tesis del magnicidio. Pero, ¿quién se come ese cuento? Un cuento, por cierto, muy halado por el cabello ¡y quien quita que sea el de Diosdado!
Aquí el único magnicidio es el que esta gente está cometiendo contra nuestra magnánima Venezuela. Grande, poderosa y otrora- con muchas oportunidades de desarrollo, a nuestro país lo están acribillando los malandros que hoy ocupan las posiciones de poder. ¿Qué mandatario, ante semejante amenaza de muerte o atentado en su contra, pospone la presentación de pruebas para dentro de dos meses? ¡Ninguno, por supuesto! Perdón, sí: lo hizo Chávez y seguramente, en sus innumerables oportunidades, también lo debe haber hecho Fidel, otro “magnicidiólogo” experto. Entonces, solo lo hacen quienes tienen la necesidad de ganar tiempo para terminar de armar el tinglado de mentiras que sustentará la farsa mayor con la cual sostienen sus dictaduras. Por alguna razón, el alto mando político está formado por exgolpistas, violadores de la Constitución, que saben de magnicidio porque en sus prontuarios están fichados esos fallidos intentos, los cuales sí son su especialidad.
La mejor prueba de que este Gobierno habla para delante y para atrás la tuvimos en la cantinflada del martes cuando, Nicolás, en su programa (¿de sátiras y humor?) “En contacto con Maduro” calificó a María Corina de asesina –e insistió que no exageraba- y a su denuncia de magnicidio como “una de las más grave que han hecho en muchos años”. Y arrancó a asegurar que mostrarán más videos, más correos, más conversaciones, “nuevos elementos probatorios mucho más graves que los revelados días atrás; pero, que no quisimos mostrar públicamente”. Entonces, Nicolás: ¿nos van o no a mostrar las pruebas irrefutables de que querían matarte? ¿Es María Corina, la aguerrida María Corina, la guapa María Corina, la hermana de Albertico Limonta? ¿Ya Don Rafael habló?… No podemos perdernos, el próximo martes, otro “apasionante capítulo, arrancado de la vida misma” de “En contacto con Maduro”. Sólo así podremos seguir la trama de esta novelita por entrega: “El magnicidio, una historia de muerte lenta”. Yo me imagino que en el departamento de Estado de EEUU deben estar destornillándose de la risa porque tendrán que esperar hasta agosto, para saber los nombres de quienes intentaron matar a Nicolás. Los imagino incluso, haciendo apuestas, y probablemente los nombres de Jacobson y Kerry, estén despuntando como “posibles autores intelectuales”.
¿Ustedes se han preguntado por qué debemos esperar tanto para saber los detalles de este nuevo intento? ¿O por qué fue Jorge Rodríguez el vocero encargado de anunciar la noticia? ¿Será que los del régimen se van a Brasil para gozarse el Mundial de Fútbol al lado de unas buenas garotas y se les había olvidado ese viaje? ¿Será por eso que pospusieron las denuncias?
Hace justamente un año, Mario Silva –el de La Hojilla- en aquel famoso audio, revelaba que Nicolás estaba entrampado. Y hoy aún más. Las divisiones internas que preocupan a Maduro son la “guerra a muerte entre Diosdado y Nicolás”, esa misma guerra a muerte y odio mutuo que dejó entrever Silva.
Maduro, no sigas con esa tesis del magnicidio. Ponte a trabajar. No insistas con este cuento que ya nadie se traga.
En esta novela por entregas, a Nicolás solo le falta ordenarle a la Comisión que elabora la Ley de Misiones (integrada por Tarazona, Héctor Rodríguez y su amada Primera Combatiente) la creación de la “Misión Magnicidio” para terminar en cero.
*José Domingo Blanco, Periodista, Comunicador social, Conductor programa Puntos de Vista en La Nueva Mágica 99.1 FM.
Por: JOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO)
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EL UNIVERSAL
viernes 6 de junio de 2014
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