“Jorgito nunca comió perrarina..”
■ De acuerdo a la ficha de registro de brigadistas italianos en la guerra civil española, Primo Giordani se enroló el 6/01/1937 en Jaén llegando desde Francia.
El joven de 31 años no entró en la brigada Garibaldi, que no existía para ese momento (se llamaba Legión Italiana), sino en la compañía italiana del 9no batallón de la brigada XIV conocida como “la Marsellesa” porque era mayoritariamente francesa. De acuerdo a estos registros, era comunista, había tenido una pequeña empresa de construcción desde 1930 y fue herido en la sierra de Guadarrama a los pocos meses de llegar, teniendo que salir del combate para ser asistente de los comisarios italianos en diversas compañías, alcanzando el rango de sargento. Finalizados los combates, fue enviado a los campos de concentración en el interior de Argelia, que en su caso fue uno de los más crueles, el de Djelfa en pleno Sahara. Roberto Hernández nos cuenta que: “El 23 de febrero de 1940 atracó en Puerto Plata, República Dominicana, el barco La Salle” donde al menos hay alguna constancia del arribo de los Giordani, “quienes fueron trasladados a la colonia agrícola de San Francisco de Macorís”. Donde “pasaron mucho trabajo y mucha hambre”. Y allí “nació Jorge el 2 de junio de 1940”, donde permaneció hasta 1942, cuando “los Giordani viajaron a Venezuela”.
Recurro a esta biografía por dos razones concretas. La primera es para comprender cómo el niño Giordani creció formado como un comunista de los más dogmáticos. Pero no se trata de un “comunista ortodoxo”, el problema es que vivió en una burbuja dentro del comunismo de 1900, arrancado de Europa y llegado a las colonias. El simplismo es tan tremendo que es lo que podemos ver, salvando las cándidas distancias, en la Colonia Tovar donde todavía se habla el alemán de 1850. Así que Giordani, no es, pues, un “comunista ortodoxo”, creció y se formó con ideas muy viejas, sin siquiera entender (y mucho menos importarle) porqué fracasó el asunto en países mucho más desarrollados. Es, pues, “un colono decimonónico del comunismo”, un hombre que habla ideas de 1896 y por azar del destino y para desgracia de Venezuela, las pudo aplicar en pleno siglo XXI.
En el “efecto colonia Tovar” los colonos venezolanos se perdieron las grandes crisis de Rusia y Alemania del Este. Se perdieron los grandes errores de la colectivización y la cooperativización del campo que había arrastrado con este a todo el sistema revolucionario. A los “colonos” poco les interesaron las razones de la gran hambruna rusa, la gran hambruna china, la gran hambruna de centro Europa o la de Corea del Norte. Por eso la carta de Giordani es tan simple como tan terrible. Porque esboza sin reparo alguno, la mentalidad del colono de 1896 y lo que para él son logros (subvenciones masivas, planificación centralizada, colectivización, comunalismo), para los comunistas modernos fueron las razones de la caída del comunismo.
La segunda razón, es porque Giordani es la prueba más contundente de una de las mentiras más crueles de los colonos del comunismo venezolano. Los Giordani fueron acogidos, siendo extranjeros, en mi hermosa Venezuela. Llegaron más pobres, que el más pobre de los venezolanos de hoy. Pero en apenas una década, el señor Giordani ya tenía una fortuna considerable y era dueño de edificios en los que vivió alquilado tanto Alberto Carnevali como Leonardo Ruiz Pineda (Acuna 1977). Jorge Giordani si tuvo oportunidades en Venezuela siendo un niño que nació en la pobreza más absoluta. Estudió gratis en el mejor liceo de Caracas (Andrés Bello), estudió gratis en la mejor universidad de Venezuela (UCV), cuando su familia enfermó, fueron tratados gratis por los mejores médicos. Ya hubieran querido los otros niños pobres de las colonias agrícolas de San Francisco de Macorís haber estudiado su posgrado en la Universidad de Boloña como mi hermosa Venezuela le dio la oportunidad. Ese niño que nació en la pobreza más absoluta también se le dio un excelente trabajo público y se le permitió discutir y difundir sus ideas marxistas en más de 10 libros y centenares de artículos. Que los niños más pobres como él comieron perrarina o no se les dio oportunidad en mi hermosa Venezuela, es en el caso de su escrito, su mentira más cruel.
Que Giordani sacó “de la pobreza a importantes grupos desprovistos de las herramientas para superar las graves privaciones materiales y culturales” es estadísticamente su otra mentira más cruel. Al año de llegar sus estadísticas explicaban que había 1.221.895 hogares pobres (no extremos) y al momento de entregar sus logros hay 1.287.539 hogares pobres. En el 1er semestre del 2000 había 815 mil hogares en pobreza extrema y en el 1ero de 2013 existían 827 mil (INE). A su llegada había 266.081 viviendas no adecuadas y a su partida 323 mil. Había 735 viviendas en hacinamiento crítico y cuando entrego había 681 mil. 730 mil viviendas sin servicios básicos y a su salida 712 mil. Las estadísticas se pueden manipular desde arriba, creado millones de hogares nuevos de clase media (que nadie construyó), pero esas gentes, en esos hogares, jamás recibieron los “ingentes recursos”.