“La FIFA, afirma alianza
con el oficialista PSUV“
Estimados amigos de la FIFA:
■ Estoy sumamente sorprendido y ciertamente decepcionado en razón de que la mayoría de los árbitros en este Mundial de Brasil fueron entrenados en el PSUV. La cantidad de goles que han anulado declarándolos como posición adelantada solo son comparables a las privativas de libertad contra varios opositores venezolanos justamente por las mismas razones.
La Fiscalía alega que piden elecciones anticipadas, que es el asunto más parecido a una posición adelantada en balompié. Qué casualidad. Y en cuanto a penalties, carrizo, allí si la vaina es igualita. La fabricación de faltas, de penalties, es excesivamente normal, como dijo el tercio aquel, digo, es excesivamente anormal, el penalti que le regalaron a Brasil no solo fue un dádiva escandalosa y corrupta, un invento para complacer, fue un bochorno nipón. No me extrañaría para nada que los fiscales y jueces venezolanos hayan estudiado en la misma universidad que el árbitro del Japón que le dio tremendo presente a los brasileños. Inventaron una falta, un delito, una ilegalidad donde no había nada. Lo hecho contra Leopoldo López y los muchachos que dejaron presos es un procedimiento parecido. Así que, hasta la fecha, el modus operandi de los árbitros del Mundial de Fútbol es copia fiel y exacta del modus ilegandi de la justicia venezolana.
Verdaderamente que el deporte y la política tienden a parecerse. Hay juegos que son sorpresas, como ocurrió en el encuentro entre Holanda y España, donde nuevamente los árbitros enloquecidos por adular al campeón, por hacerles garantoñas y manifestarles lisonjas cantaron un penalti que no llegaba ni a caricia de quinceañeras. Es lo mismo de algunos personajes que tan solo ayercito parecían serios, responsables, y se autodeclaraban como demócratas, y hoy no son sino unos lisonjeros, más bien jalabolas de los capitostes y capitanes del gobierno.
Hay uno por allí que aparecía como coleado en la famosa Cátedra del Humor, arrejuntándose a Zapata y a otros humoristas, creo que de apellido Hernández, y hoy no es más que una sombra vergonzosa, lastimosa y hasta cobardona, besándole las botas o las bolas, no hay mucha diferencia, al presidente de la Asamblea, a quien le dedica ojitos amorosos y prosas de una epopeya que jamás existió, para que en retribución de su adulancia patética y miserable lo mantenga en un carguito de segunda que le permite viajar cuatro veces al año a Francia. Ese es su precio: cuatro boletos trasatlánticos.
Bueno, les decía que el deporte profesional es igual a la política profesional. Los equipos que no están bien entrenados o cohesionados, que no tienen una estrategia clara y que dividen a sus hinchas, terminan en verdaderos desastres, en despelotes horribles que decepcionan y llenan de pena y dolor a sus seguidores. El equipo gubernamental de Venezuela, si fuera a ser juzgado como uno de beisbol o de fútbol, ay Dios, sería muy mal calificado. Los delanteros o los primeros bates (es decir, los ministros del área económica) no meten un gol, en todo caso un autogol y en pelota, eso es ponche y ponche. No ven nada en el plato y la red del portero se les pone lejísima.
Ahora los defensores o sus similares, los jugadores que cubren el cuadro, no defienden a nadie, excepto, claro está, sus propias prebendas y ventajas como enchufados; por el otro lado hay que registrar que se le van los rolincitos más livianos. Basta con señalar que la inflación se les fue de las manos a defensores, y la recesión económica les robó las cuatro bases.
Ahora, si hablamos de seguridad, allí sí la cosa es grave. Tiene un DT que no da pie con bola ni acierta para nada en el arte de estimular y dirigir un equipo. Y si hablamos de beisbol el team no pasa de ser una caimanera mal estructurada cuyos guantes, pelotas y caretas las maneja a su antojo el manager de otro equipo, en este caso de Cuba.
Total, que mejor que nuestro gobierno se dedique al gurrufío, la perinola y la pájara pinta. Por lo tanto, señores de la FIFA, su alianza con el PSUV es clara y notoria. Hay que cambiar. Sean serios.