¿Habría bebido otra vez
el General Presidente..?
■ No sé si por suerte o desgracia, la atención por los goles se impuso a la noticia de una Cumbre que atrajo la participación de Presidentes, Jefes de Estado y más de 100 representantes de diferentes países.
Mientras una parte del mundo seguía con desarmonía de rivalidad, la recién concluida jornada dominical del mundial futbolero en Brasil; pocos prestaron atención a la clausura de un enlutado evento, la Cumbre del G77+China.
Suceso en el cual participaron un par de personajes serios, un grupo de espermatozombis y una amplia representación de antigüedades políticas que por su manera de actuar, no parecen vivir en esta época donde se impone la teoría del debate, el respeto a la desigualdad y el desacuerdo.
El mencionado evento, una fantasía actoral de literatura esotérica, terminó este 15 de junio en la ciudad de Santa Cruz, Bolivia; y fue otra representación de un manicomio; donde algunos delegados, con creatividad mal encausada, lanzaron insípidos discursos cargados de palabrería decorativa.
Monólogos que suenan bien, pero no convencen. Hasta el propio Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, habló de derechos humanos ante una contraproducente comparsa de representantes de paises acusados de violarlos como Zimbawe, Siria, Guinea Ecuatorial, Cuba, Venezuela…. Ah, y China que llegó a esta cumbe sin esconder sus intenciones, con el claro propósito de expansión comercial y posicionamiento en América.
Sugiero que los analistas presten atención a este asunto en particular, y no continúen ignorando que la actual potencia asiática, con espíritu de imperio, destinó en estos últimos ocho años más de 100.000 millones de dólares para inversiones en la región.
Simpática pero preocupante estuvo la alocución del rústico, obstinado, y pintoresco Evo Morales, presidente de la Cumbre y de Bolivia, el país de mayor atraso y pobreza en sudamérica, que con su habitual salpicada de momentos peligrosamente necios, en lugar de solicitar más ayuda para su nación, propuso la eliminación del Consejo de Seguridad de la ONU como una nueva medida para generar un “nuevo orden mundial”.
El gobierno de una dictadura tiene que parecer ejemplar y dar una imagen de altura. Al menos eso dicen los libros y explican que el poder y la concordia en los sistemas totalitarios, se basan principalmente en el miedo; pero a quién puede amedrentar el deslucido, incoherente, arrogante y poco fluido; General Raúl Castro, que con marcada sobreactuación, eso sí poco convincente, de macho voraz, contradijo la habitual postura de injerencia que lleva el gobierno revolucionario cubano, y poniendo su mejor semblante de poder adquisitivo y carisma de cocodrilo, denunció públicamente y con total desvergüenza, lo que llamó “acciones ilegales, encubiertas y subversivas, usadas para desestabilizar países”. En la actualidad –apuntó el mandatario cubano – se transgrede la soberanía de los Estados, y se violan de forma descarnada los principios del Derecho Internacional.
¿Habrá bebido otra vez el General Presidente, o será que para él, decir una cosa y hacer otra no es mentir sino mantener la tradición impuesta?
En fin, el mar. No sé si por suerte o desgracia, la atención por los goles se impuso y la noticia de una Cumbre que atrajo la participación de Presidentes, Jefes de Estado y más de 100 representantes de diferentes países, salió sólo en los finales de algunos telediarios. Esto demuestra que vivimos momentos cruciales marcados por un total vacío de liderazgo. Preocupante.