Para que “trabaje” en un mismo
caso, con enfóques variados
■ Gobernar no es fácil y como se afirma en las tablas de Peter todos tenemos nuestro grado de incompetencia y eso es lo que pasa en Venezuela con muchos de los llamados socialistas-comunistas que gobiernan, que miran el poder como el cuarto de hora para llenar las alforjas y mochilas de ellos y de sus familias.
Lo más insoportable que puede tener un gobernante es contar con asesores o equipo de gobierno iguales o inferiores en academicismo y sabiduría al hombre que desgraciadamente manda. El mejor ejemplo lo debemos tomar del presidente Obama en los Estados Unidos que pidió a once de sus profesores en la Universidad de Harvard que fueran sus asesores y ahí vemos a Obama enfrentando el temporal con el presupuesto y la grave oposición republicana.
Hasta el ministro de Economía de Lula en el Brasil lo llamaba Obama para consultarlo por haber sido su profesor, y es muy distinto poner un equipo académico que no conoce de administración o de nada, solo un amigo incondicional adulante, servil, genuflexos o fichas partidistas, a un grupo de asesores y que supuestamente “superiores al mandatario”, que no debe temer que sus subalternos sean superiores a él. Me refiero a Venezuela que quede claro.
De todas maneras para eso el mandatario es aparentemente capitán de su nave y no los otros sin caer en la soberbia o el falso caudillismo. Ya no estamos en la época de los Príncipes de Europa y eso quería Maquiavelo asesorar al Príncipe. No obstante que esa obra es un manual de ciencia política, que hoy deberían leer y estudiar todos los jóvenes universitarios de todas las carreras, porque al leerlo, El Príncipe les enseña dentro de un contexto como se desarrolla el poder político y del sabio arte de gobernar.
El trabajo de gobierno no puede ser unipersonal, sino un trabajo de equipo y para quienes nos gusta el estudio de la historia política de Venezuela, debemos admirar que muchos presidentes venezolanos de la mal llamada IV República, aun siendo letrados y fichas de partido, cuando el pueblo los escogió para ser presidentes, ellos no sabían nada de cómo gobernar, pero ellos preguntaban por los hombres más capaces y dinámicos de su época y así iba nombrando sus ministros, quienes lo ponían en conocimiento de sus actividades y la historia les recuerda como los mejores presidentes.
En la crisis de ministros de estos 15 años de gobierno socialista-comunista vemos u observamos, que muchos de ellos son tan inferiores como el mismito Presidente en el conocimiento de las Carteras Ministeriales para donde se les nombra por su dinámica de gobierno y salieron pero para otro ministerio, como se cambian las fichas del ajedrez, solo premiando su incondicionalidad y lealtad al fulano proceso revolucionario.
Pienso, que el gobernante no debe quemarse con los suyos como le pasó al fallecido presidente anterior, que por poco se pone a estudiar todas las carreras en la UBV, hasta derecho penal para sacar a los suyos de sus supuestas inocencias de corrupción.
El problema de un gobernante tampoco es ser sabelotodo y escoger a dedo a los zombies que quiera. No, debe ser un académico, un letrado experto en lo que se le designa, por ejemplo, un educador eminente y con experiencia en la Cartera de Educación, gente pensante que lo ayude en equipo a pensar y no a cualquier pesuvista que solo es incondicional ficha del PSUV.
Los amigos de antes para gobernar no pueden ser los mismos de hoy, y si bien en este momento no hay coincidencia entre poder político y razones religiosas o morales el gobernante debe obedecer a una ética social ni creer como lo señala Maquiavelo, que el fin justifica los medios y por tanto debo enriquecerme para enfrentar gastos políticos de gobierno o de situaciones judiciales que deba enfrentar.
Y todo me sea permitido, máxime cuando estamos en Venezuela asistiendo a un supuesto Estado Social de Derecho y el propio gobernante debe ser garante de los derechos y garantías fundamentales, pero desgraciadamente no es así. Por tanto, el poder dejó de ser absoluto hace rato y por eso el tiranicidio fue implantado por la revolución francesa en que los reyes dejaron rodar sus cabezas.
El Maquiavelo de hoy debería ser un buen consejero, que acierte por el buen gobierno lejos de dividir a los gobernados entre sus amigos y los que no lo son, entre patriotas y escuálidos, entre chavistas y opositores. Aprender que debe ser un buen ejemplo como esposo, como padre de familia, y recordar la semiótica del signo libra en que algunos han nacido, por la balanza justiciera.