“La fiscal, bajo la idea del
antiguo diente por diente“
■ Reaccionó Luisa Ortega Díaz ante la posibilidad cierta de que Estados Unidos sancione a algunos militares y próceres socialistas violadores de Derechos Humanos, a funcionarios corruptos y a un buen número de narcotraficantes.
Las sanciones no serán contra el país, pero sí irán directamente contra algunos miembros del clan rojo que pasaron de la raya amarilla. ¿De qué se trata? Pues no se sabe con certeza, pero se asume que congelarán cuentas de estos chivos y pondrán ojo en propiedades y bienes mal habidos. Mucha visa puede rodar también.
¿Y qué dijo la fiscala? Pues una bobería que vale la pena buscarle varios supuestos para tratar de ubicar en el terreno de la realidad lo que declaró la brillante funcionaria. Dijo esto: La fiscal general venezolana, Luisa Ortega, afirmó que si hubiera sanciones contra funcionarios de su país por parte de Estados Unidos tendría que solicitar una medida similar ante la Asamblea Nacional (parlamento unicameral de Venezuela).
Ortega se refirió a informaciones sobre la posibilidad de que en Estados Unidos se aprueben medidas contra funcionarios venezolanos, incluyéndola a ella misma.
“¿Qué insolencia la de Estados Unidos, no? De ser así, tendré que solicitar a la Asamblea Nacional venezolana también, que se sancione sobre todo a quien hizo esta propuesta, a este senador latino que ahora no me viene el nombre y no quiero que me venga el nombre de él a la memoria”, dijo, según reseñó EFE.
Perfecto. Salió respondona la fiscala. Veamos más o menos como se come esto de sancionar a funcionarios de Estados Unidos por la básica razón de reciprocidad, lo cual ya habla bastante del concepto de justicia y del nivel de conocimientos del Derecho que tiene la señora Ortega. La reciprocidad podrá ser política o diplomática, pero nunca será justicia en términos jurídicos, pues supone que de Obama para abajo están violando Derechos Humanos, matando tigres con los narcotraficantes colombianos o mexicanos o, en su defecto, sacando dólares del Cadivi gringo que no existe o del Banco de la Reserva Federal, como sí hacen los enchufados en Venezuela.
Puede la fiscal, entonces, pedir a la Asamblea Nacional, bajo la idea del antiguo diente por diente, que se le prohíba la entrada al país a Obama, que le revoquen la visa de Venezuela. Se sabe que el presidente de Estados Unidos quería venir a Venezuela, específicamente a Valencia, a comprar un carro, pues en Washington no hay. Hay que hacer una cola inmensa, meterse en una lista, pagarle a alguien para que aligere la entrega y finalmente en dos o tres años podrá recibir su vehículo. Pero se peló Obama. No podrá comprar su camionetota en Valencia donde sí hay carros como arroz. Se dice, igualmente, que varios altos funcionarios norteamericanos están que tiemblan ante la posibilidad de que les congelen los bolívares tísicos que tienen en el Banco Bicentenario, aunque algunos prefirieron resguardar sus ahorros en el Banco de Venezuela. Esos reales, claro está, se perderán. Así que a moverse. Los tentáculos de la justicia bolivariana llegarán hasta los inmuebles adquiridos por funcionarios gringos en Venezuela. Se dice que tres senadores compraron a futuro la mitad de los proyectos turísticos de Izarra. Serán congelados y embargados.
Muy dura la fiscala. Tiene vista, buena vista.
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