El segundo año será peor..
■ Hay que hacer un gran esfuerzo para conseguir alguna obra de Maduro en estos 12 meses.
Hasta para saber cuánto tiempo lleva gobernando Maduro la cosa se hace complicada. Se encargó ilegalmente mientras al comandante fallecido lo operaban por última vez en Cuba desde diciembre del 2012. Pasó tres meses gobernando agachadito, avalado por las instituciones y los poderes que el finado le dejó. En ese lapso salían decretos, resoluciones y decisiones firmadas por el comandante cuando a estas alturas todo el mundo sabe que no podía firmar. Estaba incapacitado.
En ese tiempo, un poco más de tres meses, gobernó bajo un descarado manto de ilegalidad. Hasta se lanzó su primera devaluación en febrero del año 2013 y le dijo al país que estaba aprobada y firmada por el mismísimo Hugo Chávez. Pasó más de tres meses gobernando. Ese lapso pudiera llamarse período de suplencia obligado, pues todo el país intuye que Chávez estaba imposibilitado para gobernar, pero lo mantuvieron en la primera magistratura para que les diera tiempo de hacer los trabajos previos y asegurar ir a las elecciones en condiciones ventajosas.
Impulsado por decisiones de su propio Tribunal Supremo de Justicia, el cual heredó también, se queda como presidente encargado después del anuncio formal de la muerte del comandante el 5 de marzo. Todo listo para las elecciones de abril, en ejercicio y montado en el coroto. No es lo mismo ir a unas elecciones como un ser común y corriente, cosa que es inadmisible para un chavista. Siempre en ventaja es la consigna. Es así como Maduro confunde actos de gobierno con campaña electoral y se encadena a diario inaugurando desde canchas de bolas criollas hasta alguna acera por ahí. Lo importante era copiar al fallecido en estilo y populismo. Ya se sabe que ganó por algo más de un punto.
De ahí para acá pasó un año. Es la obra de gobierno que ocupa menos letras en la historia del país. Nada. Más bien ha terminado de destruir lo que le dejó medio resquebrajado el comandante muerto. Empujó la inflación hasta llevarla a índices de marca mundial. Terminó de devaluar, y bien devaluado, al que alguna vez el finado llamó bolívar fuerte. Agravó la crisis de abastecimiento. Inventó un asalto masivo que llamó el Dakazo, el cual le dio votos para las elecciones de alcaldes, pero terminó de masacrar al comercio. Inventó un mercado paralelo que no entrega dólares y dejó claro que el gobierno no tiene divisas para seguir con el mismo ritmo de importaciones de los tiempos del fallecido.
El panorama es oscuro. Además de la crisis económica, la arrancó una crisis social sin parangón con más de dos meses de protestas en diferentes estados del país a la que se agrega, en consecuencia, una pesada crisis política.
El segundo año será peor.