La incoherencia mental
afecta al gobierno..
■ Maduro ha debido levantarse ayer con la certeza de que los dinosaurios que lo habían acosado en la noche seguían ahí. Es que de verdad fue un mal día el lunes pasado.
Muy malo. Comenzó con la estocada de seda de Vielma Mora que comentábamos ayer, la más contundente que se le ha dado en mucho tiempo a la autoproclamada unidad oficialista.
En vano el gobernador trató de ponerle algunos parches a lo dicho durante el día, pero que fueron vanos ante la magnitud de lo declarado, el humillante atropello sin misericordia del gobierno central al estado andino, con Rodríguez Torres a la cabeza, y la impostergable necesidad de soltar de inmediato a todos los presos políticos, López y Simonovis incluidos. Y vaya usted a saber las ramificaciones que seguramente esto tiene, ya las veremos.
El ofrecimiento de diálogo franco y sin condiciones hecho a los Estados Unidos recibió un balde de agua de sus voceros, que lo mandaron a dialogar con su pueblo y a cesar la represión inclemente. Curiosamente decidió designar de inmediato, como si nada hubiese oído, un embajador en los predios del Imperio.
Y también muy curiosamente el capitán Cabello esa misma noche, en su esperpéntico programa televisivo, volvió a acusar al coloso del Norte de ser el promotor del golpe lento que imagina que vivimos, lo que hace sospechar hasta que es un saboteo a las diplomáticas y compulsivas intenciones presidenciales. O, quién quita, sea simplemente parte de esa incoherencia mental que afecta al gobierno, que le hace decir una cosa en la mañana y todo lo contrario en la tarde.
Para completar CNN, con la cual parecía haberse llegado a un cese del fuego, mandó al más fornido de sus periodistas, a quien no se le ocurrió otra cosa que ir a visitar al general Vivas, solitario y armado insurrecto contra el orden establecido.
En la tarde le esperaba otro plato fuerte.
Capriles, que había anunciado su asistencia, condicionada al Consejo de Estado, decidió no sólo no asistir sino tildó al gobierno de agonizante, de genocida para la opinión internacional, de manipulador del diálogo usándolo para lavarse la cara, de proseguir la represión con sus fuerzas militares y paramilitares y no haber hecho el menor gesto real para liberar los presos, además de chantajear presupuestariamente a los gobernadores opositores para que fueran sumisos al poco neutral espacio de Miraflores a oír sus declamaciones retóricas. Y hasta de andar de carnaval, ampliado además, en medio de tanto dolor nacional.
Por lo demás varias ciudades principales del país amanecieron paralizadas y fragmentadas por las barricadas. Hubo nuevos muertos y detenidos por la represión.
Y el día estuvo particularmente gris y frío.
Al gobierno no le quedó más remedio que inventar esas vainas que inventa, esta vez más truculentas que nunca. Los mapas de Pedevesa, que debe manejar cualquier estudiante, pero que en manos de Leopoldo López, preso y todo, eran un seguro anuncio de terrorismo petrolero. Agarraron un terrorista que ni El Chacal en sus mejores tiempos. Y en la noche el cervantino verbo de Cabello le cayó a mazazos a medio mundo, todos implicados en planes para vender la patria al imperio, a Uribe (que aspiraba a hacer suya la mitad más jugosa de Venezuela), a J.J. Rendón que extrañamente no había aparecido en este round.
¿Tantos dinosaurios le habrán demostrado a Maduro que dialogar de verdad implica de su parte otras cosas, muy concretas, políticas y económicas, y no sólo las declamativas y sentimentaloides proclamas de su palpitante corazón? Más valdría.
*Fernando Rodríguez. Periodista; Editorialista del diario Tal Cual.
Por: Fernando Rodríguez
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