HomeVenezuelaJOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO): "Esto no es Chacao, esto es Caricuao"

JOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO): “Esto no es Chacao, esto es Caricuao”



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¿Leopoldo se inmoló
por Venezuela..?


 
“Estos días ya los hemos vivido”…, era la queja que espetaba una señora mientras hacíamos la cola en el banco. Ella no creía que con la calle encendida, los estudiantes marchando, las protestas a la orden del día, se iba a lograr algo. Mucho menos salir de este régimen que nos mal gobierna.

Se le notaba molesta, fastidiada; pero, sobre todo convencida de que estas acciones caerían en un saco roto. “¿Por qué?”. Me aventuré a preguntarle. “Porque esto se parece a abril de 2002. Estos días se me asemejan tanto a los del paro petrolero; aunque todavía no ha habido paro, ni creo que vaya a haberlo porque los obreros de Pdvsa –obligados o no- fueron a brindarle su apoyo al mamarracho de Nicolás el día que Leopoldo se inmoló. Si hasta la plaza Altamira vuelve a ser el punto de concentración. Estos días me recuerdan a los de abril de 2002; en los que las protestan eran solo en el este de Caracas, porque en las zonas populares no pasaba nada. Esto es un Déjà vu. Y esta vez no voy a volver a caer en la euforia que viví hace 12 años cuando creí, con toda la alegría que te puedes imaginar, que habíamos salido de Chávez”.

Déjà vu o no, la calle vuelve a encenderse. Quizá paulatinamente. Quizá, tenía algo de razón la señora que rezongaba en el banco cuando decía que en Petare y en Catia no pasaba nada, o por lo menos no de manera pública y notoria. Hubo noticias de protestas en Caricuao, cuyos habitantes, decididos a demostrar su malestar, alzaron la voz para expresar que “esto no es Chacao, esto es Caricuao”. Y salieron a reclamar por sus propios pesares y los ajenos, que al final de cuentas son los mismos males que nos aquejan a todos. Porque a todos nos duelen esos estudiantes muertos; nos duelen los heridos, los muchachos detenidos injustamente, los maltratos y las vejaciones sufridas por jóvenes cuyos únicos delitos fueron armarse de valor y protestar.

Sin embargo, sigue la incertidumbre. A veces, incluso, noto algo de improvisación. ¿Cuál es el objetivo? ¿O los objetivos? No deja de sorprenderme, por ejemplo, el hambre de liderazgo que sufre el país. De verdad, ¿Leopoldo se inmoló por Venezuela? Porque eso fue lo que escuché, y no solo a una desconocida. Ya son muchos que le otorgan la categoría de héroe nacional a López. Y eso es algo que siempre me ha llamado la atención: ¡la capacidad que tenemos de endiosar en fracciones de minutos a quienes de pronto asumen algún papel protagónico en la palestra pública! Porque resulta que, es verdad, Leopoldo se entregó. Pero también es verdad que Nicolás, en su mitin del martes, aseguró que Diosdado gestionó y negoció con la familia los términos de su entrega. ¡La esposa lo confirmó! ¿Qué nombre le ponemos a esto? ¿A quién le creemos? Para ser sincero, si todo fue negociado con tanta antelación, entonces es más de lo mismo: puro teatro. La política es oscura y engañosa. Incluso, me atrevo a calificarla de retorcida. Truculenta. Los intereses que la mueven, definitivamente, no son a favor de las mayorías. El poder enceguece a quienes lo ostentan y despierta las ambiciones de quienes quieren alcanzarlo. Qué lejos estamos como sociedad de respirar un clima de justicia social, qué lejos estamos de ser gobernados por verdaderos líderes democráticos conscientes de que una nación necesita autonomía de poderes para mantener la ponderación y la estabilidad. Que el respeto a las leyes es primordial y que la integración ciudadana es el objetivo cuando lo que se busca es la prosperidad del país.

Insisto de nuevo en lo que ya he dicho en otras oportunidades. Necesitamos un verdadero liderazgo opositor capaz de entender que la pobreza constituye un factor de muy alta sensibilidad, y que no es un asunto exclusivo del Estado: es competencia de la vida pública y privada. No debe actuar el uno aislado del otro, sino que debe haber una suma de voluntades dentro de la sociedad civil. Necesitamos hacer política creando percepciones que contribuyan a un objetivo común. Encaminados hacia el bienestar de todos. El liderazgo opositor que surja ahora debe entender que Nicolás y sus acólitos siguen sembrando en un sector de la población lo que Chávez se encargó de cultivar: discriminación y odio. El puente debe tenderse con un mensaje honesto, capaz de calar en un sector que se percibe excluido y execrado por esos que hoy pretenden demostrar que quienes nos gobiernan no sirven. Llegó la hora, en la Venezuela actual, de que la nueva dirigencia opositora surja consciente de la necesidad de reivindicar la convivencia humana, social, comunitaria; en términos de cotidianidad. Ese nuevo movimiento que quiera rescatar al país debe, desde sus cimientos, lograr un indiscutible rendimiento político, social, económico y moral para que pueda ser efectivo.

*José Domingo Blanco, Periodista, Comunicador social, Conductor programa Puntos de Vista en La Nueva Mágica 99.1 FM.

Por: JOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO)
mingo.blanco@gmail.com
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EL UNIVERSAL
viernes 21 de febrero de 2014




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