Protesta costarricense..
■ Después de la protesta del gobierno de Costa Rica, la cadena Telesur informó que se había disculpado (en realidad suponemos que presentó excusas) por haber divulgado que en la provincia de Guanacaste había una base militar estadounidense que contaba con cerca de 13.000 oficiales y soldados, cientos de barcos de guerra y decenas de helicópteros militares. Todo falso.
La noticia fue divulgada el día de las elecciones presidenciales costarricenses y en ello no cabe la casualidad. Basta, para comenzar, con dar un vistazo a los análisis y opiniones que difunde ese medio que se define como “la señal informativa de América Latina” y que recibe decisivo, por no decir exclusivo, financiamiento del gobierno venezolano.
Según lo que allí reiteradamente se ha sostenido, lo que ha estado en juego en esas elecciones, como en las de El Salvador y, antes, en las de Honduras, no ha sido la expresión libre de la voluntad de los ciudadanos de esos países, sino la injerencia de intereses foráneos asociados a poderes locales.
En la práctica de la política exterior venezolana de los últimos quince años ese credo se ha manifestado una y otra vez.
Por una parte, al propiciar prácticas que restan respeto y protección al libre y transparente ejercicio electoral; por la otra, al acumular numerosas protestas, desde 1999, por dichos y hechos injerencistas del gobierno venezolano en otros países, lo que considera necesario y permisible.
Los electores de Costa Rica llevaron a segunda vuelta a dos candidatos moderados: Johnny Araya por el oficialista Partido de Liberación Nacional y Luis Solís por el opositor Partido de Acción Ciudadana. En lejano tercer puesto quedó el izquierdista del Frente Amplio, José Villalta, a quien perjudicó que se le asociara al chavismo y al comunismo, según se lee en líneas de varios medios, incluido Telesur, valga resaltar.
La gravedad de la situación económica venezolana y los rasgos cada vez más autoritarios del gobierno no lo hacen un modelo con el que conviene identificarse para ganar elecciones.
La ausencia de Chávez y la merma de petrodólares deben haber disminuido la intensidad de la injerencia en procesos electorales ajenos. Pero no su necesidad. Sigue siendo importante mantener y aumentar la presencia de gobiernos afines que, cercanías antiliberales aparte, impidan que se abran grietas en el cerco con el que se amuralla el gobierno venezolano.
Costa Rica ha sido un importante objetivo en esta estrategia.
Todo un desafío, tratándose de un país de tradición democrática, fuertemente institucionalista y sin fuerzas armadas, parte del tratado de libre comercio que Centroamérica y República Dominicana mantienen con Estados Unidos, candidato a sumarse a la Alianza del Pacífico con México, Colombia, Perú y Chile, a la vez que país sede de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La antítesis total.
Por: Redacción
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Caracas, domingo 09 de febrero, 2014
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