Hay accionar y evitar que
suene la alarma…
■ En Venezuela hay la sensación de un debilitamiento de la unidad democrática.
El liderazgo alrededor de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha puesto en peligro el interés colectivo de los opositores al gobierno, porque los jefes de los partidos políticos y de las demás organizaciones que la integran, se encuentran batallando contra la inactividad de sus estructuras políticas y en qué hacer o cómo hacer para fortalecerlas o sustituirlas por estructuras más dinámicas, más operativas y con mayor formación ideológica y política. Lo están pensando en silencio, pero le temen a los enfrentamientos internos. Mientras esto sucede, la MUD está soportando todo el peso de las indecisiones de las organizaciones que la suscriben, toda la carga del choque de las corrientes internas y todo el mal que le acarrea sostener a unos opositores sin hacer oposición.
Encender la alarma es prevenir, alertar, advertir. La alerta no es para crear zozobra, angustia o para desesperarse, pero cuando la alarma suena es porque algo malo se acerca o está por suceder. Las organizaciones que integran la MUD deben hablarle al país con la tranquilidad y mesura del caso. Cada organización política está en el deber de acomodar sus cuadros políticos, de reorientar su filosofía o de reformular su acción programática y de reorganizar su estructura política. Es sano que las bases de los partidos hablen y propongan las correcciones en sus organizaciones, porque las estructuras es necesario oxigenarlas para los relanzamientos políticos como los que se deben producir en nuestro país en los próximos meses. Ahora, la alerta es para que las tareas internas de los partidos no se confundan con las tareas que debe cumplir la Mesa de la Unidad Democrática.
En la MUD está la unidad, está la mitad de un país. Ella merece el mayor respeto y consideración de todos los opositores venezolanos; incluso, del propio gobierno. Lo que no es sano es que la MUD se quede muda. Es necesario que ella haga su propia reingeniería, no como un partido político, porque ella no lo es, sino como una estructura supra partido, un senado donde se aborden los problemas del país y se tomen las decisiones políticas de carácter general, respetando las diferencias entre cada uno de sus miembros, pero aceptando lo acordado por mayoría. No debemos olvidar que la MUD le ha permitido a la oposición venezolana avanzar en una lucha que no le ha sido fácil a los opositores, y ahora que ella necesita hacer oposición, los opositores no podemos abandonarla, dejarla sola, porque su debilidad haría sonar las alarmas, tal como muchos tienen la sensación. Sería un suicidio colectivo.
Debemos entender que la necesaria reorganización y reorientación política de los partidos de oposición, permitirá no sólo el fortalecimiento de cada uno de ellos, sino que al mismo tiempo le inyectará fuerza y vigor a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Sino se hacen las correcciones en los partidos, la MUD seguirá cargando con los errores o con la inactividad de los demás. Tanto los partidos, como la MUD, necesitan remozarse, actualizar su estrategia a las circunstancias, proteger sus bienes (la unidad y la tarjeta única) y mirar hacia el futuro, pensando que la lucha es larga, sin desaprovechar las oportunidades que le brinda el adversario o los logros que se alcanzan en momentos cuando se acelera la marcha y se consiguen los objetivos que se desean. Hoy, a los opositores les preocupa la vocería de su liderazgo y sobre eso es conveniente señalar lo siguiente: cuando la ramificación de la estructura política fortalece la base de la estructura, permite y canaliza la mejor comunicación como es el cara a cara, el persona a persona. El contacto personal es la base del liderazgo y eso es lo que hay que accionar para evitar que suene la alarma. ¡Manos a la obra!
Por: Lenín Valero
(Periodista)
Politica | Opinión
leninvalero1@hotmail.com
@valeromarquez
Valera, viernes 31 de enero del 2014
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