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Thursday, November 21, 2024
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MIGRACIÓN: Duermen en las aceras para irse del país



Oleada: El portal MeQuieroIr.com ha duplicado su número de visitas desde el 2 de enero de este año. El pico proviene de Venezuela.

El consulado de Irlanda procesa al día 125
tramites para estudiar en ese país


 

Migración, inseguridad y busqueda de oportunidades están entre las motivaciones.

Hector Rodríguez: Los números dicen que la migración de jóvenes venezolanos es un mito.

Jóvenes hacen guardias por más de una semana a las puertas del consulado de Irlanda para legalizar papeles.

El deseo de lograr la autonomía incrementa la diáspora de jóvenes profesionales en busca de mejores oportunidades.

Con varios empleos algunos logran independizarse. Abandonar el nido familiar antes de los 30 años para asumir las responsabilidades de un rumbo propio es un acto heroico digno de optimistas.

Domingo. 8:00 pm. Un grupo de más de 150 personas se reunió por segunda vez en el día en las escaleras de la Torre Clement, donde funciona el Consulado Honorario de Irlanda, justo frente al Ministerio de Vivienda en El Rosal. Están ahí porque necesitan el aval consular que certifique que están tramitando estudios en el exterior y que les permita solicitar el cupo de divisas estudiantiles en Cadivi.

La semana pasada, las largas colas ocasionaron que los trabajadores de las otras oficinas del edificio reclamaran por el caos que se había creado en las instalaciones. Ante la posibilidad de que el consulado no los atienda por el desorden, los mismos jóvenes decidieron organizarse. Improvisaron un registro en el que todos deben anotarse; y todos los días -incluso los fines de semana-, a una hora convenida, pasan lista para asegurarse de que están presentes. El que no esté, es tachado y debe empezar desde cero.

Para evitar que alguien que no conozca este sistema llegue muy temprano al lugar y, al no encontrar a nadie, piense que es el primero en la cola, han decidido armar grupos para pernoctar en el edificio y garantizar que se mantenga el orden que han establecido.

Irlanda, que ofrece cursos de inglés económicos y la posibilidad de estudiar y trabajar al mismo tiempo, entró en la lista de destinos demandados por los jóvenes venezolanos a los que la inseguridad, y la búsqueda de nuevas oportunidades, está expulsando de Venezuela.

Efrén Valles, de 23 años de edad, llegó el miércoles pasado a Caracas. Vino de Barquisimeto junto a 3 primos que también quieren irse a estudiar a Irlanda. Aunque existe la posibilidad de enviar sus papeles al consulado por correo, Valles prefirió hacerlo personalmente. Su curso empieza el 10 de marzo y teme que se pierdan los papeles y no le dé tiempo comenzar de nuevo.

“Congelé la universidad con expectativas de ir a aprender, inicialmente; pero evaluando la situación en la que estamos, si hay un mínimo de oportunidad de establecerme, me quedo. Sin lugar a dudas. La violencia nos está comiendo, la escasez es lamentable”.

Su posición es similar a la de Hildemar Morín: “Mi plan es estudiar las 44 semanas que pagué, ya el destino dirá. Yo siempre he dicho que quiero morir aquí, pero la situación me está haciendo cambiar mi percepción. Lo que le pasó a la actriz fue un llamado de atención, y encima en estos días secuestraron a la hermana de una amiga mía. Todos los días vives con una angustia”.

El consulado de Irlanda procesa al día 125 tramites para estudiar en ese país. La posibilidad de trabajar y estudiar motiva a los jóvenes a emigrar a Irlanda.

Aumento de la demanda:

El consulado solo presta servicios a los estudiantes de 10:00 am a 12:00 m. En esas dos horas, atienden a 25 personas y cada una de ellas puede llevar 5 trámites diferentes.

En total, 125 personas solicitan el apostillado de sus documentos por día. La atención se queda corta estos días.

Gisela Padilla, asistente del consulado, explica que la oficina consular funciona junto con una consultoría jurídica, por lo que tienen poco espacio. “Tenemos ciertas limitaciones como consulado honorario, nuestra función principal es ayudar a los irlandeses que están en Venezuela.

Sin embargo, al existir el control de cambio, Cadivi pide el sellado de las cartas que mandan de las escuelas en Europa y eso es lo que hacemos aquí”. Corroboran los datos de los estudiantes y esperan a que la embajada de Irlanda en México apruebe el sellado. Esto puede tomar hasta 10 días hábiles.

“Desde hace dos años y medio, aproximadamente, Irlanda se ha convertido en un destino muy solicitado para ir a estudiar, pero desde mediados del año pasado se ha profundizado”, indica Padilla.

Ángel Cordero, de 28 años de edad, es licenciado en Estudios Internacionales y se sintió atraído por Irlanda por las facilidades que ofrece. “La idea es irme, hacer un curso de un año y de paso conocer nuevas culturas, conocer Europa. Me decidí por este país porque no exigen visa y porque te permiten trabajar mientras estudias, esa es una ayuda económica importante”.

“Desde hace dos años y medio, aproximadamente, Irlanda se ha convertido en un destino muy solicitado para ir a estudiar, pero desde mediados del año pasado se ha profundizado”.

Oleada migratoria:

El portal MeQuieroIr.com ha duplicado su número de visitas desde el 2 de enero de este año. De 60.000 visitas al día pasaron a 120.000. El pico proviene de Venezuela. Esther Bermúdez, directora de la página web, encuentra que las razones de migración siguen siendo las mismas a las de años pasados: “La inseguridad está a la cabeza. Las personas buscan calidad de vida, hay una profunda preocupación por la familia”.

Los destinos, sin embargo, han cambiado. Un trabajador del consulado de Perú que prefirió no ser identificado, indicó que ese país es solicitado por los venezolanos que quieren hacer dinero en el exterior. “Pueden entrar con la cédula de identidad y permanecer por 90 días. Van, estudian el mercado y, si les conviene quedarse, cambian su estatus migratorio allá directamente”.

Las Cifras:

521.620 venezolanos residían en el exterior para 2010, según cifras del Banco Mundial recopiladas en el informe La emigración desde Venezuela durante la última década.

78% de los jóvenes venezolanos quieren quedarse en el país, según la II Encuesta Nacional de la Juventud presentada el año pasado por el Ministerio de la Juventud.

Hector Rodríguez “es un mito”:

El viceministro del Área Social sostiene que las cifras de quienes se marchan al extranjero no superan las de otros países de América Latina. Agrega que los que se van a estudiar regresan.

Hay que ver si eso es cierto. Yo no siento que la mayoría de los jóvenes se quiera ir del país. Los números sobre migración me dicen que no. El porcentaje no es mayor que el de América Latina y la mayoría de los jóvenes que se está yendo a estudiar después regresa. Creo que la migración es un mito. Lo responsable es empezar a trabajar sobre datos sinceros.

Los chamos tienen derecho a ir a una discoteca y tomarse una cerveza, a hacer el amor y a regresar a su casa en paz. Hay que construir esos espacios para que se den en paz, en libertad y con amor. Planteamos un sistema de festivales, con música, cine y teatro; un sistema de retos en Matemática, Física y Química; eventos deportivos. Mientras les des una oferta distinta, el ocio no será ocupado por la droga o por la violencia.

Los esfuerzos de Alejandro Armas por independizarse implicaron salir de la zona de confort para asumir dificultades | Foto: Leonardo Guzmán.

Varios empleos:

Para muchos venezolanos, abandonar el nido familiar antes de los 30 años para asumir las responsabilidades de un rumbo propio es un acto heroico digno de optimistas. Los que logran la autonomía de alcanzar la vida de adultos luchan por mantener su estatus frente a las adversidades económicas.

Alejandro Armas vive solo en Caracas desde los 17 años de edad. Comenzó viviendo en una pensión y, luego, con unos primos en un apartamento compartido. Al cumplir los 25 sintió que era el momento de encontrar su propio espacio.

“El paso que te lleva a independizarse es tocar suelo, entender que tienes que generar tu mundo, ver qué tienes para hacerlo y si no tienes nada, salir a buscar las herramientas porque si no te quedas estancado”, asegura Armas.

Para pagar los 4.000 bolívares mensuales de alquiler de habitación en San Bernardino, y cancelar el resto de sus gastos, escribe obras de teatro, actúa y anima en fiestas, con lo que le permite llegar a un ingreso promedio de 6.000 bolívares.

En un país cuya inflación aumenta cada día, el temor al fracaso por tener que volver a la situación de dependencia puede generar una situación frustrante y de incertidumbre, señala Armas.

“Los jóvenes tenemos una depresión gigante porque es como estar en medio de una tormenta. A veces he pensado regresar con mis primos, es difícil costear las cosas tú solo como está el país”, afirma. Los esfuerzos por independizarse implicaron salir de la zona de confort para asumir un camino cargado de dificultades. Con el fin de superarse más rápidamente, Armas optó por una beca y estudió dos carreras simultáneas, mientras trabajaba como asistente en uno de los institutos.

El psicólogo Juan Carlos Carreño apunta que el nivel educativo es uno de los grandes indicadores que condicionan las probabilidades de movilidad social, seguido por otros elementos, como las políticas públicas en materia de salario mínimo y la situación de la familia.

“El Estado debe garantizar que si vienes de un espacio sin independencia y tienes educación, puedas obtener estabilidad de forma temprana; que haya empleo y que el salario de entrada te permita pensar en independencia”, explica Carreño.

Que el joven esté orientado a alcanzar objetivos en su vida también suma probabilidades de que desarrolle oficios que le permitan comenzar una vida autónoma.

Deivis Materano, de 26 años de edad, cuenta que trabaja desde los 15 años, cuando comenzó como ayudante en una grúa familiar.

“Siempre dije que antes de los 30 tendría carro, casa y familia. A mi corta edad puedo decir que lo logré, pero sacrificando muchas cosas. He pedido dinero prestado, tengo que contar con las utilidades, las bonificaciones, los repuestos que vendo, los viajes que hago con el camión y las asesorías”, menciona.

Resiliencia:

Mabel Mundó, especialista en políticas públicas educativas en jóvenes, cree que los cambios políticos y sociales a partir de 2007 con las manifestaciones estudiantiles y la crisis mundial impulsaron a una parte de la generación actual de jóvenes a descartar la migración y ser resilientes, es decir, afrontar las adversidades del momento.

“Los chamos como yo se están yendo. Te ves súper abajo cuando hablas con ellos y ves que ganan un sueldo que les permite costearse un piso tipo estudio, comer bien y todavía les queda algo”, dice Armas.

LosTestimonios:

María González. 27 años de edad. “Es un proceso arduo que requiere mucha fuerza. Tienes que poner en una balanza lo que quieres lograr y el sacrificio que necesita. Para pagar la inicial del apartamento tuve que suprimir cosas como ir al cine, comprar un par de zapatos e irme de viaje a la playa porque los sueldos de profesionales jóvenes no dan para independizarse de la noche a la mañana. Implica ahorrar cada centavo”.

Daniela León. 27 años de edad. “Hace años mis padres compraron una casa multifamiliar, con la visión de que cada una de sus hijas tuviera una casa segura. Viendo cómo iban las cosas sabían que nos iba a ser imposible comprar una vivienda. Además de nuestros trabajos formales, mi esposo y yo tenemos nuestro propio negocio”.

“Es frustrante llevar una vida agitada, todo el día trabajando y que no te alcance el dinero para nada, ni para pagar los giros del crédito de un apartamento”.

Cuesta arriba independizarse antes de los 30:

En Venezuela, ser adulto no siempre implica autonomía. Llegar a los 30 años de edad y vivir aún en casa de los padres se ha convertido en un fenómeno común, lo que ha hecho que se prolongue el período de la juventud.

A Lorena Velásquez su trabajo como profesora en un colegio privado no le permite acceder a una vivienda o a un vehículo. A los 26 años de edad y con un título de magister en puertas ve lejanas las posibilidades de emprender un rumbo propio. “Más ahorro y más sube todo. Tal vez lo logre en unos cinco años, pensando en buscar otro empleo que no se vincule con la docencia porque los ingresos están por debajo de lo normal”, afirma la joven en un contexto de país que en los últimos nueve meses ha acumulado una inflación de 38,7%.

“Es frustrante llevar una vida agitada, todo el día trabajando y que no te alcance el dinero para nada, ni para pagar los giros del crédito de un apartamento”, dice Juan Francisco Arias, de 25 años de edad.

Durante el anuncio de la segunda encuesta nacional que emprenderá el Ministerio de la Juventud en enero, el director general Xoan Noya informó que el estudio abarcará un grupo de 10.000 personas de 12 a 35 años de edad, un rango mucho mayor del establecido por las Naciones Unidas, que ubica a los jóvenes entre los 15 y 24 años.

Oportunidad demográfica:

Una investigación de la ONG Centro de Investigación Social titulada La relación de dependencia en Venezuela. Su heterogeneidad estructural, realizada por Andrés Zambrano y publicada por la página web Venescopio, señala que la población entre 15 y 64 años de edad, que constituye el grueso de la población según datos del INE, creará bienestar económico “siempre y cuando la sociedad sea capaz de generar empleos de calidad en cantidad suficiente para aprovechar el potencial productivo de la población en edad de trabajar”.

De acuerdo con el informe del Instituto Nacional de Estadísticas de septiembre, la población desocupada en agosto fue de 1.133.674 personas, equivalente a 8% de los venezolanos, y el problema se ha incrementado precisamente entre quienes tienen de 15 a 24 años de edad.

Mabel Mundó, especialista en políticas públicas en educación en jóvenes, señala que el modelo social ha variado con el tiempo debido a la amplitud de las oportunidades de estudio y a los obstáculos en la incorporación del individuo a la economía.

Hasta la década de los ochenta, por ejemplo, un joven con bachillerato completo podía optar por una profesión a los 18 años de edad. Ahora la situación es distinta: la estructura económica exige cada vez más estudios, lo que obliga a alargar los ciclos de vida y retrasa la incorporación del individuo a la vida independiente, explica Mundó.

El acceso precario a la educación diversificada —en muchos casos por falta de planteles y de cursos de capacitación de gran cobertura—, dificulta responder a esa formación especializada que se le demanda al venezolano, indica la coordinadora de la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes en el municipio Sucre, Gloria Perdomo.

Perdomo destaca el escaso apoyo que existe para formar técnicos a corto plazo o para facilitar el acceso a programas de pasantías que permitan la inserción en el campo laboral más rápidamente.

En busca de oportunidades:

La migración de jóvenes profesionales es una de las consecuencias de esta situación, señalan las especialistas. Miguel Prieto, de 28 años de edad, vive desde hace tres años en Londres, donde ha logrado independizarse. Considera que el actual modelo social y económico obliga a dedicar varios años a los estudios, sin contar con facilidades para trabajar e ir avanzando económicamente desde una edad más temprana.

“Mi problema era que el dinero me rindiera. Salí del país con la aspiración de comprar una casa y un carro, y la verdad es que en Europa no es imprescindible. Pero estoy contento. El sueldo me alcanza para pagar todos mis gastos, vivir alquilado en un apartamento compartido, viajar en vacaciones y ahorrar. En Venezuela no me alcanzaría para la vida que llevo aquí en Londres”, cuenta Prieto.

El salario mínimo, que a partir del primero de noviembre llegará a los 2.973 bolívares, cubre únicamente la comida. Las más recientes cifras del INE indican que la canasta alimentaria normativa cerró en agosto en 2.915 bolívares. Esa cantidad no alcanza para pagar, por ejemplo, el alquiler de un apartamento de una habitación en Parque Central cuyo precio puede ascender a 10.000 bolívares mensuales.

Dayana Medina, de 24 años de edad y licenciada en Comunicaciones Publicitarias, tiene dos trabajos de medio tiempo –en un restaurante y en un gimnasio– y los fines de semana hace de niñera para mantener su independencia en Estados Unidos, donde vive desde hace un año.

“Es difícil. Hay que trabajar duro para tener seguro de vida y pagar los impuestos. Al comienzo mi hermano me ayudaba, pero ahora estoy viviendo alquilada, puedo pagar mi comida y el resto de mis gastos. He logrado cosas aquí que no podía alcanzar sola en Venezuela”, relata.

Las cifras:

12 y 35 años es la edad de quienes serán consultados en la Primera Encuesta para la Juventud

15 y 24 años es la edad en la que se concentra el desempleo joven en Venezuela, de acuerdo con el INE


Por: Mária Emilia Jorge M.
mjorge@el-nacional.com
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lunes 27 de enero, 2014