Tiempos de cambio
■ El encuentro entre el presidente Nicolás Maduro y los alcaldes y gobernadores opositores, realizado la semana pasada, es, como ya lo han comentado en otros espacios de opinión, el hecho político más importante en Venezuela durante 2013, después del fallecimiento de Hugo Chávez.
En medio de tantas dificultades por las cuales atraviesa el país, y luego de un intenso año de pugnacidad política, fuimos testigos de lo que muchos hemos venido reclamando desde hace mucho tiempo: el inicio de un proceso de diálogo que conduzca no a la renuncia de las posiciones de cada sector, sino, en principio, al reconocimiento mutuo entre gobierno y oposición, como punto de partida para poder abrir paso a un nuevo momento en nuestra historia contemporánea.
Pese al pesimismo razonable de algunos, y al deseo que tienen otros de que esta iniciativa termine en el fracaso, prefiero apostar por el optimismo, y por la certeza de que tanto en el gobierno como en la oposición existe claridad sobre las dimensiones de la crisis, y sobre la conveniencia de explorar zonas de acuerdo para que Venezuela derrote la inflación, se encamine por el sendero de la productividad, reduzca la dependencia de las importaciones, derrote la pobreza, mejore la calidad del empleo, doblegue la inseguridad, supere las graves carencias que aún muestra el sector salud, y fortalezca su educación .
Este pequeño pero importante paso en un largo camino que debemos transitar como nación puede llevarnos a que por fin veamos que exista coordinación entre los tres niveles de gobierno, independientemente de la corriente política a la cual pertenezcan el presidente, el alcalde o el gobernador. Si existe el reconocimiento y el respeto mutuo ello se traducirá en una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, un aprovechamiento óptimo de los dineros públicos y un crecimiento indiscutible del nivel del debate político, para concentrarlo fundamentalmente en los problemas que día a día enfrentamos y en sus soluciones.
Más allá del análisis que cada quien haga con respecto a este encuentro celebrado en Miraflores, es indudable que tanto el presidente Maduro como los alcaldes y gobernadores le dieron una bocanada de aire fresco al enrarecido clima político. Bien por todos. Pero no es suficiente.
Es apenas un paso, y falta ahora construir una agenda común y darles continuidad a las acciones que hemos visto en los últimos días, por ejemplo, el punto final a la intervención en Mercabar, en Barquisimeto. Es, fundamentalmente, una cuestión de voluntad política, la cual, salvo prueba en contrario, existe tanto en el gobierno como en los representantes de la oposición que asistieron a la reunión de Miraflores.
Los extremos podrán hacer todo el ruido que quieran, pero la mayoría de los venezolanos prefiere un entendimiento, que no implique la claudicación de posturas principistas en ninguno de los bloques, a una permanente confrontación, que además de infructífera termina siendo un factor de agravamiento de los problemas del país. Los alcaldes y gobernadores de oposición expusieron sus puntos de vista, hicieron duras críticas, pero actuaron en consistencia con sus posturas políticas. Igualmente el presidente Maduro supo escuchar esas críticas, y apenas reaccionó en tono duro frente a la intervención de un alcalde que, pese a sus palabras, no puso en peligro este primer puente de los muchos que son necesarios tender en Venezuela.
Feliz Navidad. Es mi deseo para todos mis lectores y para todo el pueblo venezolano. Ojalá que al momento de ser publicada esta nota podamos celebrar algunas decisiones que contribuyan a afianzar la esperanza.
Amnistía, medidas de gracia, indultos o cualquier otra decisión parecida son de las acciones que engrandecen a los gobiernos en estos días navideños.
Por: VLADIMIR VILLEGAS
vvillegas@gmail.com
@vladivillegas
Política | Opinión
EL NACIONAL
Martes 24 de diciembre 2013
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