La compleja problemática que
enfrentan todos los alcaldes
■ Uno de los elementos que muestran a flor de piel el deterioro material y espiritual de nuestra amada Venezuela es el basurero en que está sumido todo el territorio nacional.
No hay ciudad donde, en menor o mayor grado, no se aprecie un incremento de desechos sólidos y líquidos en las calles, veredas y avenidas, tanto de zonas residenciales populares o de la clase media como en zonas comerciales e industriales o mixtas.
El tema de la basura fue uno de los elementos dominantes en la agenda de buena parte de las campañas locales que acabamos de tener.
Es un drama que se vive por igual en los grandes asentamientos humanos, como en las pequeñas comunidades rurales de todo el país.
El problema está presente en municipios gobernados hasta el 8 de diciembre, por alcaldes rojos o por alcaldes democráticos. En efecto, ciudades como Caracas (Libertador), Maracay, Valencia, Barcelona, Cumaná y Maturín gobernados por dirigentes del PSUV han estado abarrotadas de desechos. Lo mismo les ocurre a municipios democráticos como Baruta, Petare, Maracaibo, Mérida o San Cristóbal.
¿Qué ha pasado con la gestión de los gobiernos locales de todos los signos, que perdieron el control sobre el manejo de las basuras?
Las causas de esa crisis son diversas.
En primer lugar hay que destacar la ausencia de un plan nacional de manejo de desechos sólidos y peligrosos. Un tema estudiado por la administración nacional desde la década de los ochenta del siglo pasado, al cual el gobierno revolucionario no le dio importancia.
Luego de una década de indiferencia frente a la agenda ambiental, retomaron el tema de la basura. Dictaron una ley de desechos sólidos en la que se consagró un programa de descentralización de los rellenos sanitarios para los gobiernos regionales, previa adecuación a estándares internacionales de los actuales vertederos, o construcción de nuevos centros de disposición final de los desechos.
Vencido el lapso de adecuación entró en vigencia la transferencia de la competencia a los gobiernos estatales sin que el nacional hubiese cumplido con la obligación legal de su adecuación.
Hoy todos los gobiernos estadales tienen una competencia para la cual carecen de financiamiento, ello augura mayores dificultades para los nuevos gobiernos municipales, que tendrán igualmente que encarar esta compleja problemática con una severa limitación de recursos financieros.
En segundo lugar hay que destacar que el deterioro en el proceso de recolección se ha producido básicamente por las siguientes razones:
a.-) Incremento de carencias educativas en la población en cuanto al manejo y la disposición de sus desechos.
b.-) Caída real de los ingresos de los municipios.
c.-) Obsolescencia de los equipos que hacen la limpieza, recolección y transporte de los desechos.
d.-) Nueva legislación laboral reductora de la jornada laboral, lo cual disminuyó el número de horas de trabajo y, por lo tanto, las jornadas de recolección y limpieza.
e.-) El control de cambio. Ello ha producido una disminución grave de la oferta de repuestos y equipos en el mercado nacional, y ha dificultado el acceso a divisas para su importación.
f.-) La cultura de los servicios gratuitos. Nuestra gente no acepta pagar una tasa adecuada por los servicios. El socialismo del siglo XXI ha creado una cultura de que todo es gratis, y de que el Estado puede regalarlo todo. Esto ha hecho que los ingresos de los municipios por tasa de aseo urbano hayan caído a los niveles más bajos en medio siglo.
g.-) La confrontación política. Lamentablemente, el Ejecutivo nacional con su estrategia de hegemonización y polarización ha eliminado toda cooperación con los municipios dirigidos por líderes no afines a su corriente política. Ello ha significado no cooperar con el cobro y entrega oportuna de la recaudación de las tasas a través del sistema de facturación y pago de otros servicios públicos, como la energía eléctrica. La confrontación, en algunos casos como el de Mérida, llegó al extremo de paralizar los equipos de recolección con medidas absurdas, y organizar activistas políticos para regar la basura almacenada por calles y avenidas.
h.-) La sistemática devaluación del bolívar ha sido otro factor que ha afectado a los municipios, pues sus ingresos han disminuido hasta el punto de no contar con los fondos para atender este tipo de servicios básicos.
A esa compleja problemática se enfrentan todos los alcaldes recién elegidos. Debería ser la materia prioritaria en la gestión de todos, pero más aún para las autoridades nacionales, que deberían colocarla como la primera en un programa de cooperación con todos los municipios. Se trata de tomar la serie de elementos que he citado como causales de la crisis y definir un conjunto de políticas públicas para que esta Venezuela nuestra deje de ser un basurero por donde quiera que uno se mueva.