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Wednesday, November 20, 2024
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RAÚL I. VALLENILLA: No me quiero ir…



No me quiero ir, casablanca

Diciembre va a ser duro, pero ni
les cuento lo que será enero
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Creo que el título de este artículo ha sido mi slogan de vida por los últimos 28 años y ha ido escalando en intensidad a medida que avanzo en la vida.

En los últimos 4 años me lo he repetido cada vez más veces; Pero en los últimos tres días básicamente lo he tenido que repetir cada hora.

Los saqueos, la persecución continua, la verdadera guerra económica contra la prosperidad, la destrucción galopante y la ausencia de construcción dificultan la convicción, y eso es sin mencionar los secuestros, robos y violencia generalizada que tenemos como parte del día a día.

Siento, y no estoy solo, que me están botando de mi país. Si no estoy dispuesto a delinquir, a vestirme de rojo, a arrodillarme ante la memoria de una verruga o peor aún ante un bigote, entonces este país no es mío. Más allá de estar asqueado por un conversación en un restaurante – cabe destacar sobre una situación que conocemos y vivimos hace más de 7 años, porque ni Cadivi ni el guiso es nuevo – estoy asqueado porque este país está a la merced de una cuerda de bárbaros entrenados que no piensan sino aprovechan. Yo pensé que comerse un cable era figurativo, pero el pueblo cansado y con hambre que roba una tienda de electrodomésticos me hace dudar si la frase siempre ha sido real. O es que la situación es tan grave que un cable, literalmente hablando, es a lo que aspiramos.

Yo estudio y trabajo todos los días por obtener las herramientas para crear, para salir adelante y tener algo que puede ver y sentirme orgulloso de lo que trabajé. Prefiero ese sentimiento a engañarme creyendo que soy Frank Abagnale Jr. porque pasé unas tarjetas por un punto falso, o me robé unos electrodomésticos. Este gobierno se ha encargado de crear un ambiente donde solo sobreviven los extremos, el MUY rico o el MUY pobre, ambos sorpresivamente con las dádivas del estado.

Lamento los saqueos a la gente honesta, en verdad lamento los saqueos y punto. He leído que en otros países cuando hay usura el estado interviene con instituciones, no con ciudadanos alborotados que buscan algo que vender en páginas de Internet por el mismo precio que les parecía “Facista” en la tienda. Asumo que ahora el socialismo es que todos podemos vender los productos al mismo precio, a pesar de que no sean nuestros. Tal vez ese es el significado del famoso XXI.

Diciembre va a ser duro, pero ni les cuento lo que será enero. Solo me queda pensar en que las oportunidades para nosotros los jóvenes cada vez son menos. El fin de semana no solo saquearon electrodomésticos, también saquearon el futuro. ¿Será que la historia nos premiará a los que nos quedamos? Bueno no lo sé, lo que si se es que cada vez se cierra más la brecha entre una repetición y la otra.


Por: Raúl I. Vallenilla
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Caracas, domingo 17 de noviembre, 2013