Maduro al igual que Hitler
extermina la disidencia
Cuando analizamos los hechos históricos de finales de siglos XIX y XX sin duda el marxismo cala en el ánimo de una sociedad paupérrima hambrienta de cambios y marca generaciones. En Rusia el zar Nicolás II, aburrido de tanto poder, gozaba de la nada envidiable fama de sanguinario, además de acumular derrotas militares y económicas.
Las condiciones estaban dadas para la insurgencia de la revolución burguesa y el movimiento bolchevique en octubre de 1917. En la década de los veinte irrumpe en la escena del manejo germano Adolfo Hitler quien con el tiempo, de hecho, elabora un manual para mantenerse en el poder. Su libro Mi Lucha pasa a formar parte del texto en la cabecera de dictadores, como también de ambiciosos personalistas quienes obtienen la victoria con el óvalo comicial.
En la Alemania de los treinta, el prusiano asciende al poder por los votos. Luego de estos comicios convence al vetusto presidente Paul von Hindenburg de disolver el parlamento para convocar nuevas elecciones.
“La voluntad del Führer ha quedado establecida totalmente, los votos ya no importan más. Solo el Füher decide. Esto ha sucedido más rápidamente de lo que esperábamos”.
Joseph Goebbels.
En escalada policial y de terrorismo judicial Hitler disminuye el número de disidentes legislativos para obtener las dos terceras partes exigidas. Desaparición de diputados o sus familiares se convierten en vicisitudes de habitual accidente o encargo hamponil. Así elimina 81 diputados, pero no es suficiente.
Cuando tales excesos no logran su meta, modifican abruptamente el reglamento de debates rebajando el quórum y la mayoría requerida, violentando el estado derecho ante la ausencia de la bancada comunista quienes habían roto el quórum.
Una vez lograda la tan ansiada habilitante, Hitler se distancia de los poderes públicos representando él y solo él al estado. A capricho cambia inclusive la Constitución nacional. Lo que se inició con instrucciones ilícitas sobre el estatuto de argumentaciones, seguido de intimidación por montoneros sobre personas del SA milicia del NSDAP, partido nacionalsocialista alemán; siguió con la II Guerra Mundial y la aniquilación de más de 50 millones de personas.
A pesar de la derrota militar definitiva sufrida en el litoral belga, el resumen esmerado por el austriaco-germano ha sido aplicado por gobernantes inescrupulosos en América Latina como Fidel Castro de Cuba, Daniel Ortega de Nicaragua, Hugo Chávez de Venezuela, Alberto Fujimori de Perú y ahora el impopular Nicolás Maduro, entre otros actuales y una decena de aspirantes.
El mandatario venezolano sabe que más temprano que tarde se alejará de la autoridad común consecuencia de su divorcio con los gobernados. Una acelerada espiral inflacionaria, pérdida de la capacidad adquisitiva del signo monetario, desabastecimiento de productos básicos de la dieta de los venezolanos, junto a disipadas posiciones de trabajo, corrupción y hampa desatada, amenazan con una implosión social. Para el jerarca urge una vía de sometimiento del hombre de a pie.
Al igual que Hitler requería del 14% de los diputados, Maduro necesita de una mayoría que pende de un legislador. La oposición, consciente de su responsabilidad, de manera unida, rechaza el instrumento nomotético pretendido y no conviene con los oficialistas. La MUD interpreta cabalmente los peligros que corre la democracia.
El inquilino de Miraflores, junto a la Fiscal General de la República y en concierto con el Tribunal Supremo de Justicia, acosa los asambleístas a quienes indican delitos privados prescritos, con penas desproporcionadas al intentar convertirlos en criminales para recluirlos en prisión o apoyen la ordenanza.
Ante la ley habilitante que espera el ejecutivo nacional es expresa el diputado opositor Héctor Mata: “Las mafias en el gobierno tienen absoluto control del manejo de las divisas, de las colocaciones bancarias, la contratación de pólizas de seguro de organismos públicos y la contratación de obras públicas, algo que nos obliga a formalizar con urgencia el planteamiento de una depuración institucional”. “La ley habilitante que propone Maduro sólo le dará más poder a corruptos”, puntualiza.
Al igual que Hitler, Maduro pretende exterminar la disidencia en la nación a través de reclusiones forzosas para erigirse como el Führer venezolano. No permitas que ello suceda.
*Manuel Corao, Director de Venenoticias.
Por: Manuel Corao
Politica | Opinión
El Nuevo Herald
miércoles 13 de noviembre, 2013
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