A Maduro hay que frenarlo…
Este país no puede seguir en esta habladera de paja, estos insultos, estas amenazas, estas provocaciones aquí y allá, minimizada ante un mundo harto de esta imagen lastimosa y ridícula, de mal gusto.
Esta conducta barata, desproporcionada, alevosa, no tendría justificación siendo el Presidente más votado, más respetado, más admirado, menos cuando tiene una impugnación encima sin resolver y una partida de nacimiento sin enseñar, que lo coloca en dos posiciones frágiles y adversas, porque ambas reflejan el poquísimo respeto que tiene a las Leyes y al pueblo venezolano.
Y cada vez está más desaforado. El extremo cuidado de la oposición por la Constitución, le ha dado “rienda suelta” a su chabacaneria y sus desatinos.
Maduro no se atreve a caer en un “careo” sobre su partida de nacimiento, es el único tema que no toca porque no tiene cómo justicarlo. Ataca aquí y alla, a Estados Unidos, a Obama, acusa, miente.
“¿Vieron la prepotencia de la gringa cuando salió con una mueca? Una mueca y al final ella dijo que sí, prácticamente dijo que era verdad todo lo que yo había dicho“; subrayó que los norteamericanos sabían que el Gobierno nacional tenía en su poder pruebas que los involucraban en una presunta conspiración. “Ellos saben que nosotros tenemos las pruebas y si ella (Keiderling) salía con que era mentira, se las íbamos a sacar todas”.
La norteamericana lo negó todo. Pero no enseñó nada.
Fanfarronea contra Obama amenazándolo. En el momento que el Imperio está detenido en su más crucial coyuntura política, paralizado, amenaza puño en alto, desubicado “porque si se le ocurre hacer el ridículo, él lo enfrentará en cualquier terreno”
Y comienza a bajar el crudo… Ésa es la respuesta a la morisqueta. Y hasta se comienza a mencionar a Canadá para suplir el crudo…
Los ocho millones de venezolanos que votaron contra él son su objetivo en cada discurso, o los insulta, o los acusa, o utiliza la manipulación más errática y perversa enfrentándolos contra los que aún cree hechizados por una revolución que se tambalea ante una realidad devastadora de división, odio, anarquía, corrupción y muerte. Nunca como hoy cuando encadena y ofende, ultraja y difama, ha estado Venezuela en situación más desastrosa.
Cuando uno lo ve, pendenciero y desesperadito, con un momificado José vIcente Rangel y los mismos rostros de siempre, entiende porque no existe Globovisión. Siente el vacío y la soledad. En esa imagen de complicidad y mentira.
“Yo me siento muy feliz de haber nacido en Caracas la cuna de Bolívar, de ser venezolano, chavista, bolivariano revolucionario”, aseguró ojeroso e inseguro ayer.
Y no. Así no. ¿Por qué tenemos que creerle? Una larga lista de responsables inmersos en este engaño histórico, son hoy acusados por millones de hombres y mujeres que no tienen que decir públicamente que son venezolanos. Pero que cumplen con la Ley. Qué hacen colas para sacar sus documentos, para poder cursar registros y comprobantes., desde que nacen y hasta que mueren.
Y que están además, contenidos… porque lo que queremos es llenar las calles, cédula en mano, porque ya basta.
Por: Isa Dobles
@IsaOropeza
Politica | Opinión
Sabado 5 de Octubre del 2013
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