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OPPENHEIMER: Conflictos desintegran la región



La dramática historia de la Guerra del Pacífico (1879-1883) y de sus consecuencias para Bolivia.
La dramática historia de la Guerra del Pacífico (1879-1883) y de sus consecuencias para Bolivia.

Las ambiciones territoriales
en latinoamerica

 

A pesar de las constantes cumbres presidenciales que proclaman una nueva era de hermandad e integración latinoamericana, en las últimas semanas se ha producido una escalada de conflictos fronterizos que debería hacer sonar alarmas en todas partes.

A juzgar por lo que me dicen diplomáticos estadounidenses, europeos y latinoamericanos, la intensificación de viejas disputas fronterizas no sólo está provocando un aumento de gastos militares en la región, sino que además está obstaculizando negociaciones económicas con Estados Unidos y Europa.

Es muy difícil negociar acuerdos con los diferentes bloques comerciales latinoamericanos cuando muchos de sus integrantes se niegan a sentarse en la misma mesa que sus vecinos con los que tienen disputas territoriales, señalan los diplomáticos.

Entre las varias disputas fronterizas que se han intensifican en las últimas semanas:

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, hablando el 18 de septiembre a bordo de un buque de guerra que patrullaba el Archipiélago de San Andrés en aguas reclamadas por Nicaragua, dijo que la última demanda planteada por Nicaragua contra Colombia en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya es “improcedente, inamistosa e infundada”.

Santos, que ha dicho que Colombia no aceptará un dictamen reciente de la Corte de La Haya que entregaría a Nicaragua 30,000 millas cuadradas de aguas potencialmente ricas en petróleo, acusa al presidente nicaragüense Daniel Ortega de tener propósitos “expansionistas”.

Todo indica que el tema será planteado en las Naciones Unidas esta semana. Colombia, Panamá, Costa Rica y Jamaica han dicho que entregarán una carta conjunta al Secretario General de la ONU Ban Ki-moon durante la Asamblea General, denunciando las ambiciones territoriales de Nicaragua.

El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, no solo está disputando espacios marítimos con Colombia y Panamá, sino también está inmerso en un conflicto con Costa Rica en torno a tierras ribereñas del río San Juan en su frontera común.

El conflicto entre Nicaragua y Costa Rica ha subido de tono en las últimas semanas luego de que el presidente de Nicaragua pronunció un discurso lleno de frases incoherentes ante el ejército de su país, aparentemente insinuando que Nicaragua podría presentar una demanda ante la CIJ para reclamar la provincia costarricense de Guanacaste.

La presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, respondió con una fuerte declaración el 15 de agosto, calificando a Nicaragua de “país adversario”. Chinchilla ya había acusado a Ortega antes de “invadir” parte de su país hace dos años, y de tener “pretensiones absurdas” sobre su territorio.

Bolivia presentó hace pocos meses una demanda contra Chile ante la CIJ para obtener una vía de acceso con soberanía al océano Pacífico a través de lo que es actualmente el norte de Chile. Ambos países no tienen relaciones diplomáticas plenas, y los enfrentamientos verbales entre sus presidentes han subido de tono en los últimos meses.

Perú, que llevó ante la CIJ su disputa con Chile sobre el espacio marítimo entre ambos países en el 2008, está esperando un dictamen de la corte antes de fin de año.

Los funcionarios estadounidenses señalan que, por ejemplo, cuando tratan de negociar acuerdos económicos con el Sistema de Integración Centroamericano, el bloque económico de Centroamérica, muchas veces las conversaciones se dificultan porque los presidentes de Nicaragua y Costa Rica se niegan a sentarse en la misma mesa, o asistir a una reunión en el país vecino.

Cuando le pregunté si a Estados Unidos le preocupa esta escalada de disputas fronterizas, Roberta Jacobson, la principal encargada de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado, me dijo que aunque su país no se involucra en estos conflictos, “siempre es preocupante cuando tus socios y aliados de este hemisferio tienen relaciones tensas entre ellos. Eso complica la cooperación”.

Los diplomáticos europeos, a su vez, se quejan de que la suspensión de Paraguay del Mercosur, el bloque económico de Sudamérica, y la disputa entre Paraguay y Venezuela sobre los procedimientos para ser miembro pleno de ese grupo, han dificultado el avance de las negociaciones de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur.

El Secretario General de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, me dijo la semana pasada en una entrevista que “esto está siendo un problema, porque a ningún interlocutor extra-continental le conviene tener una negociación cuando no están presentes todos los que deberían quedar obligados por esa negociación”.

Mi opinión: Independientemente de quién tenga razón en estas disputas fronterizas, es hora de separarlas de las negociaciones regionales y globales. Las disputas fronterizas deberían ser sometidas a una cuarentena diplomática, como si fueran animales con enfermedades contagiosas.

En momentos en que las economías latinoamericanas se están desacelerando por el enfriamiento de los precios de las materias primas y otros factores externos, es absurdo que los países demoren su muy necesaria integración económica regional, y con el resto del mundo, por estas viejas disputas territoriales.

Por: Andrés Oppenheimer
aoppenheimer@MiamiHerald.com
Politica | Opinión
@oppenheimera