Asalto y “audaces” atracos
al periodismo libre…
La verdad es que a los abusos del fallecido Chávez contra la libertad de expresión y el desaforado uso que hizo durante casi tres lustros de los medios, los suyos y los ajenos, el madurismo, no satisfecho con esas desmesuras, ha agregado un nuevo toque de despotismo comunicacional.
Este fin de semana en Talcual Andrés Cañizález señaló, con su habitual sagacidad, buena parte de ellos. No obstante, queremos hacer énfasis en que estos crecientes atentados contra los inalienables derechos de la palabra disidente, crítica, libre, se generan en la descomunal ineficiencia del régimen para lograr unos medios oficiales capaces de alcanzar un mínimo de contundencia comunicativa.
Se han montado televisoras, radios y periódicos gobierneros en escala nunca vista y éstos no sirven para nada, tienen audiencias deplorables, como lo muestra el rating televisivo y otras mediciones.
El Correo del Orinoco, diario oficial nacional del Gobierno, es prácticamente clandestino y televisoras como ANTV o Vive TV, solo deben verla el personal de la planta y algún familiar de los figurantes…
Es esa incapacidad la que genera las abominables cadenas con que se atropella sin clemencia a los venezolanos. Ahora efervescentes con la presencia incesante del verbo deshilvanado y reiterativo de Maduro, quien necesita convencer a los venezolanos que de verdad es el sucesor del finado.
Y que han llegado al abuso mayor de trasmitir encadenados dos noticieros diarios, mañana y noche, que tienen la osadía de llamarse de la verdad, hecho por un gobierno que inventa todos los días algún novelón descocado sobre golpes, magnicidios, invasiones, saboteos y otras especies que siempre se deshacen en el aire y a las cuales nadie les para, por repetidas y truculentas, y que guarda macizos silencios sobre los aterradores y muy reales problemas que están derruyendo al país.
Igualmente, como no se confía en la palabra propia ¬esa jerga agresiva, repetitiva ad nauseam, populachera y cursilona¬ y en los medios propios para difundirla, se intenta callar la palabra de los otros con la amenaza, la invasión financiera, el discurso mediatizado. A mí no me oirán pero a ti tampoco porque te callas, pareciera ser la consigna.
En estos días Maduro decía que una televisora, entre otros maléficos agentes, era parte de la conspiración contra la revolución. ¿Cuál será, a estas alturas, después que Globovisión se ha convertido en un canal modosito y equilibrado? Paranoia pura o inercia verborreica.
Otra justificación continua para el atropello es que los medios “derechistas” no han registrado, por ejemplo, la presencia de Eduardo Galeano en el país, como no recogen las proezas del gobierno de calle cuando inaugura cualquier ambulatorio en algún remoto paraje.
Maduro, Galeano es un escritor de tercera o de quinta, que no despierta ninguna avidez periodística. Como no la suscitan tus supuestas proezas gubernamentales si se comparan con los índices de inflación, de escasez, de corrupción o de inseguridad.
Y, por último, es parte de las reglas del juego político que la oposición no cante las hazañas del régimen, cuando las hubiese, que no suele ser el caso. Como que los medios oficiales callen los logros opositores.
Tú te imaginas a José Vicente Rangel o a Vea celebrando algún sesudo criterio de la Mesa de la Unidad. Son tics de la democracia que, claro, tú ignoras.
Por: Teodoro Petkoff
Fernando Rodríguez
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Diario TalCual