Régimen socialista busca
acercamiento con el FMI
En una muestra del grave estado de las finanzas públicas venezolanas, el régimen de Nicolás Maduro ha emprendido lo que hasta hace poco era impensable: un acercamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que incluye conversaciones exploratorias sobre lo que el país sudamericano debe hacer para obtener nuevas líneas de financiamiento, dijo una fuente familiarizada con la situación.
Pero las conversaciones, iniciadas por los funcionarios designados a la titánica tarea de lidiar con la aguda crisis de liquidez, no son vistas con buenos ojos por grandes sectores del chavismo, y los esfuerzos de acercarse a uno de los organismo más emblemáticos del capitalismo están generando grandes fricciones entre los conductores del Socialismo del Siglo XXI, dijo la fuente.
“Sí hay un acercamiento significativo. Hay gente en Venezuela que está trabajando en eso ahorita”, dijo la fuente que habló bajo condición de anonimato.
“Se han sostenido conversaciones con representantes del FMI, pero la situación interna es bien tensa porque hay una lucha [dentro del chavismo] sobre cuál es el camino a tomar. Hay bandos que no creen en el Fondo y no quieren que se acerquen al Fondo. Y eso está generando unas tensiones importantes internamente”, agregó.
Funcionarios del gobierno venezolano no estuvieron disponibles para conversar con El Nuevo Herald.
Quienes se oponen a una normalización de las relaciones entre Venezuela y el organismo multilateral están mirando la crisis con una óptica política y no económica, más interesados en frenar cualquier repercusión en términos de descontento de la crisis que en buscarle una verdadera solución.
“Es por ello, que este grupo, donde incluso se encuentra situado el propio Maduro, está centrado en esbozar planes para algún estado de excepción, con acusaciones que buscan atribuirle a la oposición lo que está pasando, para justificar esas medidas”, dijo la fuente.
Es entendible que existan tensiones dentro del chavismo en torno al acercamiento con el FMI. Un eventual acuerdo con el organismo multilateral representaría entrar en sintonía con la agrupación que el chavismo ha denunciando como el máximo exponente de todos los males del planeta.
“Un pacto de Venezuela con el Fondo Monetario Internacional significaría el fin de la Revolución Socialista Bolivariana. Sería la renuncia de todas las banderas esenciales que ellos han mantenido por 15 años”, afirmó el analista Gustavo Coronel, residente en Estados Unidos.
“La única explicación posible, por la que lo estarían haciendo ahora, es que se han quedado sin otras alternativas”, sostuvo.
Esas alternativas, al menos en los últimos tiempos, tienen un nombre: el financiamiento chino.
El que el gobierno esté ahora tocando a las puertas al FMI es muestra de la renuencia mostrada por Pekín a seguir financiando al régimen venezolano después del fallecimiento del presidente Hugo Chávez.
El gobierno chino lleva ya varios meses brindando señales de que desea reconsiderar su posición en Venezuela, en medio de las quejas del país asiático de que Caracas ha estado incumpliendo con los compromisos obtenidos y la percepción de un mayor riesgo de invertir en la nación sudamericana tras la muerte de Chávez.
En el centro de esa renuencia están las preocupaciones de que Pekín podría ya haberse sobreextendido en Venezuela en términos financieros, tras haber desembolsado más de $40,000 millones en distintos proyectos, algunos de los cuales dan señales de no estar avanzando.
“La gran alternativa que ellos tenían que era China, y el país asiático está muy dudoso sobre la sensatez de seguirle suministrando fondos a un gobierno que ellos ven que se está desmoronando”, explicó Coronel.
“A lo que se exponen es a la llegada de un nuevo gobierno que pudiese retar, e incluso ignorar los convenios hechos hasta ahora entre Venezuela y China porque hay muchos aspectos ilegales en esos convenios”, afirmó.
Con China dando señales de retirarse de la ecuación, el gobierno bolivariano no está encontrando más opción que acudir al sistema financiero internacional, y eso significa regularizar sus relaciones con el FMI, añadió Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la firma de Asesores Inter American Trends.
Esa regularización es particularmente necesaria en vista a la decisión previamente tomada por Chávez de retirar a Venezuela del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), entidad perteneciente al Banco Mundial que brinda ciertas garantías a las instituciones financieras de que sus inversiones en el extranjero serán respetadas.
“La decisión de Venezuela de salirse del CIADI es una de las piedras de tranca más difíciles para ellos, porque ellos se la dieron de guapos y apoyados, al decir que no iban a reconocer más intermediación internacional, porque sólo respetan las autoridades internas del país, y esa es una decisión que ahora les está saliendo cara”, dijo De La Cruz.
El director de la firma de asesores con sede en Washington dijo que la crisis de liquidez del gobierno bolivariano es “insostenible” y que el régimen llevaba varios meses tratando de convencer a los chinos que aportara nuevos préstamos.
El que no haya logrado conseguir ese financiamiento y la profundidad de la crisis de liquidez puede verse, entre otras cosas, en la aguda escasez de dólares para financiar las importaciones y la subsiguiente escasez de productos y acelerada inflación que registra el país, resaltó.
La falta de dólares también es visible en las tres devaluaciones que han ejecutado en menos de un año el régimen de Maduro, al tiempo que el tipo de cambio paralelo – cuya mención es ilegal en Venezuela – se ha disparado desde el nivel de 9 bolívares por dólar en que se encontraba hace un año a los actuales $42.96 por unidad, reportados en el sitio de internet Dolartoday.com
“Andan buscando dinero fresco. No tienen dinero, entonces lo que hace el fondo es un aval que permite que bancos internacionales le presten dinero. Ellos lo que estarían buscando de alguna manera”, expresó De La Cruz.
El financiamiento es urgente porque el modelo económico del chavismo –una incoherente amalgama de políticas populistas diseñadas para ejercer control sobre los venezolanos y promover la confrontación ideológica- parece haber llegado a su punto de quiebra ante el pronosticado fin del auge petrolero, la destrucción del aparato productivo y el inmenso peso de sus obligaciones externas.
Analistas han estado pronosticando que el momento decisivo para la economía venezolana se produciría este año, debido a que los altos precios del petróleo estaban dando señales de ser insuficientes para alimentar la voracidad de la revolución bolivariana.
“Los economistas hemos venido advirtiendo sobre esos desbalances enormes desde hace mucho tiempo, pero resulta que el precio del petróleo ha estado subiendo con una tasa superior a la de nuestra inflación y eso hacía que se escondiesen los desbalances. Estaban allí, estaban presentes, pero el ciudadano de a pie no los sentía”, comentó recientemente Angel García Banchs, director de la firma Econométrica.
“Cuando los precios del petróleo dejan de crecer, los desbalances que continuaban acumulándose desde hacía mucho tiempo comienzan a dejarse sentir. Es ahí cuando vienen los ajustes de cinturón, de producción, del consumo, de las importaciones, estancamiento con inflación, con escasez”, agregó García Banchs.
Por: Antonio Maria Delgado
adelgado@elnuevoherald.com
@DelgadoAntonioM
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