“La muerte lenta
del chavismo..”
“Acabaron con los reales y se echaron a reír, pero les puede salir el tiro por la culata. Maracaibo ha dado tanto que debiera de tener carreteras a granel con morocotas de canto”. El arreglo musical de estas estrofas forma parte de una expresión popular, gaita del Zulia, enraizada hoy por hoy en el corazón de todos los venezolanos.
La gaita llevó al conocimiento de otros pueblos en este estado occidental la fe religiosa, el folclore y costumbres de sus lejanos vecinos. Es así como los lugareños de la costa oriental sabían de los gustos culinarios de los marabinos y los de Santa Bárbara se enteraban de la existencia del tapete goajiro.
Con el tiempo este sonado canto se convertiría en la mejor vía para protestar los males comunes. Más de un político se abochornaría al llamado de atención que en prosa formulaban sus gobernados a través del himno popular “La Grey Zuliana”, alabanza que en la voz de Ricardo Aguirre junto al conjunto Saladillo en 1968 se convirtió en el primer juicio de calzada. Las acciones y personeros públicos debían ser tolerantes.
Luego vendrían los rapaces militares aquella madrugada del mes de febrero del 92. La meta es someter al disidente. Para lograr ello era necesario evitar la clarinada que la gaita social, esa la de protesta política significa para los venezolanos. Prohíben la protesta y persiguen sus compositores.
Ningún otro gobierno obtuvo tantos ingresos por igual periodo de mandato proporcionalmente como el de Hugo Chávez. El barinés y Maduro, actual mandador, implementaron como política de estado la destrucción de la economía no gubernamental del país.
La empresa privada, institución que aportaba el 80 por ciento de la mano de obra permanente, fue focalizada por la unión de partidos de extrema izquierda como los distribuidores de dinero directos a través de las jornadas de trabajo. Estos militantes aspiraban sustituir a los empresarios y es por ello que implementan a través de la expropiación del aparato productivo nacional el empobrecimiento de la nación para obligar a los trabajadores a mendigar hasta sus más íntimas necesidades ante el mandatario de turno o sus intermediarios convertidos en comisarios políticos ubicados estratégicamente en la geografía regional.
En los cálculos hechos, con el ingreso fiscal bastaba, pero la corrupción, ineficiencia, indolencia e impunidad desequilibraron las finanzas hasta llegar al extremo que sentencia el economista Maxim Ross hace escasos días: “Este gobierno de Maduro se gastó todo lo que había en bolívares y dólares”.
La situación monetaria es de tal magnitud que la FAO, organismo de las Naciones Unidas, en su último informe, indicó que los locales durante el mes de agosto habían disminuido la capacidad de conseguir alimentos en un 50%, esto en relación con el mes inmediato anterior. Los índices son julio 5.8 y agosto 2.4. De esta manera y sin darse cuenta continúan todos el andar hacia la crítica pobreza.
En recientes declaraciones formuladas, Mauricio Tancredi, presidente de Consecomercio, da fe de lo lamentable de la situación social: “Una combinación de escasez con una inflación altísima es muy grave, particularmente en esta época del año”. Recordó que este fenómeno en el sector de los alimentos es el más dañino: “Hemos tenido que estirar nuestros inventarios para poder atender las necesidades del cliente”. Según la FAO, la nación sudamericana del norte enfrenta la inflación más alta en cuanto a insumos vitales en Latinoamérica, 30.3%.
El gobierno en su afán por solucionar la producción de nutrientes esenciales para el ser humano, internamente, exhorta a la iniciativa particular para poner en marcha el parque industrial del país. A quienes pide son los mismos que Chávez dejó desamparados, sin dinero ni justicia.
Maduro ahora pretende embaucar a los empresarios colombianos al comprarles sin tener divisas 600 millones de dólares en comida que a la larga tendrán que pagar los descendientes de Guaicaipuro como si fueran preciosas esmeraldas.
La situación dentro del gobierno y sus seguidores es compleja, pero si nubarrones existen en ese lado, no es menos preocupante lo que observamos en la oposición. Grupos adversos alzan la voz exigiendo contundentes acciones de calle aun a riesgo de vida.
También hay quienes no se limitan en sus críticas y acusan al dirigente Henrique Capriles de tener pactos con el gobierno comunista y hasta lo tildan de “oposicionista gobiernero”.
La situación se enrarece cada vez más, muchos están convencidos que electoralmente no habrá salida. Ojo, hay que luchar por la unidad y descartar la anarquía.
Muy próximo está poner en práctica el coro de la Grey Zuliana, y emulando al monumental de la gaita vociferar cual himno nacional: “Madre mía, si el gobierno no ayuda al pueblo zuliano tendré que meter la mano y mandarlo para el infierno”, con o sin Capriles.
*Manuel Corao, Director de Venenoticias.
Por: Manuel Corao
Politica | Opinión
El Nuevo Herald
sabado 14 de septiembre, 2013
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