La democracia, sus leyes
y códigos de vida..
Este mes de septiembre, pero de 1987, se cumple otro año de haber interpuesto mi recurso de Amparo constitucional a la libertad de expresión ante los Tribunales, que fue declarado con lugar y que marcó una pauta de especial trascendencia para la sociedad y la justicia venezolana.
Yo trabajaba en Radio Suave, en La Florida, en un programa mañanero llamado “Botón de Arranque” – nombre sugerido por mi entrañable compañero de mi presencia radial Oswaldo Yépez que de inmediato se hizo popular.
Gobernaba Acción Democrática en la persona de Jaime Lusinchi y por supuesto, desde el programa luchábamos contra la presión de partido y gobierno con lo que era en ese momento un capítulo tenebroso que ocupaba la atención y la crítica colectiva como resultaba la relación Lusinchi–Ibáñez.
“Botón de Arranque” no escapó a la presión y fue sacado del aire.
La medida restituyó el programa sin limitaciones de ninguna especie pero no pudo concretarse porque se nos negó el acceso al juez y a mí.
Por esas exigencias del recurso de Amparo constitucional que se referían a los artº 49 y 66 de la Constitución, los jueces competentes tenían que cumplir las medidas para restablecer inmediatamente los derechos de las personas de usar la fuerza pública de conformidad al articulo21 en concordancia del articulo Sexto de la ley orgánica del poder judicial.
No se justificaba un sistema de derecho en el que un juez dictara una sentencia y no se pudiera cumplir. Ese sería el “acabose” del orden constitucional.
Esa mañana convertimos en realidad el artº 66 de la Constitución. Hasta ese momento era un concepto abstracto, el Poder Judicial se resteó tras el esfuerzo vigoroso de mi abogado, René Molina Galicia y jueces conscientes de su enorme responsabilidad.
Por primera vez el artículo se definió como un artículo de trabajo, esto fue trascendente, la Justicia colocaba las cosas en su lugar.
La Constitución no se puede violar. Los poderes públicos, los poderes defendiéndose para poder defender la democracia.
Ese juez demostró que la justicia no era letra muerta. Al final de todos los caminos hay un juez. De su transparencia, de sus decisiones, dependerá siempre la seguridad, hasta la vida de los ciudadanos.
La Justicia no puede ser correcta porque lo diga el gobierno. Y cualquier sombra siniestra sobre ese juez que tiene en sus manos el destino de un ser humano, pesará sobre la conciencia de aquellos que maniobren sobre sus decisiones.
Ese recurso de Amparo constitucional no lo conocen los que hoy no quieren entender la gravísima condición vulnerable y manoseada de nuestra Justicia.
La democracia, siempre perfectible, está obligada por sus leyes y códigos de vida, a resaltar sus energías renovadoras para el bienestar y la seguridad de la gente.
Hace 25 años la Justicia se resteó con la democracia.
No fue fácil. Pero había en todos los que enfrentábamos el abuso de poder, una gran ilusión por vencer ese áspero camino de la opresión, de la oscuridad que significa la violación de la Constitución. Ganamos ese derecho, hicimos real, vivo, el derecho a la libertad de expresión. ¿Qué nos detiene hoy?
Por: Isa Dobles
@IsaOropeza
Politica | Opinión
Sabado 07 Septiembre del 2013
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