“Con el pretexto de luchar
contra la corrupción..”
Lo que busca Nicolás Maduro es acabar con la oposición venezolana, al tiempo que intenta lavar un poco la cara profundamente delictiva de su régimen.
Maduro anunció la pasada semana que iba a solicitar una emergencia “constitucional” y “nacional” para luchar contra la corrupción y “poderes especiales” para llevar a cabo una reforma de las leyes que castigan este tipo de delito.
No estaría mal que Maduro se dedicara a enfrentar la corrupción, si esa fuera su verdadera intención. Tampoco es secreto, ni algo nuevo, que el problema se ha extendido y profundizado en Venezuela.
La revista The Economist ha destacado como importantes funcionarios del régimen bolivariano desde hace años le roban al erario.
The Economist señala, por ejemplo, que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) creó empresas fantasmas para simular exportaciones, con el objetivo de que algunos funcionarios, aliados con algunos empresarios, robaran una cifra que solo el año pasado pudo rondar los $20,000 millones, un tercio del total de fondos.
Lo que llama la atención es que los datos fueron suministrados no por la oposición venezolana, sino por la presidenta del Banco Central de Venezuela (BCV), Edmée Betancourt.
¿Cuál fue la reacción de Maduro? Destituir a Betancourt. A dedo la nombró y a dedo la quitó.
A Betancourt se le vincula con escándalos de corrupción cuando fue presidenta del Banco Nacional de Desarrollo, pero esto no impidió el nombramiento, por parte de Maduro. Lo que sí no toleró el mandatario fue que señalará la corrupción imperante en Cadivi.
Es cierto que la lucha contra la corrupción ha provocado algunas bajas entre las filas del chavismo. El gobierno ha anunciado el encarcelamiento de funcionarios fiscales e incluso se ha actuado contra dirigentes chavistas como Luis Enrique Gallardo, hasta el año pasado gobernador del estado Guárico.
Sin embargo, los principales beneficiados de la corrupción, quienes están más metidos en “el negocio”, hasta el momento se encuentran a salvo. Y el primer nombre que sale a relucir siempre, cuando se toca el tema, es el de Diosdado Cabello, presidente de la AN, de quien se afirma que ha acumulado una gran fortuna. Pero Cabello no está en las listas de los acusados sino en las filas de los acusadores.
El gobierno bolivariano anunció una investigación a miembros del partido de Capriles, Primero Justicia (PJ), luego de denuncias de eludir el pago de impuestos y legitimación de capitales presentadas por diputados socialistas en la AN.
A finales del mes pasado se le retiró la inmunidad al diputado opositor Richard Mardo para que fuera investigado de delitos de defraudación tributaria y legitimación de capitales. El oficialismo ha acusado a Mardo, quien se ha declarado inocente, de incurrir en hechos de corrupción, a pesar de que el diputado nunca ha manejado fondos públicos desde que fue electo en el 2010.
Las autoridades ordenaron el 7 de agosto la detención y el allanamiento de la vivienda de Oscar López, director de despacho de la gobernación del estado central de Miranda, que dirige Capriles.
Las autoridades no han informado sobre el proceso iniciado contra López, quien aún no ha sido detenido.
El régimen poschavista dio un paso más el miércoles 14 de agosto.
Cabello calificó a Capriles de “asesino” y “fascista”, y aseguró que el líder opositor está “inmerso en la mayor corrupción”.
La mayoría chavista en la Asamblea acusó al partido de Capriles de financiarse de forma ilegal y practicar el narcotráfico, la prostitución y la trata de blancas.
El oficialismo también acusó a Óscar López, al que calificó como “el zar de las finanzas de Primero Justicia”, de liderar una red de prostitución con la anuencia de Capriles. Dijeron que mostrarían fotos que supuestamente probaban las acusaciones.
Sin embargo, los chavistas han cancelado en dos ocasiones la presentación de las pruebas de supuesta trata de blancas y prostitución ante el Ministerio Público.
Lo que sí hicieron ese día en la Asamblea fue aumentar el tono soez y la vulgaridad.
Un diputado oficialista cuestionó la orientación sexual de Capriles y de López.
Las fotos que alardearon mostrarían se redujeron a dos fotografías de López. En una de ellas estaba vestido de mujer. En otra abrazaba a otro hombre.
Durante la sesión legislativa, el diputado oficialista Pedro Carreño lanzó este comentario dirigido a Capriles: “Responde, homosexual, acepta el reto, mari… acepta el reto. Hay que ser serio”.
Carreño además invocó un supuesto expediente policial donde Capriles habría sido sorprendido realizando “sexo oral” en un espacio público en el 2000.
La aparente lucha contra la corrupción se ha trasladado a los intentos de destruir la reputación personal de los adversarios políticos.
En Venezuela se asiste en la actualidad no a una radicalización del proceso, desde el punto de vista ideológico, sino a la mentira y la represión en aumento.
Por: Alejandro Armengol
Politica | Opinión
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